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CRITICA
Por: PACO CASADO
El realizador Lars Von Triers hasta ahora ha conseguido lo que se proponía: llamar la atención, epatar con algo diferente, y ser el director más considerado por algunos acérrimos defensores de sus ensayos, y denostado por lo que su cine les resulta frío y artificioso. Al fin y al cabo provocador de polémica.
Lo intentó con el efímero movimiento Dogma, negándole al cine muchas de sus características propias que le distinguen del teatro y con 'Dogville' (2003) lo arroja totalmente en sus brazos al contar una extraordinaria historia de venganza y redención en un escenario frío, vacío, oscuro donde necesita de la complicidad del espectador para poner algo de calor en su relato.
Es el descenso a los infiernos de una mujer, Grace, que en los años de la Gran Depresión, es perseguida por el FBI y unos gángsteres, siendo acogida con recelo por la pequeña comunidad de Dogville (significativo nombre) del sur profundo de los EE.UU. que la oculta y defiende hasta que la ambición de una recompensa termina por entregarla, no sin antes vejarla, explotarla y humillarla como una esclava, perdiendo así el pueblo su dignidad.
No caba duda que su argumento, expuesto en un gran escenario vacío con las casas pintadas en el suelo, contado en un prólogo y nueve capítulos, con una voz en off, es interesante.
Es una fábula, un cuento moral, susceptible de muchas interpretaciones, con temas como el amor, la generosidad, el sacrificio, pero también la codicia, el odio, la traición, la humillación y la venganza, para el final terminar siendo todos un poco partícipes de ese pueblo, de su bajeza moral reflejo de la condición humana.
Hay apuntes de dura crítica a la política capitalista, y a la sociedad americana a la que no deja nada bien, a la moral religiosa, al vejado papel de la mujer en una sociedad deshumanizada, una alegoría a la hipocresía moral, a los complejos, al miedo a la inseguridad, la desconfianza, la cobardía, la violencia.
'Dogville' (2003) es teatro fotografiado, contado con estética teatral experimental, con una planificación mareante y personajes esquemáticos próximos a la caricatura.
Cine impuro, contaminado por el teatro, con una absurda puesta en escena con una intencionada falta de estilo, que va directa a la cabeza y no al corazón, con buenos momentos y otros llenos de artificio fuera de todo realismo y con caídas de ritmo.
No podemos dejar de lamentar lo extraordinario que hubiera sido esta hermosa historia, de texto artificioso, contada de forma realista, sin querer llamar tanto la atención con experimentos teatrales, y con la entrega que hace su principal protagonista, Nicole Kidman, bien seguida por el coro de estupendos actores secundarios que forman los 18 personajes del pueblo que viven en aparente armonía, desnudada su verdad por la llegada de Grace.
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