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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hubo una época en el cine americano que, al igual que ahora se plantea el racismo y la violencia contra los negros, entonces se llevaba a la pantalla el enfrentamiento del mundo occidental con el oriental aunque de manera muy distinta a la actual forma de ver las cosas.
Varias películas salieron entonces como consecuencia de estas historias más o menos románticas o melodramáticas, resueltas con la habilidad característica del cine americano y con el 'happy end' que deje satisfechos y contentos a los espectadores al salir de la sala.
Títulos como "Sayonara", "La casa de té de la luna de agosto", etc. podrían atestiguar esta afirmación.
En esta línea estaba "El mundo de Suzie Wong", realizada por Richard Quine, antiguo guionista y aceptable realizador cuando no notable en algunas ocasiones.
Se plantea aquí la decisión de un hombre de enfrentarse con su verdadera vocación, la de pintor, abandonando su carrera de arquitecto y marchando a Hong Kong para demostrarse a sí mismo de lo que es capaz.
El tema, en sí interesante, se desvía rápidamente en una historia amorosa en la que si bien están estudiados los personajes, no se profundiza en toda la medida que se debiera en ellos e incluso la anécdota queda un tanto incompleta y con algunos cabos sueltos, sin rematar totalmente.
Junto a ello, a la anécdota, que tiene fuerza suficiente como para distraer, la película posee una faceta documental del exotismo en que se ambienta que le da también a su vez un mayor interés, pero sin que por ello lo incremente, cubriendo en su lugar algunas lagunas de la cinta, realizada con un buen colorido y excelente partitura musical.
Hoy día, al cabo de una docena de años, la cinta resulta bastante ingenua en su desarrollo, acostumbrados al cine que se ve en estos momentos de trazos más vigorosos y fuertes.
Un capítulo que puede ser importante es el de los actores. William Holden está correcto y Nancy Kuan hace un buen trabajo, posiblemente el mejor que le recordamos, los demás discretamente cubren sus cometidos respectivos.
Película un tanto desigual, quizás excesivo en su metraje, repitiendo en algunas situaciones, que no deja de tener sus momentos espectaculares como por el ejemplo el melodramático final en el trágico escenario en que se desenvuelve la acción que a pesar de ello funciona bien.
Por otra parte la abigarrada jungla que es la enigmática ciudad de Hong Kong también aporta su granito de arena con su paisaje.
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