El cine americano es quien mejor sabe vender sus productos. En este caso se tenía un buen tramo recorrido por la polémica que había levantado la novela de Dan Brown, desde el Vaticano a confesiones católicas que habían pedido su prohibición y también de la película. Todo ello sirvió para crear una mayor espectación por ver los resultados obtenidos al plasmarla en una pantalla de cine.
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