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LA CASA AL FINAL DE LA CURVA
INFORMACIÓN
Titulo original: Sharp Corner
Año Producción: 2024
Nacionalidad: Canadá
Duración: 110 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 16 años
Género: Drama
Director: Jason Buxton
Guión: Jason Buxton. Basado en una historia deRussell Wangersky
Fotografía: Guy Godfree
Música: Stephen McKeon
FECHA DE ESTRENO
España: 6 Junio 2025
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
DeaPlaneta


SINOPSIS

Josh, un padre de familia, presencia un brutal accidente de tráfico en la curva cerrada frente a su casa. El hecho genera una gran conmoción en el hombre, que empieza a desarrollar una obsesión enfermiza por salvar las vidas de víctimas de accidentes automovilísticos. Una peligrosa obsesión que le llevará a sobrepasar límites insospechados, poniendo en riesgo, incluso, el bienestar de su mujer e hijo...

INTÉRPRETES

BEN FOSTER, COBIE SMULDERS, GAVIN DREA, WILLIAM KOSOVIC, ALEXANDRA CASTILLO, REID PRICE, JULIA DYAN, JONATHANWATTON, BOB MANN, SAM VIGNEAUL, ANDREW SHAVER, DAN LETT, WAYNE BURNS

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NOTA DEL DIRECTOR...
   'La casa al final de la curva' se adentra en el mundo de Josh McCall, un hombre a todas luces normal que se deja llevar por el sentido de la responsabilidad hasta perderse por el camino. Josh parece tener la vida encarrilada: está felizmente casado, tiene un hijo y un trabajo estable. Pero aun sí, es como si algo le faltara. No consigue zafarse de una sensación de vacío constante.
  Todo cambia cuando varios coches se salen de la cerradísima curva que hay frente a su casa. Josh empieza a obsesionarse con salvar a las víctimas de los accidentes, viéndose como un héroe, y sus buenas intenciones acaban dando paso a una peligrosa fijación. Lo que empezó siendo un deseo de hacer el bien le lleva a actuar de formar desesperada, arriesgándolo todo, incluso el bienestar de su familia.
  Josh va perdiendo el contacto con la realidad, tejiendo un relato que resulta fascinante a la par que terrorífico, como si fuera Dante atravesando su oscuro bosque. El protagonista había sido un ciudadano de primera hasta la fecha, con sus estudios, su carrera y su familia. Pero ahora se encuentra perdido. Y aunque consigue ocultar esa apremiante sensación de desesperación bajo una apariencia de normalidad, poco a poco la oscuridad va ganando terreno. Como espectadores, acompañamos a Josh en su caída y vamos viendo cómo olvida sus valores. Con cada accidente, Josh va dejando que sus buenas intenciones se deterioren y den paso a un siniestro deseo de reconocimiento. La tensión va aumentando y cada accidente es como una bomba de relojería que podría estallar en cualquier momento. La mirada intensa y fija de la cámara refleja la curiosidad de un público que intenta entender el desequilibrio mental de Josh. ¿Podríamos decir que su reacción es normal vistas las circunstancias o acaso hay algo más en juego? La sensación de angustia impregna una historia que nos mantiene en vilo, intentando adivinar cómo reaccionará Josh ante lo que se le viene encima.
  'La casa al final de la curva' no es solo un thriller psicológico, sino también una oscura sátira que critica sutilmente la frágil naturaleza de la masculinidad actual. Hoy en día el poder y el control funcionan como indicadores del éxito y la historia de Josh sirve como advertencia al mostrar que este padre de familia convencional se convierte en un narcisista. Es un relato complejo e inquietante, que refleja la presión social que lleva a los hombres al límite.
  La película comparte el estilo visual de filmes como Parásitos, Nightcrawler y Joker para crear un mundo que resulta a la vez familiar y también perturbador. Al igual que en Blackbird, vuelvo a forzar a los espectadores a lidiar con la verdad incómoda de la situación. Pero en esta ocasión, los matices absurdos llevan la trama a otro nivel y crean una tensión que hace que sea complicado acertar por dónde va a tirar el protagonista hasta el desenlace.
  El guion se basa en un relato incluido en la colección Whirl Away de Russell Wangersky, que fue nominado a los premios Giller. La casa al final de la curva analiza cómo es ser un hombre en una sociedad en constante evolución. Se centra en la naturaleza de la heroicidad y se plantea si lo que hace Josh es una aberración o un producto de la sociedad actual. No es un juicio moral, solo un retrato realista de la caída lenta e inexorable de este hombre.
  La historia de Josh nos repugna y nos atrae a partes iguales. Es un reflejo de los impulsos más oscuros de nuestra sociedad actual. Como público, nos obliga a examinar nuestra participación en su derrumbe, preguntándonos qué significa esa morbosa fascinación con su decadencia moral.

