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INFORMACIÓN
Titulo original: Camino A La Paz
Año Producción: 2016
Nacionalidad: Argentina
Duración: 90 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de años
Género: Comedia, Drama
Director: Francisco Varone
Guión: Francisco Varone

Fotografía: Christian Cottet

Música: Vox Dai
FECHAS DE ESTRENO
España: 9 Marzo 2018
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Seven Films

SINOPSIS

Sebastián se ha casado recientemente y estando necesitado de dinero comienza a trabajar como remisero. Uno de los pasajeros es Jalil, un anciano musulmán el cual le hace una propuesta: a cambio de una importante suma de dinero este debe llevarlo en coche desde Buenos Aires hasta La Paz, en Bolivia. Con muy pocas ganas Sebastián aceptará el encargo que ha planeado el anciano hasta el más mínimo detalle...

INTÉRPRETES

RODRIGO DE LA SERNA, ERNESTO "FLACO" SUÁREZ, ELISA CARRICAJO, MARÍA CANALE, ALICIA PALMES, JUAN ALARI, MERCEDES LÍA HERNÁNDEZ, ERNESTO OCAMPO, GUSTAVO SANABRIA, EMILIANO LIUZZO, ALEJANDRO ÁLVAREZ, FRANCA GALLO, PATRICIA SOUZA

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- Asociación de críticos de Argentina: Nominación Mejor actor Rodrigo de la Serna
- Festival de cine de Chicago
- Festival de Mar del Plata
- Festival de Sao Paulo
- Festival de Tesalónica

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NOTAS DEL DIRECTOR...
   "Camino a la Paz" es un relato sobre el encuentro de dos personas antagónicas, dos culturas y dos modos de ser y estar en el mundo. Una oportunidad para el aprendizaje recíproco.
  Un viaje de Buenos Aires a La Paz une a dos hombres que se hallan en momentos diferentes: Jalil, casi al final de su vida, atraviesa más de 3.000 kilómetros para cumplir un sueño, mientras que Sebas está un poco desorientado y busca darle sentido a su existencia. Este excepcional itinerario los pone a prueba, los confronta y revlea su fortaleza.
  La película, una road movie que lleva desde el confort de la gran ciudad a lo impredecible de la ruta, es un particular diario de viaje - un recorrido material y otro interior. en el que el drama y el humor alcanzan un balance perfecto.
  ¿Puede un viaje cambiar la vida de una persona? Ya lo creo. Para hacer el rodaje, nos trasladamos por tierra, desde Buenos Aires hasta La Paz, con todo el equipo. Nos lanzamos a la ruta sin saber si iba a llover o si ibamos a encontrar las localizaciones elegidas. Muchos pensaron que era una locura pero yo quería que el filme se embebiera del espíritu de esa travesía real. Viéndolo a distancia considero que no me equivoqué, en las escenas finales de la película se aprecian las marcas de ese periplo en los rostros de los protagonistas.
  Si bien el relato es fiel al guion, el verdadero resultado del recorrido está en los actores. Ese es el valor de la historia. Veo hoy "Camino a La Paz" y puedo decir que es fiel a mi concepción del mundo.

ACERCA DE "CAMINO A LA PAZ"...
  La palabra "viaje" estaba muy presente en el germen de este film. Aún cuando Varone todavía no había escrito el guion. Tal vez lo inspiró una "expedición" que, por obra de la casualidad, hizo no muy lejos de su casa. O pudo haber sido una experiencia que, sin salir de Buenos Aires, lo trasladó a un lugar y cultura lejanos.
  Todo comenzó hace siete años cuando el cineasta se reencontró con Gustavo, un amigo de la adolescencia. Al saludarlo, aquél le contró que se había convertido al sufismo.
  Al poco tiempo invitó a Varone a uno de los encuentros que los sufies realizan en la ciudad de Buenos Aires. En esas reuniones los asistentes leen el Corán, rezan, degustan delicias de Oriente y también celebran el Dikhr, una ceremonia musical muy liberadora.
Después de participar en aquella "experiencia visceral, visual y auditiva" el realizar sintió que debía filmarla. ¿Pero cómo narrar a través de imágenes y sensaciones tan profundas?.
  Varone simplemente se dejó llevar. Fue el primer paso de su increíble viaje.

