Edward Arnold, el buen actor de cine norteamericano, acabó haciendo un tipo que se repetia a lo largo de las peliculas: el hombre adinerado, blando en casa y duro en el trabajo. Casi siempre el mismo tipo. Un dia alguien le preguntó qué tenia entre manos a lo que el respondió: "Dos peliculas. Acaban de ofrecermelas". Papeles interesantes le espetaron a lo que dijo: "No he leido los guiones pero lo más probable es que siga haciendo de Edward Arnold"