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CRITICA
Por: PACO CASADO
En esta producción se nos cuenta la historia de Tom Bowen y Ellen Bowen, que son dos hermanos que han conseguido alcanzar el estrellato en los escenarios norteamericanos convirtiéndose en una famosa pareja de baile, cuyo espectáculo termina en Nueva York.
Dada a su fama son contratados de inmediato y se embarcan hacia Inglaterra con la misión de participar en un nuevo show cuya creación coincide con la boda real de la princesa Isabel, quien con el tiempo se convertiría en la reina Isabel II, la monarca más duradera en el trono del Reino Unido.
Durante la travesía en barco Ellen hace amistad con Lord John Brindale, mientras ensayan algunos números y a su llegada Tom conoce a Anne Ashmond.
Estamos ante la primera película dirigida en solitario por el que a la postre se convertiría en uno de los directores más famosos del género musical norteamericano, Stanley Donen.
Esta vez lo hace como único realizador aunque anteriormente lo había hecho en pareja en la dirección con Gene Kelly para la filmación del soberbio film musical 'Un día en Nueva York' (1949), al que seguirían formando pareja los titulados 'Cantando bajo la lluvia' (1952) y 'Siempre hace buen tiempo' (1955), títulos señeros en el género musical yanqui.
'Bodas reales' (1951) es también un musical y exquisito por cierto en su refinamiento, aunque los números de baile nos parece que están un tanto anticuados, pero eso no quiere decir que tenga algunos auténticamente geniales.
Es una comedia de enredos en la que se dan cita los sentimientos, aunque en este sentido resulta ciertamente solo discreta, pero sus canciones, escritas por Alan Jay Lerner y sus números musicales, coreografiados por Nick Castle, son extraordinarios algunos de ellos entre los que cabe destacar el exótico y colorista paisaje haitiano y dos legendarios solos del inconmensurable Fred Astaire, uno de ellos bailando únicamente con un perchero en el gimnasio y otro por las paredes y el techo de la habitación del hotel en una escena filmada con mucha pericia técnica, en la que hubo que montar un decorado rodante, mientras que la cámara quedaba sin moverse para dar la sensación que no solo bailaba sobre las paredes sino también sobre el techo de la estancia.
June Allyson, que en principio iba a ser su pareja, tuvo que renunciar al quedarse embarazada y en su lugar se pensó en Judy Garland, pero finalmente cayó enferma abandonando el personaje a poco de comenzar el rodaje.
Finalmente quien por último consiguió el papel fue Jane Powell.
Hay que señalar finalmente la presencia en el reparto encarnando a la enamorada Anne Ashmond, de Sara Churchill, la hija del famoso político Winston Churchill.
Fue nominado al Oscar a la mejor canción y obtuvo el premio de la revista Photoplay a la mejor película.
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