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23 PASOS
INFORMACIÓN
Titulo original: 23 Walks
Año Producción: 2020
Nacionalidad: Inglaterra
Duración: 101 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 7 años
Género: Comedia, Drama, Romance
Director: Paul Morrison
Guión: Paul Morrison
Fotografía: David Katznelson
Música: Gary Yershon
FECHA DE ESTRENO
España: 15 Enero 2021
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Caramel Films


SINOPSIS

Dave y Fern son dos desconocidos de cierta edad que han sufrido por circunstancias de la vida. Se conocen mientras pasean a sus perros y, a lo largo de veintitrés paseos, florece un romance entre los dos. Pero ni Dave ni Fern han sido del todo honestos el uno con el otro y su futuro puede verse comprometido por los secretos que se han guardado...

INTÉRPRETES

DAVE JOHNS, ALISON STEADMAN, BOB GOODY, GRAHAM COLE, MARSHA MILLAR, OLIVER POWELL, NATALIE SIMPSON, NINA SMITH, VIVIENNE SOAN, RAKHEE THAKRAR

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DECLARACIONES DEL DIRECTOR...
  23 PASEOS es una comedia dramática tierna y conmovedora sobre cómo encontrar el amor en la vejez. La película marca el regreso al cine del guionista y director nominado al Oscar Paul Morrison (Salomón & Gaenor) tras una larga ausencia. Narra un año en la vida de los londinenses Dave (Dave Johns) y Fern (Alison Steadman), dos ancianos solitarios que se conocen mientras pasean a sus perros en un parque del norte de Londres. Primero se hace compañía y después, el amor surge entre ellos. 23 PASEOS está dedicado a Benji, un golden retriever que fue la mascota de la familia Morrison durante 16 años.
  “Era un perro maravilloso”, dice Morrison. “Estoy seguro de que para cada persona su perro es siempre el mejor perro del mundo, pero la familia lo adoraba. Era muy simpático pero también muy fuerte”. Morrison paseaba a Benji por los parques y los campos cerca de su casa en Barnet.
  Fue durante su paseo diario cuando se le ocurrió la idea de hacer una película basada en pasear a los perros. “Siempre me pareció que pasear a los perros podía ser el tema de una película”, señala el director, “pero no estaba muy seguro de qué película”.
  Después de la desaparición de Benji, Morrison decidió ponerse a escribir. Además le interesaba particularmente hacer una película sobre personas de su edad. “Quería contar una historia sobre personas de mi generación, gente entrada en años, porque quería hacer una historia que reflejara la riqueza y complejidad de la vida de las personas mayores en contraposición a la mayoría de las representaciones en las que son invisibles o son un pozo de sabiduría o están enfermos o se pierden y hay que rescatarlos”, explica el guionista y director de 76 años. “Hay muy pocas películas sobre personas mayores que no sentimentalicen la vejez, para bien o para mal. Hay muy pocas películas sobre personas mayores. Eso es todo. Pero después se convirtió en una historia de amor. Y cuando me di cuenta de que ese era el objetivo, surgió la idea de contar esa historia de amor en el transcurso de muchos paseos, que resultaron ser 23”.
  En los últimos años, Morrison había estado desarrollando varias ideas de películas con Anna Mohr-Pietsch y Stewart Le Marechal de Met Films, los productores de Swimming with Men. Cuando se la presentó, les encantó la idea de su historia de amor basada en el tema de pasear a los perros. “Hay un público cuantificado que ansía ver esas películas denominadas 'para la tercera edad' y tenía sentido que el director también formara parte de ese público", dice Mohr-Pietsch, que ha producido 23 PASEOS junto a Le Marechal y Maggie Monteith de Northern Stories. “De esa manera, la historia, el guión y la película serían realmente auténticos, en vez de ser algo forzado. La historia era delicada y Paul está bien situado para tratar con sumo cuidado los matices y complejidades que comporta envejecer”.
  “Se trata de dos personas de mediana edad que tienen una historia que contar”, dice Steadman. “La vida no termina a los 40. De hecho continúa y se vuelve más interesante, y aunque en la vida te suceden cosas horribles, puedes levantarte y empezar de nuevo. La vida sigue su curso”.