  "La película, creo, surgió como una excusa para rodar la escena de la ceremonia del Dikhr. Ese momento es el punto de partida de la historia, que crece desde allí hacia el final", sostuvo Varone.
  En esa práctica, los hombres se disponen en círculo y guiados por el sheij -máxima autoridad de la comunidad sufi- recitan atributos divnos del islam, cuya repetición ritmica "resuena en el cuerpo y en el alma".
  Acaso esta no sea una explicación muy ortodoxa pero se acerca a lo que sintió el cineasta cuando veía desde afuera aquel rito y fue invitado a participar, aúm sin tener idea de cómo hacerlo.
  "Lo vital -explica el realizador- fue estar allí y hacer esa especie de viaje místico a través de personas extrañas para mí pero que me invitaron sin ningún prejuicio a transitar esa experiencia. Además, me impactó conocer gente que está dispuesta a vivir la vida de otra manera, que tiene muy presente la búsqueda espiritual en sus vidas cotidianas".
  Vale aclarar que Varone no es musulmán, por lo tanto, lo que rescató de aquel episodio fue la certeza de haber experimentado una epifania, en el sentido menos religioso de la palabra.
  "Cuando se me ocurrió cómo articular esta historia, esa ceremonia era sin duda su origen y hasta temí que se interpretara mi película como un panfleto a favor del islam. Pero el corazón del guion estaba en la posibilidad de encuentro entre personas muy diferentes", subrayó el cineasta. Lo supo aquel sábado por la tarde cuando tomó un colectivo desde el barrio de Belgrano hasta Floresta y llegó a una casa -que en el film el guion ubica en la provincia argentina de Córdiba- donde se reunen musulmanes sufies, una práctica del islam que enfatiza la búsqueda espiritual, pero con un lenguaje muy práctico y coloquial. Los escuchó charlar, rezar y luego lo invitaron a cenar.
  "Esos encuentros se inician a las 17 horas y terminan a medianoche. Después de la comida llega el Dijhr, que dura dos horas. En ese tiempo, uno no para de cantar, balancearse, tocar música... es un viaje muy liberador", recordó Varone.
  Fue después de algunos días cuando la palabra "viaje", que había quedado resonando en su cabeza, cobró dimensión. Había visto a hombres y mujeres con ropas y costumbres muy diferentes a las ocidentales y se había dejado envolver por aromas, sabores y sonidos nuevos. "Fue como trasladarse a Oriente por unas horas", subrayó el realizador.
  "Me tocó una fibra. No se parecía al Islam que yo conocía, el de los extremistas fundamentalistas, sino que había algo más interesante", amplió.
  La mayoría de las reglas del sufismo están destinadas a "probarse a sí mismos, combatir el ego y llegar a la iluminación", que no necesariamente es religiosa. Varone crearía un personaje que debía luchar contra su egocentrismo a través de un viaje. Uno muy profundo.

