El hijo de un noble descubre que el gobernador de la región se ha apoderado de su fortuna familiar. Éste es el tema de esta película que resulta aburrida. Los guionistas no se han roto la cabeza, Elorrieta, como director, está torpe en la dirección, hay trozos horriblemente iluminados y los actores están a la altura del mal resultado (sólo se salvan unos minutos de Nuria Torray).
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