  Para interpretar al ex enfermero psiquiátrico Dave y propietario de una perra pastor llamada Tillie, Morrison eligió al actor y monologuista Dave Johns, del noreste de Inglaterra. El actor se dio a conocer mundialmente al interpretar al viudo que da nombre a la brillante película de Ken Loach Yo, Daniel Blake que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes de 2016 y el premio Johns al Mejor Actor en los Premios del Cine Independiente Británico.
  "Paul no quería que fueran actores que hubieran nacido y crecido en Londres. Le encantaba el estilo de interpretación tan natural de Dave que encajaba a la perfección con el tipo de guión que él había escrito”, dice Mohr-Pietsch. “Imaginaba que Dave pertenecía a una clase socio-económica más baja que Fern y quería a alguien en quien no confiara la primera vez que se encuentran, alguien que podría ser una amenaza. Él está calvo y lleva una cazadora estilo bomber así que ella no está muy segura de quién es ese tipo. Pero después, cuando lo conoce, se da cuenta de que es una persona dulce y amable”.
  "Yo había visto Yo, Daniel Blake así que no tenía ninguna duda de que podía dar vida a este personaje", dice Morrison. “Lo estuve tanteando durante un tiempo, fui a Edimburgo a ver su espectáculo de monólogos y me encantó cuando dijo que sí. El personaje de Dave es un diamante en bruto. Ser enfermero psiquiátrico es un trabajo duro, tanto en el plano físico como emocional. Dave tiene un gran corazón y le gusta dejarse llevar. En cierto momento del rodaje, Dave Johns me preguntó algo sobre su personaje y en especial sobre lo que soportado a lo largo de los años, esa faceta de alguien que aguanta, la palabra que Fern usa al referirse a él, y de repente dijo que yo estaba hablando de mí. Eso se convirtió en una broma habitual entre nosotros en la que él era yo, algo que no soy evidentemente, pero si en lo que respecta a ser alguien que aguanta”.
  Para interpretar a Fern, la prudente divorciada de clase media y dueña de un terrier Yorkshire llamado Henry, Morrison eligió a Alison Steadman, la actriz ganadora del premio Olivier. Steadman, nacida en Liverpool, se dio a conocer en los años 70 en las aclamadas obras de la BBC de Mike Leigh Nuts in May y Abigail's Party y en las décadas posteriores ha hecho gala de una carrera plagada de éxitos en el cine, la televisión y el teatro. Morrison ya había trabajado con Steadman en los años 80 en una película de Channel 4. El director pensó que después de haber interpretado tantas comedias y papeles de actriz de carácter, le gustaría mucho protagonizar una historia de amor. “Paul estaba convencido que podría ajustarse a esa personalidad reservada ya que al principio de la historia e muestra reticente y le lleva cierto tiempo adaptarse a Dave. Pero también es una persona entrañable y muy inteligente así que encajaba perfectamente con el personaje", dice Mohr-Pietsch.
  "Es una mujer de unos 60 años, que vive sola y tiene un perro muy mono al que pasea todos los días", dice Steadman y añade: “y da la impresión de podría ser alguien que está buscando compañía o un amigo. Su primer matrimonio fracasó, su segundo matrimonio fracasó y eso es muy triste. Es una mujer muy inteligente y brillante, pero busca algo en la vida”.
  "Fern tiene más de dinero que Dave, es propietaria de su casa (con su ex) y es independiente", explica Morrison. "Ha salido de dos matrimonios realmente difíciles, así que le pone nerviosa meterse en una nueva relación. Pero necesita muchísimo a alguien que la valore y Dave lo hace por ser quién es".
  "Dave Johns se incorporó primero al proyecto y Alison lo hizo casi inmediatamente después", dice Mohr-Pietsch. "Está claro que tenían muchas ganas de trabajar juntos. Hubo química entre nosotros en cuanto nos conocimos. Y eso le dio mucha confianza a Paul. Supo que la pareja iba a funcionar”. Morrison quería estar presente cuando sus dos protagonistas se conocieran, para comprobar cómo interactuarían entre ellos. Pero no pudo ser. "Por desgracia me la jugaron ya que se reunieron antes en secreto", dice el director riéndose. “Tuve una reunión con ellos en BAFTA, a la que se incorporaron después Stewart y Anna. Alison empezó a meterse con Dave desde el primer momento. Se mostraba muy sarcástica con él. Él estaba desamparado, el más dependiente; reflejaba a la perfección lo yo necesitaba que hicieran en la película. Fue cuando supe que iba a funcionar y que habíamos acertado. Ambos son grandísimos actores y si hay química entre ellos, no puedes equivocarte. Aunque es cierto que te puedes equivocar mil maneras, pero casi todas tienen que ver con los perros”.
