Por PACO CASADO
        
  La directora danesa Susanne Bier, de la que conocemos buena parte de su notable filmografía, nació a la sombra del Dogma, aunque el que practicó con Te quiero para siempre (2002) era un tanto descafeinado, porque no cumplía todas sus normas.
 A ésta siguió Hermanos (2004), un drama familiar de la que el cine americano se encargó de hacer posteriormente un remake; continuó con Después de la boda (2006), que se vio en el festival sevillano y también en las salas comerciales. Posteriormente se marchó a Estados Unidos donde realizó su primera película en inglés con Cosas que perdimos con el fuego (2007).
 Ahora ha vuelto a su país para hacer En un mundo mejor (2010) que Dinamarca ha considerado para que le represente en el Oscar por al mejor film de habla no inglesa.
 Cuenta la historia de Antón, un médico danés que trabaja en una misión humanitaria en un campo de refugiados, en un lugar en guerra en Africa, mientras que Marianne, su esposa, permanece sola en Dinamarca con su hijo Elías, que sufre el acoso de sus compañeros en el colegio. Por otro lado está Claus, cuya esposa ha muerto, y su hijo Christian, que apaga su dolor con la violencia, sale en defensa de su amigo Elías. Cuando un día Antón está de vuelta y es atacado y humillado por un matón, los niños planean su venganza, a pesar de que les hace ver que no le tiene miedo y que no se puede andar por el mundo siempre peleando.
 Los actos de los chicos traerán consecuencia casi irredemiables, pero finalmente llegará la reconciliación a las dos familias.
 Susanne Bier, una vez más, juega con un sólido guión, como ocurría en sus cintas anteriores y de nuevo aparecen aquí temas que ya había tratado en ellas como el dolor, la amistad, la muerte, el separación, la soledad, el sentido de culpabilidad o la necesidad de afecto por parte de estos niños a los que a uno le falta la madre y el otro sufre la ausencia del padre quien siempre predica con el ejemplo del perdón.
 La acción se desarrolla en dos mundos paralelos y diferentes, la aparente paz de una sociedad rica como la danesa y una sociedad pobre como la de ese país africano en guerra.
 La directora maneja bien a los actores que cumplen con sus respectivos personajes, de cuyas actitudes surgen multitud de preguntas dada la complejidad del guión y la riqueza del mismo que sería interesante estudiar detenidamente.
 Bier lleva a cabo una puesta en escena dinámica, con una fotografía de calidad, como así resulta también en conjunto este notable film.

Calificación: 7 puntos. BUENA