LA PRODUCCIÓN...
  El productor Paul Barkin empezó a trabajar en La casa al final de la curva en 2018. Un colega de profesión leyó el borrador del último guion de Jason Buxton y pensó en presentárselo a Barkin, conociendo su inclinación por colaborar con directores-guionistas. El productor había visto Blackbird y quiso reunirse con Buxton para hablar de lo que quería hacer con esta película.
  A Barkin le llaman los personajes complejos y empáticos, por lo que enseguida le interesó la historia de este hombre que se esfuerza por darle sentido a su vida, rodeado de situaciones que nos resultan familiares si bien un tanto extremas. Empezaron hablando sobre cómo explorar la cuestión de la identidad y las dificultades que se le plantean a cualquier persona al llegar a la mediana edad, y Buxton comentó que su intención era crear una película moralmente compleja, impulsiva, tensa y evocadora. A Barkin le bastó eso para poner en marcha el proyecto y buscar financiación y distribución. «El guion de Buxton es muy especial. El relato en el que se basa su guion parte del llamado “complejo de héroe”, que el director ha sabido abordar desde un punto de vista muy personal, como una forma de escapar de la crisis de mediana edad», apunta Barkin. «La película plantea cuestiones morales complicadas. Y precisamente por eso me parecía que podía ser un filme muy original, y que atraería a un tipo de intérprete muy comprometido con el papel de Josh».
  Según iba avanzando la producción, el equipo se decantó por rodar en Nueva Escocia (Canadá). Buxton lleva casi toda su vida residiendo en una zona rural de la provincia, por lo que para él fue un honor ambientar La casa al final de la curva en un lugar que sentía tan suyo.
  Los nuevos incentivos fiscales que ofrecía Nueva Escocia también beneficiaron a la producción. Barkin y Buxton se asociaron con Marc Tetreault y Jason Levangie de Shut Up & Colour, una empresa de Halifax, que les brindaron una ayuda inestimable gracias a sus conocimientos locales. Esta colaboración fue clave para encontrar el equilibrio perfecto entre la visión creativa y los elementos más logísticos relacionados con cualquier rodaje. Con el equipo afianzado, los productores se volcaron en dar alas a La casa al final de la curva, que se convertiría en el primer proyecto de Telefilm National producido en Nueva Escocia en casi una década.
  Dar con la localización perfecta fue todo un reto. El equipo recorrió la zona de arriba abajo, a menudo a través de Google Earth ya que en 2020 tuvieron que recurrir a medios poco convencionales durante la pandemia. Buxton tenía muy claro que buscaba una correlación muy específica entre la casa de Josh y esa curva tan cerrada. «Ya que el 75 % del filme se desarrolla en esa localización, el equipo le dio prioridad a encontrar una curva, más que a dar con una casa que estuviera construida cerca de una curva. Al final dimos con la curva perfecta cerca de un matorral, que procedimos a alquilar y a limpiar antes de construir una especie de “casa piloto”, con una fachada realista y un interior funcional, sin necesidad de que los elementos mecánicos estuvieran instalados. Resultó ser la mejor opción desde el punto de vista creativo y práctico, ya que nos permitió trabajar mejor de lo que hubiéramos podido hacer de haber dado con una casa ya construida en una curva. Nos hemos ahorrado tener que construir decorados en un estudio para recrear la visión del director».
  La localización estaba a unos 30 minutos de Halifax, en un pequeño pueblo de pescadores llamado Terence Bay. La calzada era perfecta: atravesaba un bosque muy denso y tenía una curva de 90 grados muy cerrada que llevaba a una pequeña urbanización. El equipo pudo alquilar el matorral adyacente a través del Ministerio de Recursos Naturales de Nueva Escocia. «Hemos contado con la colaboración de varios ministerios y departamentos locales sin los que hubiera sido imposible que el filme saliera adelante», comenta Tetreault.
  La diseñadora de producción Jennifer Stewart tenía muy claro que la vivienda no sería únicamente un escenario, sino más bien un protagonista de La casa al final de la curva. Su presencia desempeñaría un papel principal, por lo que tenía que resultar intrigante desde el principio. No era una casa maldita, ni con fantasmas, pero sí tenía que resultar inquietante, como si estuviera constantemente observándolo todo.
  Stewart le presentó dos diseños al director Jason Buxton: una casa tradicional y acogedora y una vivienda con aires mid-century. Buxton eligió el diseño más moderno, con grandes ventanales y estética simple, porque se creaba una contraposición estética entre la casa y la curva cerrada exterior que insinuaba ese vínculo secreto entre ambas.
  En la primavera de 2023, un equipo de 40 personas pasó diez semanas limpiando el matorral y construyendo y decorando la casa antes de que empezara el rodaje. Hasta que la huelga del sindicato de actores SAG-AFTRA obligó a cambiar el calendario. El rodaje se pospuso hasta el otoño. Pero no hay mal que por bien no venga, puesto que Buxton y el director de fotografía Guy Godfree utilizaron esos meses inesperados para planificar al milímetro algunas de las tomas que hubieran tenido que hacer con prisa. «La huelga nos ha permitido aprovechar mejor el tiempo y al final hemos trabajado con un equipo increíble en otoño, que quizá no hubiera estado disponible en primavera», comenta Levangie. Asimismo, rodar en otoño le añadió una capa extra a la historia, que contribuyó a la estética del filme.
  Buxton y el galardonado director de fotografía diseñaron cada plano para crear una enorme sensación de desasosiego. «Sabemos que los accidentes pueden ocurrir en cualquier momento. Y el público también lo sabe. Por eso hemos ido alargando los planos para crear mayor tensión. También hemos dejado que la cámara se fijara en determinados comportamientos de Josh o en algunos objetos que luego utilizaría, para ir dando pistas al público. Así los espectadores se adelantan a los actos de Josh, es como si se les ocurriese a ellos antes que a él. La cámara se ha movido de forma independiente, sin estar atada a los movimientos de los actores», explica Buxton. «También nos hemos centrado mucho en el sonido, porque estamos en una zona que está en mitad del campo y es muy silenciosa, hasta que dejar de serlo. Eso nos ha dado mucho juego».