  En lo que se refiere a sus protagonistas caninos, Morrison utilizó prácticamente el mismo proceso de casting que puso en marcha con sus actores principales. “Benji fue el modelo de Tillie en personalidad y carácter, pero no daba muy miedo salvo que tú fueras muy pequeño”, explica. “Para mí era importante que el perro de Dave en la película fuera de una raza que atemorizara a la gente. De esa manera, Fern tiene que recorrer un largo camino hasta llegar a conocer y querer a ese perro”.
  “Queríamos un perro grande, que resultara amenazante a primera vista. Pero lo cierto es que es como Dave, una cachorrita en la forma de relacionarse con la gente", dice Le Marechal.
  Sheila, un pastor alemán hembra de cinco años, fue quien interpretó a Tillie. “Cuando la conocimos, se portó increíblemente bien e hizo exactamente lo que le dijimos”, dice Morrison. “Me preocupaba su edad, porque era joven y tenía que interpretar a un perro mayor, pero nos decantamos por ella por su carácter”.
  En cuanto a Henry, el perro de Fern, Morrison buscaba lo opuesto a Tillie tanto en tamaño como en temperamento. “Pequeño, ladrador, un poco rebelde”, apunta. Al principio le ofrecieron un perro de raza Dachshund llamado Frank, pero ni Morrison ni Steadman son aficionados a esa raza. “Cuando los trajeron a todos para enseñárnoslos, había un perro salchicha que nos gustó mucho”, dice Le Marechal, “era muy bonito, pero además era el perro más amaestrado que tenían y haría todo lo que necesitábamos que hiciera. Pero a Paul no le gustó del todo y eligió un perro un poco menos amaestrado que tenía ciertas limitaciones”. El nombre del terrier era Dennis. “Tomamos la decisión correcta, aunque el otro podría haber sido mejor intérprete”, reconoce Morrison. El inteligente Dachshund no se quedó fuera del todo ya que hace un cameo en la película. "Es el perro juguetón que intenta montar a Tillie en una escena en el campo”. En cuanto a sus nombres, Tillie, dice Morrison, era el del perro de un amigo, mientras que Henry era "un nombre un poco más elegante para reflejar la diferencia de clase entre Dave y Fern”.
  Los actores conocieron a sus perros durante el breve período de los ensayos. “Fueron solo un par de días”, dice Mohr-Pietsch. “El guión no era improvisado, pero Paul quería que pareciera lo más natural posible así que quería que Dave y Alison tuvieran un poco de tiempo para acostumbrarse el uno al otro. También quería pasar tiempo al aire libre con Alison, Dave y los perros y reproducir esos paseos que dan en la película para que se acostumbraran al espacio y a los perros.
  Necesitaban familiarizarse unos con otros. Paul utiliza el período de ensayos para ayudar a los actores a encontrar una conexión orgánica con los personajes que interpretan y los espacios que habitan. Busca que se produzca ese momento de magia en la pantalla. En su opinión, si puedes recorrer el espacio y adentrarte realmente en él, seguro que eso trascenderá cuando la cámara esté filmando”.
  “Los directores son muy importantes porque son los que deciden el tono de la película”, dice Steadman. “Paul es un hombre tranquilo y amable que piensa. Crea un ambiente tranquilo y concentrado en el set”.
  “Paul no suele mirar los monitores”, señala Johns. “Siempre está en la sala, de pie junto a la cámara, mirando a los actores, y eso es muy agradable. Quiere ver cómo suceden las cosas, de forma natural, y eso es genial para un actor”.
