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CRITICA
Por: PACO CASADO
'La fiesta del Chivo' (2005) fue presenta en el Festival de cine de Berlín, fuera de concurso, y ahora llega a las salas españolas.
No es la primera vez que una novela de Mario Vargas Llosa se lleva al cine, ya que entre otras hay dos versiones de 'Pantaleón y las visitadoras' (1976), 'La ciudad y los perros' (1985) y alguna más, pero posiblemente esta es de la que está más satisfecho el autor, aún reconociendo que la adaptación de una obra literaria tiene que ser fiel al espíritu de la misma y no traicionarla.
Cuatro cadetes inconformes, formaron un círculo íntimo para vencer al sistema, el aburrimiento y el sofocante confinamiento de la academia militar, ocasionando una cadena de sucesos que comienzan con un robo y terminan con un asesinato.
Era difícil adaptar las más de 500 páginas del espléndido libro, publicado en 2000, por lo que se han podado algunos personajes no esenciales y acontecimientos no importantes y se ha centrado en la historia de Urania Cabral, quien vuelve al cabo de treinta años a su país cuando su padre está enfermo, a pesar de lo cual no tiene reparos en echarle en cara lo que hizo con ella en relación con el dictador Rafael Leónidas Trujillo, quien dominó la República dominicana desde 1930 a mayo de 1961, en que fue asesinado por un grupo de sus militares leales, víctimas del rencor, el odio y la humillación padecida, ejerciendo así una venganza más que una ejecución de corte político y sólo la muerte logró quitarlo del despótico poder.
El autor mezcla realidad y ficción, para hablar de cómo las dictaduras afectan a quienes las viven y cómo los tiranos son mitificados sin que transciendan sus pecados.
Se inventa el personaje de Urania y de su padre, el senador Agustín Cabral (Cerebrito), brazo derecho del dictador, para contar lo que fue la realidad de una de las dictaduras más sangrientas de Latinoamérica, ya que era dueño de haciendas y personas, con derecho de pernada como un señor feudal de la Edad Media.
Urania es la síntesis de muchas mujeres que sufrieron el acoso sexual del dictador.
La sólida puesta en escena corresponde a Luis Llosa, primo y cuñado de Mario Vargas Llosa, quien afincado en el cine norteamericano en donde sólo le ofrecen películas de acción como 'El especialista' (1994) o 'Anaconda' (1997), se siente muy a gusto realizando esta historia con mayor libertad que en el cine de Hollywood, consiguiendo lo mejor del film con la escena de la desfloración, llena de tensión y suspense.
Una buena elección en el plantel de actores con estupendas interpretaciones del cubano Tomás Milian en el dictador, la inglesa Stephanie Leonidas como Urania adolecente y Paul Freeman como su padre, son los miembros más destacados del reparto, que hacen creíbles a los personajes.
En la banda sonora se incluye la canción Bésame mucho.
El resultado final de esta difícil apuesta es bastante digno. Mención de honor en el Festival de Manheim-Heidelberg. Premio al mejor director en el Festival de cine de San Sebastián.
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