LOS HABITANTES DE LA CASA AL FINAL DE LA CURVA...
JOSH...
  Ben Foster es uno de los mejores actores estadounidenses de su generación, conocido por interpretar a personajes tercos y obstinados. Al ofrecerle el papel de Josh McCall, Buxton le brindó la oportunidad de probar algo nuevo y meterse en la piel de un macho beta que sueña con ser un alfa: «Josh es un tipo desgraciado, que se vuelca en agradar a todo el mundo. Quizá ni se haya dado cuenta de que actúa de esa manera, pero siempre está intentando encajar. Más adelante sí aparece su faceta más terca, cuando se deja llevar por esas oscuras obsesiones casi por sorpresa. A este tipo de personaje le cuesta más entender cómo conseguir sus propósitos porque parte de una disposición más pasiva y el camino es más rebuscado. El desarrollo del personaje de Josh es muy interesante y Ben ha mostrado un lado que hasta ahora era desconocido en él. Nunca ha interpretado un papel como este».
  Ben Foster entiende a la perfección al personaje. «Josh se ha pasado media vida adormilado y el primer accidente le despierta de golpe», explica «Ha ido cerrando fases vitales: se compró una casa, se casó, ha tenido familia, pero siente que algo le falta. Le come una angustia existencial. Cuando su jardín se convierte en el escenario de una película de terror, se abre ante él una encrucijada: ¿se dejará llevar por la crisis o se volcará en este nuevo propósito vital? Josh tiene que decidirse por uno de esos dos caminos y me lo he pasado en grande explorando las posibilidades con Jason».
  Foster no se centra únicamente en el lado emocional o intelectual de sus personajes, sino que extrae de ellos todo lo que puede. Los analiza en enorme profundidad en busca de un sentido. De ahí la gran ironía con respecto a este personaje, que no es nada profundo. «A Josh no le va la introspección. No analiza sus comportamientos. Intenta tomar la iniciativa y ser un hombre moderno. Viste de manera formal, es educado y da la mano con firmeza. No le pide mucho más a la vida».
  «Cuando leí el guion por primera vez no lo entendí del todo, pero me pareció muy interesante», añade Foster. «Tiene cierto magnetismo. Jason lo definió como un retrato de la vida normal, y eso me ayudó mucho. No es realismo, sino normalismo. Cuanto más leía el guion, más claro lo veía. Las acciones más mundanas, que encontramos en puntos clave a lo largo de la historia, resultan devastadoras de normales que son».
Foster comprendió que el sentido de esa curva cerrada se magnificaba para Josh. «Tiene una vida perfecta, de postal de ensueño. Pero por alguna razón, las cosas se le vienen encima. Y él no las deja escapar. No creo que su instinto esté equivocado, pero al dejarse llevar por esos impulsos se olvida de su mujer, de su hijo, de la casa, del trabajo. Y entonces se desmorona su vida. Deja entrar a la tormenta. Es como lo que plantea Melville con Moby Dick. Él quiere conocer a la gran ballena».