  Morrison insistió en que 23 PASEOS debía reflejar muy claramente el cambio de estaciones. “Si paseas a tu perro todos los días, estás en comunión con la naturaleza, con las estaciones y el tiempo. Y era importante que eso fuera uno de los puntos fuertes de la película. No tenía una idea precisa de cómo íbamos filmar el cambio de las estaciones. Pero lo que sí estaba claro es que el invierno, la primavera, el verano y el otoño debían percibirse con claridad”.
  “Siempre supimos que sería una película con un presupuesto relativamente bajo, así que nos preguntamos cómo podíamos añadir el máximo valor al rodaje y que pareciera lo más auténtico posible", dice Le Marechal. “Eso se logran con los personajes, pero también con el paisaje en el que están. Así que desde el principio hablamos de dividir el rodaje en varias tomas para obtener un tiempo meteorológico diferente y dejar muy claro cuál es el resultado según sea invierno, primavera o verano”.
  “Era importante que el público sintiera los cambios graduales que experimenta el paisaje y, de forma paralela, las idas y venidas de la relación de los protagonistas”, dice Mohr-Pietsch. “Desde el punto de vista del marketing, nos pareció que los cambios de estación serían un buen gancho.
Nuestro presupuesto era bastante reducido así que siempre supimos que iba a complicado. Pero nos pareció que enriquecía mucho la película y la narración”.
  “Es bueno contar con esa diferencia”, asiente Steadman y añade: “El resultado es una sensación real de que el tiempo avanza, de que su relación avanza, cambia a medida que cambian las estaciones”.
  Así que el rodaje se llevó a cabo en dos bloques. Se filmó durante nueve días en noviembre de 2018 y después otros 14 días en mayo/junio de 2019 con un par de días en medio. “Dejar el rodaje en noviembre y volver la primavera siguiente parecía complicado”, dice Steadman, “pero toda la ansiedad desapareció en cuanto me puse el vestuario de la película, volví a estar con los perros y a charlar con Paul. Tuvimos un par de días para aclimatarnos y no tuve problemas para volver a meterme en la piel del personaje”.
  A Morrison le resultó difícil dejar de rodar durante cuatro meses. “Fue frustrante”, reconoce el director, “porque quieres seguir adelante y terminar la historia, pero de esa manera tuvimos tiempo para ver lo que habíamos hecho. También nos aseguramos de si había algo que quisiéramos hacer de manera diferente y ver si nos faltaba algo en lo que se refiere al tono o la interpretación. En general, me gustó lo que habíamos hecho. En realidad, en el primer bloque ya habíamos contado toda la historia porque había muchos interiores a lo largo de las estaciones. Volver a sumergirnos emocionalmente en cada escena dependía de nuestro profesionalismo y del de los actores y creo que lo conseguimos. Pero también fue un desafío en términos de programación. Dave y Alison son gente muy ocupada. Ya es bastante difícil tenerlos a los dos una vez, así que reunirlos dos veces durante un bloque de tiempo exigió cierto esfuerzo”.
  Trabajar con el reparto canino fue aún más complicado. “No fue fácil”, reconoce el director. “Los perros estuvieron geniales, no me quejo ni de ellos ni de los adiestradores. Pero desde la primera toma tuvimos muchos problemas controlando y persiguiendo a nuestros canes. Fue difícil para el reparto porque Dave y Alison no solo tenían que actuar, también tenían que controlar a los perros al mismo tiempo. No podíamos dejar que los adiestradores controlaran a los perros porque debían mirar en dirección de Dave y Alison. Así que tuvimos que esforzarnos mucho y aprender rápido”.
  Para empezar, todas las tomas en las que aparecía un perro debían bloquearse cuidadosamente por anticipado para contar con los actores, los perros y los adiestradores al mismo tiempo. “Las tomas se diseñaron para que los adiestradores pudieran ver a los perros, pero sin que sus señales fueran demasiado evidentes”, dice Morrison. “Siempre intentamos sacar a los perros del plano lo más rápido posible. Pero a veces, cuando estabas rodando y no pasaba nada de nada, de repente se oía un pequeño “¡Wow! ¡Ahí está!" Lo tenemos. A veces, conseguir una pequeña mirada o un momento exigía mucho tiempo”.
