|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Los distribuidores siguen buscado cine infantil y a ser posible que sea de dibujos o hecho por ordenador, pero no todos los títulos resultan ser rentables finalmente, siendo los de los grandes estudios los que se suelen llevar el gato al agua, aunque en este caso el protagonista sea un mono.
'Spark, una aventura espacial' (2016) en principio tenía el atractivo de ser de los mismos productores de "Operación cacahuete" (2014), de Peter Lepeniotis, que obtuvo un enorme éxito con más de un centenar de millones en taquilla, pero los resultados esta vez no son los mismos.
Spark es un mono adolescente que con sus amigos el cerdo Chunk, experto en tecnología inteligente, y Vix, un zorro muy listo, se embarcan en una misión para recuperar el Planeta Bana, que fue semidestruido por el maligno General Zhong, que se apoderó del mismo hace 13 años, y está dominado por él que lo gobierna con puño de hierro.
Spark y su grupo capturan un monstruo espacial llamado Kraken, capaz de crear agujeros negros, evitando así que Zhong aumente su poder con esta arma letal en sus manos.
Esto le llevará a correr grandes y peligrosas aventuras y de paso descubrir el secreto de su propia identidad.
Fuera de los cinco grandes estudios de animación esos otros más pequeños difícilmente logran hacer un productor realmente interesante, aunque a veces lo consiguen pero no es éste el caso.
Es una producción con poca ambición con un argumento muy visto en otras ocasiones al no se le aporta apenas creatividad lo que hace que no conecte con el espectador, ya que tarda en entrar, se detiene demasiado al comienzo en la presentación de los personajes para en la segunda parte alargarse en exceso con una batalla que se hace interminable, que llega a cansar y aburrir al espectador.
Está realizada por el director canadiense Aaron Woodley del que tan sólo se conoce en nuestras pantallas "El rescate" (2011), siendo 'Spark' su cuarto largometraje, que más bien parece una película de serie B, con un limitado presupuesto al que se le ha sacado poco partido.
Como decimos la parte de acción es excesiva y en cuanto a la comicidad, necesaria en estas clase de films para agarrar a la audiencia infantil, no se encuentra en los principales personajes protagonistas, sino en unos pequeños gusanillos con coraza que critican determinadas situaciones con sus graciosos gestos ante las mimas.
En el aspecto técnico tiene un pobre diseño visual, con unos fondos elementales que están a la altura de la poco atractiva historia, con una animación que no invita a conquistar al pequeño público y centrar su atención.
Destaca no obstante la brillante partitura de Robert Duncan.
Ganó el premio al mejor montaje de animación de los editores de Canadá.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BSO
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE