Robert Benton tenía ganas de volcer al cine negro, que no tocaba desde hacía 20 años, cuando llevó a cabo "El gato conoce al asesino". El largometraje cumple todas las características de esta clase de producciones, con el típico detective retirado, amargado, y unos personajes de donde deviene todo el misterio que como de una madeja se va tirando de un cabo y desentrañando todas las claves que encierra.
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