CONCHITA MONTENEGRO
nació en San Sebastián, el 11 de septiembre de 1912.
Su verdadero nombre era Concepción Andrés Picado y nació en el seno de una familia con intereses artísticos.
A los 10 años se fue a Madrid y después a París donde aprendería danza en la Escuela del Teatro de la ópera y con su hermana Juanita formó un dúo triunfando en varias capitales importantes.
En el cine debutó en 1927 con La muñeca rota, de Reinhardt Blothner y el mismo año hizo Rosa de Madrid, de Eusebio Fernández Ardavín y Sortilegio, de Agustín de Figueroa.
Al año siguiente comenzó a hacer cine fuera de España con La mujer y el pelele (1928), de Jacques de Baroncelli sobre la novela de Pierre Louys, donde hacía de Conchita, una sevillana de rompe y raja que destroza corazones.
Vista por los ejecutivos de la MGM. la encontraron un sitio en Hollywood.
Edgar Neville, que estaba en la meca del cine, comenzó a enseñarle el inglés. Un día alguien llamó a su puerta y dijo "soy el nuevo profesor". Era Charles Chaplin que le gastó esa broma. Su primera prueba fue con Clark Gable a quien rechazó que la besara y Lionel Barrymore dijo: esta chiquilla dará mucho juego.
En efecto Conchita Montenegro intervino en numerosas películas de Hollywood contratada por la MGM, rodadas en español, pues entonces no existía el doblaje, como ¡De frente, marchen! (1930), de Edward Sedgwick, con Buster Keaton, Sevilla de mis amores (1930), dirigida e interpretada por Ramón Novarro, Su última noche (1931), de Chester M. Franklin y En cada puerto un amor (1931), de Marcel Silver.
Por su belleza latina la encasillaron en papeles exóticos como la guapa nativa de una isla del Pacífico en Prohibido (1931), de
W. S. Van Dyke, la bailarina hispana de Besos al pasar (1931), de George Fitzmaurice y la chica latina de El Cisco Kid (1931), de Irving Cummings.
Luego vendría el contrato con la Fox con la que hizo Hay que casar al príncipe (1931), de Lewis Seiler, Marido y mujer (1932), de Bert E. Sebell, Dos noches (1933), de Carlos F. Borcosque, La melodía prohibida (1933), de Frank Strayer, Granaderos del amor (1934), de John Reinhardt, ¡Asegure a su mujer! (1934), de Lewis Seiler y Caravana (1934), con Charles Boyer y Annabella.
Adoptó un sesgo cosmopolita en Noches de París (1935), de Robert Siodmak, Grito de juventud (1937) rodada en Brasil con Raúl Roulien, que era su esposo en esos momentos, Yo soy mi rival (1940) de Mario Bonnard y Luis Marquina y El nacimiento de Salomé (1940), de Jean Choux.
Tras rodar en Italia El último húsar (1940), de Luis Marquina, regresó a España donde hizo Rojo y negro (1942), de Carlos Arévalo, Boda en el infierno (1942), de Antonio Román, ídolos (1943), de Florián Rey y Lola Montes (1944), de Antonio Román tras la cual decidió retirarse al casarse con el embajador en la Santa Sede, Ricardo Giménez Arnau y a partir de ahí se negó a conceder ninguna entrevista más. Su marido murió en 1972.
El domingo 22 de abril de 2007, a las 5 de la madrugada, fallecía de muerte natural a los 96 en la clínica madrileña de La Moncloa tras hacer 37 películas y lograr fama internacional. No hubo entierro porque Conchita Montenegro donó su cuerpo a la ciencia.












































