CRISIS DE LOS TREINTA...
  Francisco Varone tiene 37 años. Cuando empezó a escribir el guion de "Camino a La Paz" tenía 30 y buscaba un referente de esa edad para el papel de Sebastián, un joven en crisis, al que le cuesta madurar y no es muy afecto a las responsabilidades. Al mismo tiempo, reflexionaba que debía ser "un tipo querible para que su inmadurez no se le volviera en contra".
  "Penseé en Rodrigo de la Serna desde el vamos", afirmó el cineasta. La tarea de escritura se demoró un año y medio y cuando el guion estuvo listo se lo acercó al actor, aclarándole que lo había creado para él. De la Serna acepto su rol y compuso a un Sebastián inmejorable, quien "necesita hallar su camino, por eso debe hacer ese viaje".
  Encontrar al actor que interpretara Jalil no fue fácil. Originalmente Varone le ofreció el papel al escritor, guionista y director de cine chileno Alejandro Jodorowsky, quien lo rechazó "de modo muy simpático, a su manera", recordó el realizador.
  En el guion original Jalil era el sheij de la comunidad, así que le ofrecí el rol al sheij de Floresta, quien tampoco aceptó. Entonces bajé el personaje más a la tierra, lo hice un hombre de salud frágil pero con una inquebrantable fuerza interior. Como quería que fuera un personaje verosimil descarté las caras conocidas. Rodrigo me aclaró que debia ser un buen actor, de otro modo no haría la película", agregó.
  Tras convocar al uruguayo Walter Reuno (brilló en "El aura" de Fabián Bielinsky), que no pudo aceptar los problemas de salud, el boca a boca entre directores de casting llevó al equipo por todo el país en busca de un actor que se ajustara al papel.
  "Fue una búsqueda desesperada porque ya teníamos fecha de rodaje. Además, debía buscar un actor que estuviese a la altura de Walter. Hicimos entrevistas en todo el país hasta que me contacté con Eugenia Levin, que había hecho el casting de "El Aura". Me comentó que para aquella película, Bielisnky había entrevistado a un actor de teatro de Mendoza, a quien no le interesaba hacer cine", relató Varone.
  Las cosas no parecían ir muy bien. Sin embargo, el director le envió el guion al actor en cuestión, también director de teatro, Ernesto Suárez. Y se entusiasmó con la historia.
  "Viajé a Mendoza a conocerlo y luego volvimos a visitarlo con Rodrigo. Tuvieron una química increible y aceptó trabajar en la película. Era la primera vez en sus sesenta años de carrera. Así que -subrayó- todo el recorrido que hicimos para llegar a él valió la pena".

EN EL CAMINO...
  "No me propuse hablar sobre la inmadurez, la tolerania o el entendimiento entre culturas. La historia simplemente salió así y lo celebro", sostuvo Varone sobre el resultado final de "Camino a La Paz".
  El cineasta admitió que el tramo inicial del film, antes de que los protagonistas iniciaran el viaje en auto hacia Bolivia, era más largo. "Daba más indicios sobre la vida de Sebastiány su familia pero al ver las escenas plasmadas en la pantalla nos dimos cuenta que eso no sumaba a la historia", detalló.
  "Acepté que el guion siempre muta en la filmación y ésta en el montaje. Cada etapa es como una reescritura. Y estoy conforme con el resultado, es una película con la que me identifico plenamente porque no transmite ideas preconcebidas", agregó.
  La idea central de Varone era plasmar aquella tarde vivida en Floresta y dar cuenta de "ese mundo de cantos y rezos tan lejanos, pero en Argentina y en ese espacio de encuentro, donde no todos son descendientes de árabes".
  "Esa mezcla me resultaba atractiva", afirmó Varone, a quien le impactó la posibilidad de compartir un momento con desconocidos y aún así sentirse en comunión con ellos. De hecho, intentó transmitir a sus actores la misma extrañeza que había experimentado la primera vez que visitó a la comunidad sufi de Floresta y que motivó la película.
  "La escena de la ceremonia del Dikhr que se ve en la película es documetal -señaló el director-. Recuerdo que llegamos un sábado a las 17, los solté a De la Serna y a Suárez sin explicarles nada y les dije: "muchachos, hagan de cuenta que vinimos de visita y hagan lo que les parezca. Los voy a estar filmando. Nos vemos en seis horas". Y salió de un tirón.
  En esa escena Sebastián parece liberarse por primera vez, de una astilla punzante que lo desgarra. Comenzará, casi sin advertirlo, a saldar cuentas pendientes con la vida. Y a comprender el sentido de ese extraordinario viaje en el que hallará respuestas inesperadas.

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