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CRITICA
Por: PACO CASADO
En 1307, en plena época del Sacro Imperio Romano Germánico, se esta deshaciendo, cuando las naciones europeas rivalizan ferozmente por la supremacía y los ambiciosos austriacos, deseosos de tener más tierras, invaden Suiza, una nación pacífica y tranquila y oprimen a sus habitantes, por orden del tirano rey Alberto de Austria de la casa de la Hasburgo.
Entre sus gentes aparece un héroe, un tal Guillermo Tell, que dejo las armas tras su vuelta de las Cruzadas, está casado con una musulmana y tiene un hijo, Walter, que ha superado ya la adolescencia.
Pero ante la invasión de los austriacos se ve obligado a empuñar su arma preferida, la ballesta, y está dispuesto de nuevo a luchar contra la opresión y usarla en lugar de para cazar.
Las tropas el rey austriaco avanzan en los territorios suizos conquistando e imponiendo impuestos y leyes a cumplir como hacer genuflexión ante un yelmo situado en lo alto un poste como señal de obediencia o de lo contrario son arrestados.
Esa norma no es cumplida por Guillermo Tell, todo un maestro de armas, especialista en la ballesta, que como todo el mundo sabe de esta historia es obligado por el gobernador Gessler a disparar contra una manzana situada en la cabeza de su hijo.
Si falla le da muerte a su propio hijo o de lo contrario va a la cárcel en compañía de la princesa Bertha de Habsburgo.
Es una historia que está narrada de una manera muy poco clara y tan sólo tiene el interés o la emoción de la anécdota mencionada y cuya solución final todo el mundo conoce.
Se alarga innecesariamente el metraje y tampoco tiene actores que sean muy conocidos.
Da la impresión de tener un alto presupuesto pero no luce a la hora de ponerlo en imágenes, tanto en vestuario como en decorados que ambientan bien la época en la que se desarrolla la acción.
El guion de Nick Hamn se basa en los caracteres creados por Fredrich Schiler sobre la leyenda de Guillermo Tell que está considerado como un héroe nacional suizo, aunque no hay certeza de que existiera, sino que más bien se basa en la leyenda creada sobre él, por lo que hay muchos historiadores que lo consideran una figura ficticia.
A pesar de tener todos los elementos o buena parte de ellos para hacer una gran película sin embargo el director británico Mick Hamn, responsable de una veintena de títulos entre cine y series de televisión, no ha sabido amasarlos de la manera adecuada y se ha quedado en un término medio bajo, por lo que mucho nos tememos que pasará más bien desapercibido, ya que no le ha sacado partido ni siquiera al bello paisaje suizo.
Las batallas resultan pobres debido a un guion fallido en líneas generales.
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