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CRITICA
Por: PACO CASADO
De vez en cuando se intenta resucitar el cine de gángsteres clásico y eso es lo que pretende, sin lograrlo, Dominique Forma al contarnos esta historia real, tal como se indica al comienzo de la película.
Lenny está a punto de casarse y de vez en cuando hace de chófer para Rick, un amigo que anda en asuntos no muy limpios. Ahora está dispuesto a hacerle el último favor y llevarle a ver a alguien pero la cosa se complica y de lo que se trata es de secuestrar a un gángster, un poderoso hombre de negocios, al que quieren ajustarle las cuentas por algo que ha hecho.
Las cosas no salen como estaban prevista y se encuentra pistola en mano, en el interior de una furgoneta, frente al secuestrado, recibiendo órdenes a través de un móvil y amenazado por sus hombres que quieren rescatarlo.
El film tiene un buen arranque, lástima que la continuación no vaya por el mismo camino, y hacia la mitad se hace reiterativo, poco clarificador en la forma de exponer los hechos y de conocer a los personajes que termina a veces confundiendo al espectador. Al final se arregla algo y por medio hay algunos personajes que resultan ser una sorpresa.
Casi todo el peso de la cinta recae en Jeff Bridges, todo serenidad, y Jon Abrahams, todo nerviosismo, pero ambos están bien encajados en sus respectivos roles. Una dirección más experimentada que la del novato Dominique Forma hubiera logrado un mejor resultado.
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