Título:	EL CAPITAL
Tit. Orig.:	LE CAPITAL
Nacionalidad:	EE.UU., 2012
Dirección:	COSTA-GAVRAS
Guión:	COSTA-GAVRAS, KARIM BOUCHERCHA, JEAN-CLAUDE GRUMBERG. Basados en la novela escrita por STÉPHANE OSMONT
Fotografía:	ERIC GAUTIER
Música	ARMAND AMAR
Interpretes:	GABRIEL BYRNE, GAD ELMALEH, LIYA KEBEDE, CÉLINE SALLETTE, NATACHA RÉGNIER, HIPPOLYTE GIRARDOT, BERNARD Le COQ, BRUNO RICCI
Censura:	NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS
Duración:	113 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

    Tras pasar por los festivales de Toronto y San Sebatián llega a los cines españoles 'El capital' (2012), la última obra del griego afincado en Francia, Constantin Costa-Gavras, un director en cuya filmografía suele figurar el cine de denuncia y el celuloide político.
 Una vez más aborda un conflicto político social, basado en esta ocasión en la novela de igual título de Stéphane Osmont, cuyo autor, banquero de profesión, la concibió antes de la crisis y publicada en 2004, en la que ya se apuntaba la posible debacle actual debido a los errores de las deficiencias del sistema capitalista financiero, a la ambición y la corrupción de quienes manejan la economía mundial.
 Costa-Gavras invita a la reflexión sobre los peligros y los grandes males del capitalismo y la deshumanización de aquellos que lo tienen como su religión y al dinero como a su Dios.
 Cuenta el rápido ascenso de Marc Tourneuil, la mano derecha del Presidente del Phenix Bank, a quien le sustituye, convirtiéndose en el amo absoluto, cuando lo que pretendían al nombrarlo es que fuera un muñeco manejable para los que conspiraban con hacerse con la dirección.
 La idea del director de 'Z' era hacer una película sobre el dinero y sobre aquellos que se alimentan de él con una desmedida ambición, como le ocurre a Marc, que no puede controlarla, convirtiéndose en una inútil avaricia, algo que le achaca su propia esposa, para qué quieres más dinero.
 Al protagonista el dinero le cambia el carácter, su estética y su moral, le endurece el alma, no siente respeto por los demás y no tiene escrúpulos a la hora de mandar al paro a miles de empleados e incluso a los propios directivos que conspiran para arrebatarles el sillón. Sólo tiene en su cabeza tres palabras: dinero, poder y sexo.
 Son personas que saben que el dinero da poder y el poder da respeto y que las grandes fortunas se crean en los períodos de crisis, actuando al contrario que Robin Hood, robando a los pobres para dárselo a los ricos, que así hacen su revolución para quedarse con todo.
 El film, que apunta la dictadura de la banca sobre los estados, no hace más que mostrar algo similar a lo que nos ha llevado a la crisis europea actual que comenzó en Estados Unidos debido a la tiranía de los bancos que nos han sumido en la amarga realidad del desempleo, invitándonos a reflexionar sobre ello.
 Es un mundo en el que abunda la corrupción, el chantaje, la manipulación de los balances, la mentira y la deslealtad para hacerse cada vez más rico.
 La cinta nos presenta todo un mundo de personajes ambiciosos, aunque también los hay honrados, como se muestra al final Maud Baron, la analista financiera que aconseja no comprar el banco japonés o Diane, la esposa de Marc, que le reprocha que quiera tanto dinero. En el primer apartado podemos incluir a la modelo que le chantajea cuya relación con Marc sobra.
 El guion trata de exponer lo más claramente posible la situación para que sea asequible a los espectadores pero no puede evitar el lenguaje bancario que no entienden todos los públicos.
 Viene siendo un problema el excesivo metraje de algunas películas en la actualidad, aquí alargada con una absurda y tópica historia de amor extraconyugal que nada aporta a la temática central.
 Sorprende la seriedad con la que un cómico como Gad Elmaleh asume el papel protagonista de este banquero que parece que hace suyo el eslogan que ve de una marca de coche a la entrada de una fiesta "El lujo es un derecho", muy bien seguido por el resto del reparto.
 Una elegante puesta en escena de Costa-Gavras completa los valores de esta interesante thriller financiero.