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CRITICA
Por: PACO CASADO
En Nazaret una pareja que lleva muchos años juntos vive sumida en la monotonía de la rutina diaria. Al otro lado de la frontera, en Ramala, su hijo Tarek quiere seguir siendo soltero el resto de su vida, a pesar de tener novia, la abuela está perdiendo la cabeza, mientras que la hija está a punto de dar a luz a la par que su marido va a presentarse a una prueba de casting para hacer un papel en una película para el cine.
Es una metáfora de la sociedad palestina a través de una historia que sugiere más de lo que cuenta que obliga al espectador a poner de su parte en este drama contenido con notas de humor constumbristas y con el telón de fondo de conflicto palestino-israelí.
Está compuesta por un tronco que se ramifica entre los distintos miembros de una familia, integrada por un matrimonio de ancianos que son Nabeela y Saleh, su marido, que viven solos, que tienen tres hijos, uno de ellos, Hisham, tiene su casa en Estocolmo, con el que su padre habla por sky, mientras que los otros dos permanecen al otro lado de la frontera, en Ramala, Tarek, que es escritor y tiene una novia que se llama Maysa. La hija es Samar, que está embarazada, vive con su marido George, que es mecánico, y con la abuela que es diabética y está un poco ida de la cabeza, debido a su demencia senil y constantemente vuelve a su pasado.
La ilusión de George es la de algún día poder ver el mar y cuando lo logra se siente feliz y no le importa nada lo demás, se siente libre como un pájaro, liberado de la presión que siente en su matrimonio.
La falta de comunicación entre los miembros de la famlia es alarmante, es como un signo de lo que ocurre en nuestra sociedad actual.
La pareja mayor apenas se comunica, tiene ya pocas cosas de qué hablar tras haberse machado los hijos, sienten la soledad en su interior a pesar de vivir juntos y estar acompañados.
Es la ópera prima de la directora Maha Haj tras dirigir dos cortos, siendo autodidacta, sin haber pasado por ninguna escuela de cine, que también ha escrito el guion inspirándose en hechos vividos con y por su familia además de una parte de ficción, que ha sido interpretada en su mayoría por actores no profesionales extraidos de sus amistades o de su familia.
Rodada con austeridad formal, a base de planos fijos, atendiendo a los pequeños detalles y cuyos personajes dicen más con su silencio que con lo que expresan, aunque todos tienen asuntos pendientes que solventar y deberes que cumplir.
Una mirada femenina en clave palestina sobre uno de los conflictos más sangrantes de Oriente Medio.
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