Título:	AMOR SIN CONTROL
Tit. Orig.:	THANKS FOR SHARING
Nacionalidad:	EE.UU., 2012
Dirección:	STUART BLUMBERG
Guión:	STUART BLUMBERG, MATT WINSTON
Fotografía:	YARON ORBACH
Música	CHRISTOPHER LENNERTZ
Interpretes:	MARK RUFFALO, GWYNETH PALTROW, TIM ROBBINS, JOSH GAD, JOELY RICHARDSON, CAROL KANE, PATRICK FUGIT, ALECIA MOORE, EMLIY MEADE
Censura:	NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 12 AÑOS
Duración:	112 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

    Los americanos son muy aficionados a ir al psiquiatra, a asistir a reuniones de adictos a cualquier tipo de adicción, ya sean las drogas, el alcohol o el sexo, como las más corrientes, aunque hay muchas más.
 Por ello no es de extrañar que no sea la primera película en la que se tratan estos temas, como es el caso de 'Amor sin control' (2012) que nos llega con dos años de retraso. Lo que sí nos llama la atención es que no se tome demasiado a broma o a la ligera.
 A primera vista Adam, Mike y Neil tienen muy poco en común. Sin embargo todos están inscritos en una nueva terapia que promete curarlos de su adicción al sexo en tan solo doce pasos.
 Superando una a una las pruebas a las que son sometidos, su único apoyo serán los demás compañeros del programa que se convertirán en amigos fieles, para salir todos juntos del bache y recuperar sus vidas normales.
 Mike es un profesor del grupo, que también fue adicto, que superó su adicción hace ya mucho tiempo, pero tiene otros problemas, como el familiar con su hijo Danny, que no acaba de arreglar y que puede llegar a destruirlo si no cambia su actitud para con él.
 Adam es su segundo de abordo, lleva cinco años con las pruebas superadas y tiene miedo de comenzar una nueva relación pero puede que la recién iniciada con Phoebe llegue a buen término, si se comporta de una forma sincera con ella.
 Tiene a su cargo a Neil, un joven médico, que termina siendo expulsado del hospital por su enfermedad y su actitud con su jefa de departamento, algo que no sabe su madre. Tiene otros problemas como su obesidad y la costumbre de mentir a los compañeros de grupo, ya que no cumple las tareas que les imponen para llegar a curarse. Tal vez Dede, otra compañera adicta como él, logre encausarlo por el buen camino.
 El guion, bien construido, va entrelazando estas tres historias sobre las relaciones humanas de forma que se llevan bien, casi sin darnos cuenta que pasan de un protagonista a otro, de un problema al siguiente.
 Una comedia romántica en la que estos tres personajes, siendo tan diferentes, tienen un problema en común su adicción al sexo, aunque cada uno de ellos están en una fase distinta de la curación de su enfermedad.
 Todos ellos tendrán que dar lo mejor de si mismo para superar su situación, aunque les ponga en difícil aprieto antes sus seres queridos y gracias a la amistad que va surgiendo entre ellos se hacen solidarios y acuden a cualquier problema que se les presenta.
 Es una historia esperanzadora que nos ofrece un pequeño rayo de luz en la oscuridad del problema que aunque es dramático en si, sin embargo está tratado en algunos momentos como una comedia, incluso con algunos apuntes cómicos.
 Entre los actores destaca de forma brillante Tim Robbins que da serenidad a su personaje, Mark Ruffalo que siempre se entrega a sus personajes mientras y Josh Gad pone el tono cómico dentro del drama que lleva encima al quedarse sin trabajo, es el más flojo ya que exagera su papel en ocasiones.
 En la parte femenina bien Gwyneth Paltrow y Joely Richardson.
  Es el debut como director de Stuart Blumberg, autor de los guiones de 'La vecina de al lado' (2004) y 'Los chicos están bien' (2010), trabajo este último por el que fue nominado al Oscar, al Globo de oro y al Bafta, que hace una puesta en escena bastante correcta.

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 Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
 A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
 El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
 Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.