  “Aunque nos esforzamos por planificar y ensayar lo máximo posible, nos llevó tiempo lograr que los adiestradores, el equipo técnico, los cámaras, el departamento de publicidad y los actores trabajaran al unísono”, dice Mohr-Pietsch. “Y resultó ser más complicado de lo que pensamos al principio. Además, como nuestro calendario era limitado, los actores no tuvieron bastante tiempo para entablar una relación con los perros”. No ayudó nada que Johns "no sintiera ninguna afinidad por los perros", dice Morrison. “No le gustaban nada los perros y hasta la segunda sesión no encontramos la manera de que se sintiera cómodo con Sheila. El secreto consistió en que Johns llevara la pelota de tenis de Sheila en el bolsillo. Todo cambió desde ese momento”.
  “No tengo perro. Nunca he tenido un perro. No sé nada de perros”, dice Johns. “Así que no tenía ni idea de cómo se comportan los perros. Fue muy interesante tener a estos perros en el set y conocerlos de verdad durante el rodaje. Me he convertido en alguien a quien le gustan mucho los perros”.
  “Creo que llegaron a tener una buena relación laboral", dice Morrison. “Yo no diría que se enamoró del perro. Yo sí que me enamoré del perro. Los directores siempre acaban enamorándose de sus protagonistas femeninas, y eso es lo que me pasó a mí. A Alison sí que le gustaban los perros. Habían tenido un perro en la familia, al igual que nosotros en la nuestra, así que no le costó tanto. Además es una gran profesional y no le resultó difícil trabajar con perros”.
  “Son dos perros encantadores”, dice Steadman. “A mí me encantan los perros. Tuve uno durante 15 años. Pero los primeros días fueron bastante difíciles porque no nos conocían ni los conocíamos nosotros a ellos. Se les pidió que pareciera que Dave Johns y yo éramos sus dueños y eso es bastante difícil, pero al final se calmaron. Aunque tuve llevar un montón de salchichas en rodajas en el bolsillo. Las recompensas funcionan bien”.
  Aun así, hubo problemas cuando intentamos que los perros actuaran, sobre todo cuando tenían que ladrar cuando se les ordenaba. “Lamentablemente, los perros no son seres humanos, hacen lo que les da la gana hasta cierto punto”, dice Mohr-Pietsch. “Se suponía que Dennis 'hablaría' cuando se le ordenara. Intentamos cientos de veces que ladrara pero no salía ningún sonido. Era como si tuviera miedo escénico o algo parecido. Fue muy divertido. Terminamos utilizando la toma de la boca de Dennis abriéndose y añadiendo después un ladrido”.
  Cuando llegó el segundo bloque de rodaje, todo el equipo había aprendido la lección, “así que había más planificación en el tema de los perros. El frío y la lluvia no nos ayudaron en el primer bloque”, reconoce Le Marechal.
  “Por un lado, a ellos les encantaba estar al aire libre durante muchos momentos del rodaje. Cuando no estaba haciendo una toma, podían correr libremente”, dice Mohr-Pietsch. “Pero por otro lado, era difícil llevarlos de paseo por el parque. Normalmente están acostumbrados a olfatear lo que quieren olfatear, encontrar lo que quieren encontrar, pero ahora les estábamos pidiendo que caminaran en línea recta. Fue todo un desafío”.
  Y las cosas tampoco fueron fáciles cuando no estaban en el parque. En una escena delante del piso de Dave, Tillie tenía que salir y después volver a entrar. Nos llevó 16 tomas hacerlo bien. “Era de noche y la última toma del día. Llovía a cántaros y Anna y yo estábamos fuera de pie sosteniendo varias luces”, dice Le Marechal. “Recuerdo que pensé, por favor, perro, hazlo ya. Pero la perra se negaba”.
  “Llovía a cántaros y hacía mucho frío. Tenía tanto frío que también se me heló el cerebro”, recuerda Morrison. “Me dije: 'si esta toma no funciona, no tengo ninguna otra alternativa. No sé qué puedo hacer'. A veces piensas en otra manera de solucionar las cosas como dividirlo en dos tomas por ejemplo. Pero mi cerebro dejó de funcionar y sólo podía esperar que ocurriera lo mejor. Gracias a Dios, en la última toma, Sheila hizo los deberes”.
