En los tiempos más brillantes de su carrera cinematográfica, cuando 'Guardías y ladrones' y 'Primera comunión', el gran actor Aldo Fabrizzi fue reconocido en plena calle de Roma por unas niñas. Y una le pidió un beso. Y le llamó 'tío Aldo'. Era una niña rubisa, de unos siete años, con una azul mirada transparente. El actor la levantó en sus brazos, le dio un beso y dijo a un amigo que le acompañaba: "Me van bien las cosas. Más que bien. Con este premio no contaba".