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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando se ve quien dirige este melodrama, se piensa que Carl Franklin, del que conocemos dos películas de corte policiaco tan interesantes como 'Un paso en falso' (1991) y 'El demonio vestido de azul', sea capaz de llevarlo a cabo con acierto.
Pues sí, y el truco está en que se lo lleva a su terreno y le da una estructura de thriller al intentar averiguar cuales fueron la causas de la muerte de una mujer que tiene cáncer y a cuyo lado acude su hija, una periodista que sacrifica su carrera y su relación amorosa, para cuidar a su madre, a petición de su egoísta padre, que no quiere dejar sus clases de literatura en la Universidad para hacer lo que le corresponde en ese momento.
La hija, que se siente más unida intelectualmente al padre, descubre algunas facetas de éste que no conocía y en cambio se va sintiendo cada vez más cerca de su posesiva madre a quien no echaba cuenta antes con sus pequeñas cosas, descubriendo así a dos personas muy distintas. Hay además un hijo que estudia fuera y el novio de la hija que apenas cuentan en este drama.
El guion está bien estructurado, con constantes saltos atrás en la narración y en ningún momento cae en fáciles sentimentalismos, aunque algunas situaciones sean previsibles e inevitables ante los hechos narrados y no aborde en firme el tema de la eutanasia, tan sólo apuntado.
Carl Franklin nos ofrece un melodrama contado de una forma distinta al llevar con buen tacto y el ritmo necesario este duro problema familiar.
En el capítulo interpretativo, ese animal cinematográfico que es Meryl Streep da un recital por el que una vez más está nominada al Oscar, con un Williams Hurt muy ajustado a un papel que incluso se hace antipático y una sorprendente interpretación de la joven Renee Zellweger que responde muy bien ante estos dos monstruos. Un melodrama interesante.
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