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CRITICA
Por: PACO CASADO
A un excéntrico millonario no se le ocurre para reunir a sus tres hijos más que la idea de simular un suicidio y al olor de la herencia, 135 millones de dólares, acudirán todos.
Cuando tanto los hijos como los acreedores acuden a la lectura del testamento, se enteran que habrán de participar en una larga competición deportiva llamada la Megathon, si quieren cobrar o de lo contrario renunciar a la herencia.
Esta anécdota no es más que una excusa para que Willy Bogner, un director de muchos documentales deportivos, así como de las secuencias de este tipo de bastantes películas de la serie de James Bond, ponga a prueba sus habilidades como experto en esta clase de películas.
Y a decir verdad serán las pruebas deportivas, algunas de ellas ciertamente arriesgadas e increíbles, como la escalada de la lisa pared de una enorme presa, las auténticas protagonistas del film, llevadas a cabo con gran pericia de cámara y la mayoría de ellas con tomas ciertamente espectaculares.
La producción ha tenido la habilidad para conseguir dinero de contar con algunas caras conocidas, marcas comerciales como Adidas, Bayer, Mistral, Agfa, AEG, y un largo etc. bajo cuyo patrocinio se refugian los diversos equipos que compiten, así como algunos famosos invitados como Jennifer Russ o Isaac Hayes, para ilustrar un film en el que la anécdota es corta, el guion no ofrece ninguna novedad, puesto que se asemeja a otras cintas anteriores de este tipo y el montaje, nada clarificador, lo único que busca es la espectacularidad de cada toma.
En este sentido todo el mérito es del director Willy Bogner, experto como decíamos antes en esta clase de películas, que es un simple pasatiempo para pasar un rato de evasión que gusta sobre todo a los amantes de esta clase de deportes sobre la nieve, con espléndidos paisajes y fotografía.
Junto a Roger Moore hace su debut cinematográfico su hijo Geoffrey Moore y a su lado otra hija de famoso, Shari Belafonte.
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