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CRITICA
Por: PACO CASADO
Anabel tiene 18 años y vive con Delia, su madre, que es una inmigrante chilena de clase trabajadora, que habitan un piso en Barcelona, en el barrio de Colliblanc.
Sus vidas van a cambiar cuando reciben una notificación para que desalojen el piso en el que viven de alquiler, al ser adquirido el edificio por unos nuevos inversores y donde murió Julián, su marido, debido a un accidente de tráfico y fue enterrado al pie de un olivo en su pueblo.
De vez en cuando Delia habla por teléfono con Chile, pero no le dice a la madre que su hijo ha muerto.
El debut en el largometraje de la barcelonesa Belén Funes fue con 'La hija de un ladrón' (2019) que estaba interpretada por Eduard Fernández y su hija, Greta Fernández, tanto en la vida real como en la ficción de esa historia.
Tras hacer un fragmento del documental 'Buenos Aires Bicentenario' (2011) y dos cortometrajes, que tuvieron bastante éxito en los festivales a los que se presentaron.
Ahora nos llega su segundo largo, 'Los Tortuga' (2024), un drama íntimo y psicológico, más estudiado y maduro, invadido por la tristeza y la precariedad, que va en la misma línea de cine social que el título de su debut.
Esta es la historia de una familia disfuncional de silencios significativos y de gestos que hablan en lugar de las palabras, al tiempo que evita los clichés de este género.
Comienza el film con toda la familia reunida para la recogida de la aceituna del olivar que tiene delante de su casa en un pueblo de Jaén, que es como un pequeño documental sobre esa tarea.
Son las fiestas navideñas y todos se hacen regalos y tras esos días Delia, con su hija Anabel, se vuelven de nuevo a Barcelona.
Ella es viuda y la muerte de su marido se nota en el resto de la familia, que era el dueño del olivar, que en su testamento se lo deja a su hija Anabel, que estudia Comunicación Audiovisual.
Delia trabaja como taxista de noche y la hija estudia en la universidad.
'Los Tortuga' era como se conocían a los inmigrantes que llegaban a Andalucía buscando trabajo y si lo conseguían se quedaban aquí.
La directora Belén Funes refleja bien ese ambiente andaluz como el catalán y la relación madre e hija, que tienen que cambiar de piso y la hija que deja la universidad y se pone a trabajar, con lo que se refleja de pasada el tema inmobiliario.
Anabel desea vender el olivar lo que de momento les puede salvar el tema de la vivienda.
El peso de la película se carga sobre las dos principales actrices, la chilena Antonia Zeger y la joven debutante española Elvira Lara.
La cámara deambula entre los personajes con gran facilidad gracias a la dirección de Belén Funes consiguiendo una cinta digna aunque no perfecta.
Biznaga de oro a mejor película y de plata especial del jurado, mejor guion, dirección en el Festival de cine en español de Málaga. Premio a mejor actriz a Antonia Zeger y mención para Elvira Lara en el Festival de Tesalónica.
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