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CRITICA
Por: PACO CASADO
El Festival de cine independiente de Sundance, dirigido por Robert Redford, viene siendo últimamente una plataforma de lanzamiento de jóvenes directores que comienzan con películas de corto presupuesto pero largas en buenas ideas, a veces, en cuando a cine de autor.
Pero últimamente se está notando que triunfan allí films que de novedoso tienen poco y sí de un cine descaradamente comercial, como puede ser el caso de esta comedia de equívoco título español, ya que el original Happy, Texas, hace alusión a un pueblecito, así llamado, de ese estado, aunque la cinta se rodó en California, en poco menos de un mes.
A dicho lugar llegan dos presos fugados de un furgón policial que roban una caravana que pertenece a dos homosexuales que se dedican a la promoción de concursos de belleza para jovencitas, donde son esperados con gran ilusión y tratados a cuerpo de rey para ver si pueden colocar a alguna de las niñas.
La comedia resulta un enredo con una capacidad de fabulación muy limitada, con arranque prometedor y desarrollo desilusionante, con situaciones increíbles dadas las escasas habilidades de estos dos estafadores para esos menesteres, que no piensan más que en atracar el banco del pueblo.
No sabemos qué habrán visto los jurados de festivales menores para darle cinco premios a esta ópera prima de Mark Illsley que resulta tan patosa y poco cómica.
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