  Lograr que Sheila muriera delante de la cámara en el diminuto piso de Dave en Chingford resultó ser un gran problema práctico para Morrison. “Era una perra llena de vida y ahí estaba, apretujada en el diminuto apartamento de Dave. Pero fue genial. Lo hizo y salió muy bien”. El secreto, revela Morrison, es la paciencia. “Tienes que esperar hasta que estén tan aburridos que cierren los ojos. Y calentar la habitación”. También le recordó momentos muy dolorosos de la muerte de su propio perro. “La escena reflejaba la muerte de Benji. En ese momento no sabíamos que se estaba muriendo. Estaba muy enfermo así que llamé a mi hijo y le dije que estábamos pensando en llevarlo al veterinario si no mejoraba al día siguiente. Mi hijo, que vive en Bristol, preguntó si podía verlo como hace Fern en la película. Así que mi hijo estuvo hablando con Benji por FaceTime cuando murió. Por lo tanto, ese momento de la película en el que Fern habla por teléfono con el perro mientras se está muriendo también está tomado de la vida real y, para mí, fue un momento muy impactante”.
  23 PASEOS se rodó filmada en su totalidad en el norte de Londres con Dave y Fern y sus perros recorriendo casi toda la zona en la que Morrison había paseado a Benji durante años: King George's Field en High Barnet, Hadley Common, Hadley Woods y Hadley Green, así como en North Mymms Park en Hertfordshire. “Paul hizo un barrido forense de todas las localizaciones al aire libre y se aseguró de que utilizáramos todo el espacio posible de cada parque. La finalidad era disponer de la mayor variedad visual y además asegurarse de que la conversación no se volviera repetitiva o aburrida ya que siempre están buscando pastos nuevos, por decirlo de alguna manera”, cuenta Mohr-Pietsch.
  La película también se rodó en Barnet High Street y sus alrededores. Las casas de Fern y Dave son de amigos de Morrison. “Me arriesgué mucho con mis amistades”, bromea el director. Como resultado, varios de sus amigos, sus vecinos y sus perros aparecen como extras. “La ventaja de rodar tan cerca de casa fue poder filmar lugares que conocía muy bien. Sabía dónde estaría la luz a una hora determinada de un día determinado. Y conocía todas las vistas, por así decirlo. También era genial levantarme por la mañana y estar en el set, y que todos vinieran donde vivo. Aunque también fue un problema durante el primer bloque de rodaje porque mi casa hacía de base y eso significaba que no te distanciabas nunca de la película. En el segundo bloque rodaje, logramos encontrar un sitio en High Street que hiciera de campamento base y así poder relajarme cuando llegaba a casa”.
  Por desgracia, no todos los lugares trajeron consigo recuerdos tan felices. “A Benji le atacó un mastín en el callejón donde Tillie y Henry se enfrentan por primera vez”, dice Morrison, “así que sé muy bien lo problemático que resulta que los perros se crucen en callejones. Benji lo pasó muy mal y yo también al recordarlo”.
  En general, la climatología fue benigna con la película, aunque la única escena en la que llueve tuvo que hacerse con efectos visuales. “No podíamos esperar a que llegaran las nubes, a que saliera el sol o a que lloviera”, dice Morrison. “Hubo un día muy lluvioso en el que rodamos la escena de la lluvia, pero dejó de llover en el momento en que estábamos a punto de filmar la escena”. Aun así, tuvieron suerte con la nieve. “Esas secuencias se filmaron seis meses antes de que empezáramos, cuando David Katznelson, el director de fotografía, y yo estábamos dando una vuelta y de repente, se puso a nevar”, cuenta Morrison. “Aunque la toma de la película definitiva con Dave en la nieve es nieve falsa”.
  Para Morrison, 23 PASEOS es un homenaje a su desparecida mascota, así como un trabajo hecho con mucho amor por parte de todos los implicados. “Hicimos esta película con un presupuesto increíblemente bajo, así que si habían aceptado es porque les había gustado el guión”, concluye el director. “Fue difícil porque no disponíamos de toda esa parafernalia que hay en muchos rodajes. No teníamos caravanas ni baños, pero todo el mundo arrimaba el hombro y hay muy buen ambiente en el equipo. Gracias a eso pudimos rodar todos los días. Dave y Alison se divertían mucho entre una toma y otra. Se picaban el uno al otro y fue genial estar con ellos”.

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