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CRITICA
Por: PACO CASADO
La comedia norteamericana seguía teniendo en los años 80 en Blake Edwards a uno de sus más preclaros exponentes, uno de los directores de comedia más influyente en la década de los años 60, que continuaba en la línea del género que le diera los mejores éxitos, como lo demostraba en esta comedia romántica, su película que hace la número 45 de su filmografía.
A pesar de que no se encontraba en su mejor momento, no había perdido la clase y la categoría que siempre tuvo a la hora de la realización.
Aquí tiene un guion que parece que está hecho a su medida y al que le saca todo el partido posible, repleto de gags clásicos que siempre fueron eficaces, con carreras alocadas, chapuzones, equívocos, etc..
Todo ello está provocado por Walter Davis un ejecutivo sin amigos, que es un adicto al trabajo, que se preocupa muy poco de su apariencia y vida personal, que ha de acudir acompañado a una importante cena de negocios con un cliente japonés de la que depende su futuro.
Su hermano le proporciona una cita a ciegas con Nadia, una prima de su esposa, una joven tímida y encantadora que acaba de llegar a la ciudad, con el inconveniente de que le advierte que su improvisada pareja no debe probar el alcohol, ya que si lo hace pierde el control y se puede volver loca, cosa que hace a las primeras de cambio, momento en el que comienzan a complicarse las cosas que pueden llevarle al desastre, ya que al emborracharse Nadia y Walter acaban en la comisaría de policía.
La comedia ha ido variando bastante ya ue en lugar de ser una situación única, con una trama unitaria, ha adoptado la fórmula de encadenarlas.
Así a esta primera se unirá David, el ex-novio de la chica, que vendrá a complicar más las cosas si es que no lo estaban ya desde el principio.
Cuenta Edwards con una buena fotografía de Harry Stradling, su fotógrafo habitual, y no podía faltar la música del extraordinario compositor Henry Mancini.
En la interpretación cuenta con Bruce Willis tras su éxito en la serie de televisión Luz de luna que demuestra estar muy capacitado también para la comedia, bien seguido por la explosiva rubia Kim Basinger, aquí con un look de morena por cuyo trabajo ganó el premio Júpiter.
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