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CRITICA
Por: PACO CASADO
Fermín es un veterano pintor abstracto que, debido a sus años está ya en el ocaso de su carrera, al que le han comenzado a temblar las manos, lo que le dificulta para ejercer en condiciones normales lo que ha hecho durante toda su vida.
Está divorciado de Pepa, su esposa, que es una conocida galerista que siempre ha apoyado y promocionado sus obras.
Está al borde de la ruina ya que ha recibido de Haciendo una gran multa debido a lo que ha dejado de pagar durante años.
Este es el motivo por el que se ve obligado a mudarse a un gran garaje que su amigo Javier ha convertido en su estudio que comparte con él, que tiene un gran éxito con su pintura.
Su hijo Pablo, que ha vuelto de la India, guarda en el garaje su furgoneta, en la que ha dormido durante el viaje.
Pepa, un día que los visita, le aconseja que se presente a un concurso sobre la pintura 'El jardín de las delicias de El Bosco' y si lo gana podrá pagar a Hacienda, a lo que Pablo le promete echarle una mano, a pesar de tener ideas contrapuestas sobre la pintura.
Pablo defiende la pintura figurativa de Antonio López, y Fermín pertenece a la pintura abstracta y así padre e hijo podrán solucionar sus vidas.
Esta es la primera película que Fernando Colomo (79 años) protagoniza con su propio hijo Pablo, junto a veteranos actores españoles como Carmen Machi y Antonio Resines, entre otros.
No es la primera vez que Fernando Colomo hace también de actor en alguno de sus films, como ya lo hizo en 'La isla Bonita' (2015).
Pablo Colomo, que es pintor, debuta como actor y colabora también en el guion con su padre, en el que ambos tratan de que parezca que es una pura improvisación y sin embargo está muy trabajado, en el que el director madrileño vuelve a tomar el camino autobiográfico con su particular sentido del humor como ya lo hizo en 'La línea del cielo' (1983) y en 'La isla Bonita' (2015), dos de sus favoritas.
A lo largo de esta cinta se permite opinar sobre la pintura contemporánea, satirizar sobre el mundo del arte, la política, el amor, el feminismo, los sentimientos, el mercadeo de la pintura, el absurdo de la vida y las relaciones entre padre e hijo, en esta comedia en la que se nota la ironía y el toque Colomo.
Esta es la número 27 de su filmografía en la que trata sobre la pintura, que fue su primera afición junto con la arquitectura, hasta que se pasó a la realización cinematográfica.
El guion conjuga la parte autobiográfica con la ficción mientras que José Luis Alcaine (86 años) experimenta con la fotografía rodando con varios teléfonos móviles, lo que permite la movilidad a los actores, que a veces improvisan los diálogos, sin necesidad de repetir tomas.
Siempre nos ha gustado el cine de Fernando Colomo, aunque en esta ocasión, no sabemos por qué, no nos acaba de convencer, ya que no creemos que sea el Colomo más lúcido, ni que sea su mejor película en la que critica el mundo del arte sin su frescura que le es habitual, sin más pretensión que la de entretener.
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