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CRITICA
Por: PACO CASADO
'La huella' (1972) es la última película de la filmografía de ese enorme director que fue Joseph L. Mankiewicz, quien dejó como testamento una obra maestra, que de alguna forma le emparentaba con un film anterior, 'Mujeres en Venecia' (1967), también de una gran calidad.
Un hombre que es amante de los juegos y del teatro, invita al amante de su esposa a conocerlo, preparando una batalla de juegos con resultados que pueden ser mortales.
Un duelo de ingenios, secretos y traición en una gran mansión llena de trampas.
Es puro suspense de la mano de un gran director como Joseph L. Mankiewicz, que atrapa al espectador desde las primeras imágenes.
Con el único escenario de su gran mansión, un aristócrata escritor de novelas policíacas, recibe al peluquero amante de su mujer para proponerle un peligroso juego a cambio de poder fugarse con ella.
Con estas breves líneas se resume lo que es la obra teatral de Anthony Shaffer.
Con una acción única y dos actores en pantalla durante dos horas y cuarto en una casa, Mankiewicz logra trascender la escena y profundizar en el retrato moral de unos seres, una sociedad y un enfrentamiento histórico.
Es la crónica despiadada de la desintegración de una clase social alta a mano de otra inferior que utiliza sus mismos métodos, crueles e inhumanos, para destruirla, en una venganza de igual categoría.
Las dos únicas figuras de la cinta son representantes de estas clases sociales y su duelo no es ya a nivel individual, sino que adquiere una mayor extensión.
Película de análisis psicológico y sociológico, en la que los juegos que proponen los protagonistas nos van introduciendo en una progresión dramática cada vez más peligrosa y de mayor tensión para el espectador, hasta terminar en la esperada autodestrucción de los personajes.
El progresivo enriquecimiento de las acciones dotan cada vez de mayor suspense a la trama al tiempo que se perfilan los dos personajes mediante los cambios dramáticos que se van produciendo.
Dirigida de forma magistral por Josaeph L. Mankiewicz, vista hoy día se conserva igual, dada la intemporalidad de su trama y la modernidad de su inteligente puesta en escena de un realizador en la madurez de su carrera, cuyo trabajo se vio recompensado con una nominación al Oscar que también obtuvieron los dos actores protagonistas y el músico.
Finalmente un apartado para la extraordinaria labor de estos dos monstruos de la interpretación, Laurence Olivier y Michael Caine, que hacen un excelente trabajo y toda una creación de sus respectivos personajes.
Nominada a cinco Oscar y a cinco premios Bafta. Premio a la mejor película extranjera por el Círculo de Escritores Cinematográficos. Premio David de Donatello a Laurence Olivier. Premio Edgar Allan Poe al mejor film. Premio Evening Standard British a Michael Caine. Nominada a tres Globos de oro. Premio del Círculo de críticos de Nueva York a Laurence Olivier.
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