Al director madrileño Pablo Llorca debe importarle muy poco la distribución de sus películas ya que apenas si llegan a la carteleras españolas, o serán que no son comerciales ya que su cine tal vez tenga unas características muy especiales, realizado con pocos medios, sin subvenciones la mayoría de las veces y al margen de la distribución.
 Ahí están títulos suyos como 'Jardines colgantes' (1993), 'La espalda de Dios' (2001), 'La cicatriz' (2005), 'Uno de los dos no puede estar equivocado' (2007) y 'El mundo que fue y el que es' (2011) que apenas se han visto más allá de la capital de España.
 En esta ocasión con su último largometraje, que de largo tiene poco por su corta duración, 'Recoletos arriba y abajo' (2012) ha tratado de hacer un cine más comercial, pero pensamos que ni aún así va a conseguir salir del ostracismo en que se encuentran sus obras, dado las características muy personales de su cine y de su universo peculiar.
 En un piso del Paseo de Recoletos madrileño vive Jaime, ejecutivo de una empresa de tendencia política progresista, con una buena posición social, con su esposa y sus hijos. Unos pisos más arriba vive su joven y guapa amante. La llegada a la finca de un nuevo portero, de pasado inquietante cuando menos, va a enrarecer la vivencia del edificio y al tiempo la ajetreada vida de Jaime entre su mujer y su querida.
 Esta historia corta, bastante clásica y mil veces vista en una pantalla, que supone el octavo título de la filmografía de Pablo Lorca, que tiene un ligero suspense, algo de thriller, un poco de drama, una cierta crítica a la burguesía, a la corrupción, a la degradación moral, a las infidelidades, al pasado franquista y al chantaje político, pero sin meterse a juzgar a los personajes, manteniéndose al margen y no pronunciarse acerca de sus ideologías políticas y todo ello muy de pasada, sin profundizar en ningún momento ni materia.
 El marginal film se presenta en el Sevilla Festival de cine europeo 2012 en la sección oficial a concurso, pero creemos que pocas posibilidades va a tener de conseguir el más mínimo premio.
 Los actores se comportan con corrección, pero Llorca no acaba de rematar bien la faena.