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CRITICA
Por: PACO CASADO
Nunca nos pareció tan excepcional el cine que hace el colombiano Sergio Cabrera cuando se echaron las campanas al vuelo con 'La estrategia del caracol' (1993), ya que conocíamos la tramposa 'Aguilas no cazan moscas' (1994) que no era más que una reconstrucción de una curiosa película anterior suya que sólo se vio en los festivales de cine. Su importancia es relativa, si tenemos en cuenta que es lo mejor que se hace su país, Colombia, y con presupuestos mínimos.
Ahora ha dispuesto de una mayor financiación al contar con la coproducción de tres países para hacer esta ambiciosa adaptación de la novela de su compatriota Alvaro Mutis, reciente Premio Príncipe de Asturias de las Letras, que ha adaptado de forma libre y personal aunque no ha logrado desprenderse del lastre literario y de la imaginación fabuladora de Mutis para transformar el relato en imágenes cinematográficas.
Esa cualidad asoma en los relatos oníricos del personaje de Larisa, que llega como una maldición para romper el triángulo de amor y amistad que forman Maqrol el Gabiero, Ilona y Abdul que buscan una utopía, materializada en un barco con el que hacerse ricos y encontrar la felicidad.
La adaptación es bienintencionada pero no lograda.
Reconoce Cabrera que ha querido darle un significado político, una forma de mostrar la actualidad de su país representado en el destrozado barco en que habita Larisa y el deseo de un futuro mejor, más brillante y prometedor, identificado con el nuevo barco que espera lograr Abdul.
Por medio la corrupción del funcionario, la droga, el tráfico de armas, la violencia, el contrabando, y la prostitución, elementos que utilizan los protagonistas al límite de lo permitido, casi al margen de la ley.
Continúan presentes algunas constantes del cine de Cabrera: personajes que persiguen la consecución de un sueño y el deseo de libertad en la utopía de conseguir un barco para convertirse en millonarios y ser libres, en ese trío de dos hombres y una mujer unidos por el amor y la amistad.
Cabrera logra recrear bien la Panamá de la época en que se desarrolla la acción y entre lo mejor del film está el ambiente portuario y el prostibulario de lujo.
La aparición del personaje de Larisa introduce el realismo mágico de Muti, pero viene a romper la estructura de la cinta. Un trabajo bastante ajustado de los actores protagonistas completan los valores de esta película.
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