RACHEL...
  Cobie Smulders interpreta a Rachel, cuya función va mucho más allá de servir de contrapunto a Josh. «La familia que conocemos al principio es feliz: está empezando de cero en una nueva casa y deja atrás la vida en la gran ciudad con la intención de disfrutar de su compañía y de estar más presentes».
  Smulders define a Rachel como una madre sobreprotectora, muy miedosa, casi asfixiante. Se agobia mucho pensando en la salud y seguridad de su hijo. Cuando empiezan a ocurrir los accidentes, se le dispara la ansiedad y se vuelve aún más protectora y agresiva. Por otro lado, se siente atrapada, puesto que la idea de vender la casa se le antoja moralmente complicada. «¿Acaso le puedes decir a la persona que va a comprar la casa que te mudas porque ha muerto gente en esa curva? No puedes ocultar esa información a los compradores. No sería correcto. Así que siente que no puede irse de ese lugar en el que no quiere estar y eso le produce ansiedad y depresión. Creo que cualquier pareja normal sufriría en una situación así».
  Rachel se pone peor al ver cómo lo está gestionando Josh. «Rachel no entiende lo que quiere Josh porque acostumbra a ocultar sus sentimientos y presentar la versión de sí mismo que cree que gustará a los demás», explica Smulders. «Esa sensación se va erosionando a lo largo de la historia. Ella es psicóloga y entiende la mente humana. Al principio se da cuenta de que está intentando hacerse el héroe y entiende que eso le está dando un propósito, pero le preocupa ver que se está emocionando con el asunto. Creo que no se esperaba que fuera a obsesionarse tanto con convertirse en héroe, llegando incluso a herir a otros para sentirse importante y darle prioridad por encima de su familia».
  «Rachel cuestiona esta forma de actuar», dice Buxton. «Enseguida se da cuenta de las intenciones de Josh, incluso antes de que lo perciba él mismo, porque él no se conoce ni se autoanaliza. Según avanza la trama, Rachel deja de reconocer a su marido. El hombre con el que se casó, el supuesto protector de su hijo, actúa de formas que chocan abiertamente con ese espíritu de guardián», explica el director.
  «Cobie ha entendido perfectamente al personaje. Es una mujer muy directa, que no tiene pelos en la lengua, así que tiene mucho en común con Rachel. Eso le ha dado más realismo al personaje y permite al público identificarse con ella porque entendemos su motivación. Para ella lo más importante es la seguridad y la tranquilidad de su hogar, donde sabe que su hijo estará protegido. Para ella eso es clave. Es una mujer muy íntegra. Diría que Cobie comparte esas características. Además, es una persona increíble y una gran profesional. Da gusto trabajar con ella».

MAX...
  Dar con un intérprete que pudiera encarnar a Max, el hijo de seis años de Josh y Rachel, no fue tarea fácil. Fue un proceso mucho más arduo que las pruebas de casting para los papeles de los adultos. El personaje no está de adorno para darle más credibilidad a esta joven familia y su casa nueva. El papel de Max es clave para el desarrollo de la historia. «El chaval está en un momento psicológico bastante complicado, enfrentándose a algunos retos complejos, y su ansiedad no hace más que empeorar a consecuencia de los accidentes que ocurren delante de su casa. Max es un niño muy querido, pero su padre y su madre le tratan de forma muy diferente», comenta Buxton.
  «Will Kosovic tiene un currículo impresionante para llevar tan poco tiempo en esto. Y además disfruta mucho de lo que hace. Comenzamos haciendo pruebas primero en Halifax, después en Toronto y finalmente ampliamos la búsqueda a toda Canadá. Necesitábamos dar con un intérprete que supiera reaccionar a lo que le decían sus compañeros de reparto, así que para las pruebas fui diciendo las líneas desordenadas», explica el director. «Eso le obligó a prestar atención y a escuchar activamente. No sabía si el método funcionaría con un niño de seis años, pero lo pilló al vuelo y escuchaba atentamente antes de responder. Nos ha dado una interpretación muy natural. No solo ha hecho suyo el diálogo, sino que ha entendido la intención de esas palabras. Cuando trabajas con alguien tan joven sueles centrarte más en su personalidad. Necesitas que sea una persona abierta, sin miedo, que no se achante ante la cámara».

ERIKSON...
  Gavin Drea interpreta a Erikson, a través de quien conocemos cómo es la vida de Josh fuera de su casa. Josh trabaja como gestor de proyectos en el departamento de informática de una empresa y Erikson había sido su becario dos años antes. Ahora las cosas han cambiado porque Erikson ha conseguido un ascenso y ha dejado atrás a mentor. «Si Josh tuviera que describir a Erikson diría que es un tipo ambicioso y cuadriculado, aunque quizá eso dice más de Josh. Según va avanzando la historia, Josh se pierde más en su obsesión y deja de lado el trabajo, lo cual resulta muy problemático. Erikson se siente en la obligación de darle un toque a Josh».
  «Erikson todavía está haciéndose a su nuevo puesto y le cuesta tomar las riendas y enfrentarse a alguien que hasta hace poco era su jefe. Gavin le ha dado mucha versatilidad a un papel que podría haber resultado plano y bidimensional. Ha creado un personaje muy real, con muchos matices», comenta Buxton.

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