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CRITICA
Por: PACO CASADO
'Doctor sueño' (2019) es la secuela de la película de culto El resplandor (1980), de Stanley Kubrick que también está basada en una novela de Stephen King, que es la continuación de aquella.
Al autor de Maine no le gustó la particular versión libre que hizo de ella el director, al tener dos estilos opuestos, que traicionaba su espíritu, en cambio al parecer esta que ha hecho Mike Flanagan sobre la continuación de aquel relato, más ajustado al texto aunque haya eliminado algunos personajes y cambiado el final, sí le ha parecido bien, y cree que satisfará a sus fans.
La historia transcurre algunos años después de los acontecimientos que se describieron en la novela The shining, publicada en 1977, escrita con tan solo 30 años, y sigue a aquel niño con poderes sensoriales que corría con su triciclo por los pasillos del hotel Overlook, Danny Torrance, ya de adulto, que ha estado a la deriva durante décadas traumatizado y desesperado por deshacerse del legado que le dejó Jack, su padre, y la locura que éste sufrió, hasta morir congelado en el hotel.
Tiene problemas de violencia y alcoholismo, como también los padeció su progenitor.
Danny trata de hallar algo de tranquilidad tras continuar marcado por el terrible trauma que tuvo cuando era un niño.
Finalmente deja de vagar cuando conoce a Billy Freeman quien lo presenta a una comunidad de Alcohólicos Anónimos y le logra un trabajo en un hogar de ancianos, donde, gracias a sus poderes, les proporciona, cuando llega el final de sus días, una muerte cómoda, como un sueño reparador para los moribundos, a los que señala un gato, y de esa manera se convierte en el Doctor sueño.
Pero su paz se resquebraja cuando aparece Abra Stone, una chica adolescente con un poderoso don extrasensorial, conocido como resplandor.
Abra pronto se da cuenta que Dan comparte su poder y le ruega le ayude para luchar contra la secta que dirige Rose O'Hara, conocida como Rosie la Chistera, y su grupo de personas llamadas El nudo verdadero, que viajan en sus caravanas por las carreteras de Estados Unidos para encontrar el aliento que extraen de los niños que poseen ese don especial que creen les hará inmortales.
Suelen aparentar ser inofensivos, viven en sus casas rodantes y atraen a los pequeños con golosinas o trucos de magia para secuestrarlos y sacarles el vapor que tienen dentro, al ser torturados lentamente hasta que finalmente los dejan morir.
Dan y Abra forman una extraña alianza y emprenden una batalla a vida o muerte contra Rose.
La fuerza de Abra, su valor y su resplandor impulsan a Danny a utilizar sus poderes como no lo había hecho antes, teniendo para ello que olvidarse del miedo y los viejos traumas del pasado.
La novela, publicada en 2013, que no mejora a la anterior, en que se basa esta secuela, llega cuarenta años después de la primera y cuenta cómo el hijo de la familia protagonista, ya un hombre adulto, quien al saber que una organización está asesinando a los niños con quienes comparte su don paranormal, decidirá ayudarlos en compañía de Abra.
La historia comienza con unas breves imágenes en el Hotel Overlook que recuerda a la anterior para situar al espectador y enganchar con esta secuela, no obstante se tarda un poco en entrar en el meollo de la cuestión y cuando se centra en ello se sigue mejor e incluso interesa en algunos momentos.
A pesar de todo es demasiado 151 minutos para contar la historia de la que se podía haber suprimido algunas escenas e iría mucho mejor, ya que a veces se hace redundante y por supuesto no se trata de un film de terror como se podría pensar, va más bien por aspectos sobrenaturales con algo de fantasía, transmisión de pensamiento, sectas, etc.
Ewan McGregor está convincente en su papel de Danny Torrance.
Rebecca Ferguson se erige en algunos momentos en protagonista de la trama haciendo un personaje atractivo por el encanto que le aporta a pesar de su siniestra maldad.
La música tiene un tono demasiado grandielocuente a veces.
La dirección corre a cargo del británico Mike Flanagan, un cineasta habitual del cine de terror con títulos mediocres en el mejor de los casos y, como hemos dicho antes, no se trata de eso, pero la saca adelante lo mejor que puede y como se dice en el tópico, nunca segundas partes fueron buenas.
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