Apasionada vida del escultor francés Henry Gaudier, con la acostumbrada garra de Ken Russell, pero sin los desmadres de su cinta "Los diablos", jugando perfectamente la baza de los actores. En lo formal se trata de una buena película con no poca antigüedad de fondo. Russell desmitifica el arte, pero mitifica al artísta. Magnífico concepto de presentación de caracteres, con excelente dirección e interpretación.
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