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CRITICA
Por: PACO CASADO
En algunos momentos nos hemos preguntado que habría sido de aquel niño prodigio del cine norteamericano, cinéfilo de corazón, que se llama Peter Bogdanovich.
Sus excelentes comedias quedaron grabadas para siempre en nuestro recuerdo.
Pero tras el fracaso comercial de 'Texasville' (1990) parecía haberselo tragado la tierra.
Ahora reaparece con una modesta película en la que tras su visión es imposible no acordase de otra de Robert Altman, Nashville (1975), ya que tanto aquella como ésta se desarrollan en la capital del country norteamericano, tal vez el género más emblemático en cuanto a canción popular de aquel país.
Es ahí donde se desenvuelve la historia de estos cuatro jóvenes que deseosos de triunfar en la música country se van a vivir a aquella ciudad y más concretamente al café Bluebird de donde salen muchos de los talentos de este género musical.
Un grupo de chicos recién llegados al negocio de la música country, buca el amor y triunfar logrando el estrellato.
Es la sencilla historia de amor entre dos chicos enamorados de una muchacha, todos con las mismas aficiones, pero especialmente uno de ellos, el personaje creado por River Phoenix que se debate entre los dos amores, la música y su chica.
Este film tiene además otras connotaciones, porque si bien es el de la reaparición de Peter Bogdanovich, es a un tiempo el de la desaparición de un joven actor que, a sus 23 años, llevaba camino de convertirse en uno de los más extraordinarios del Hollywood actual y que quedará como un nuevo ídolo de su generación, prematuramente desaparecido, como le ocurriera a James Dean.
Y algo de lo que ya llevaba dentro da a su personaje, sombrío, introvertido, siempre pensando en la música, que también practicaba.
Aquí interpreta seis canciones, una de ellas compuesta por él para la propia cinta, en la que le acompaña la que era su novia, Samantha Mathis, cantante como él, junto a Sandra Bullock, después convertida en gran estrella en títulos como 'Demolition man' (1993) y 'Speed: Máxima potencia' (1994).
'Esa cosa llamada amor' (1993) es una película sencilla, sin pretensiones, donde radica su mayor virtud, con una puesta en escena de Peter Bogdanovich que no escatima sus guiños cinéfilos a John Ford y 'El hombre que mató a Liberty Valance' (1962) sobre la que componen una canción los dos jóvenes protagonistas.
Un film entretenido, agradable, que hace pasar un buen rato.
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