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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una historia de intriga internacional en la que se ve involucrado un profesor universitario, un primer ministro árabe, un despiadado hombre de negocios, una guapa espía y un complicado jeroglífico que hay que descifrar para evitar un complot.
Así el profesor David Pollock, experto en la escritura jeroglífica, es contratado para que se infiltre en la organización de un hombre llamado Beshraavi cuyos planes es matar a un Primer Ministro de Oriente Medio.
La clave del complot está en descifrar una complicada inscripción jeroglífica.
David contará con la ayuda de Yasmin, la concubina de Beshraavi, aunque no parece estar muy seguro de saber en qué bando juega ella.
Aunque el nombre de Stanley Donen se asocie básicamente a varios gloriosos musicales de los años 50, este director se movió también con soltura en otros géneros como el thriller, buen ejemplo de ello es 'Charada' (1963) y 'Arabesco' (1966) que sigue la misma fórmula: una trama romántica y de misterio que puede recordar a la de algunos films de Alfred Hitchcock.
Stanley Donen, director de comedias, vuelve a romper con el género y se instala de muevo en el espionaje como tres años antes lo hizo con 'Charada' (1963) intentando superarse a sí mismo con 'Arabesco' (1963).
A pesar del esquema policiaco, de típica cinta de acción de la época, no abandona los aires de comedia y la ironía aflora a cada instante, sobre todo en el personaje que interpreta Gregory Peck.
Contó también con Sofía Loren y Alan Badel en el papel del villano así como la colaboración del director de fotografía Christopher Challis que creó una atmósfera muy especial con escenas rodadas a través de espejos o reflejadas en cristales.
Si perfecto es el argumento e inmejorable el guion, no menos interesante resulta el juego de la puesta en escena.
Desde las primeras imágenes a los propios títulos de créditos, espléndidamente ideados por Maurice Binder, todo el film es un puro arabesco, que juega con la situación mundial en torno al petróleo y los países árabes.
Donen juega con las imágenes presentándolas a veces dividiendo la pantalla en varias partes, lo que añade un atractivo más a la puesta en imagen.
Henry Mancini compuso una partitura ideal, llena de matices y hallazgos musicales, con una bella melodía mezclando ritmos árabes y jazz que pervive en el recuerdo ya que se hizo muy popular su tema principal.
Buena la fotografía y menos brillante el color. Magnífica la dirección de Stanley Donen y muy bien la actuación de los actores.
Ganó el Bafta a la mejor fotografía y el Bambi a mejor actriz para Sofía Loren.
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