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LA RECETA PERFECTA
INFORMACIÓN
Titulo original: Vingt Dieux
Año Producción: 2024
Nacionalidad: Francia
Duración: 92 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Comedia, Drama
Director: Louise Courvoisier
Guión: Louise Courvoisier, Théo Abadie, Louise Courvoisier, Théo Abadie, Marcia Romano
Fotografía: Elio Balezeaux
Música: Charles Courvoisier, Linda Courvoisier
FECHA DE ESTRENO
España: 12 Junio 2025
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
La Aventura audiovisual


SINOPSIS

Totone, de 18 años, pasa la mayor parte del tiempo yendo de fiesta y bebiendo cerveza con su grupo de amigos. Pero la realidad se impone de golpe: tiene que cuidar de su hermana de 7 años y buscarse la vida. Entonces se propone fabricar el mejor queso Comté de la región, el que le haría ganar la medalla de oro en el concurso agrícola y 30.000 euros...

INTÉRPRETES

CLÉMENT FAVEAU, MAÏWENE BARTHELEMY, LUNA GARRET, MATHIS BERNARD, DIMITRI BAUDRY, ARMAND SANCEY RICHARD, LUCAS MARILLIER, LORELEI VASSEUR, DAMIEN BILON, JEAN-MARIE GANNEVAL, HERVÉ PARENT, MARINE PASCULIN, ISABELLE COURAGEOT

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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
Su película comienza con una imagen bastante extraña -un ternero en un coche- y continúa con un largo y extravagante plano secuencia. Su cortometraje ‘MANO A MANO’ empezaba con el mismo recurso cinematográfico. ¿Es su manera de decir: “Érase una vez...”?...
Para mi, es una forma de llevar al espectador tras las bambalinas de mi propio mundo. En ‘MANO A MANO’ era el mundo del circo, en el que está inmersa una parte de mi familia; y en ‘LA RECETA PERFECTA’ exploro el entorno rural de la zona del Jura (Borgoña), donde crecí. El plano secuencia inicial presenta al protagonista de la película, Totone, que baila sobre la barra del bar.

¿Cómo nació su deseo de hacer cine? ¿Y cómo nacieron los personajes de este primer largometraje?...
Mi deseo de hacer cine surgió un poco por casualidad. Crecí en Cressia, un pequeño pueblo del Jura. Pronto sentí la necesidad de marcharme, así que opté por apuntarme a clases de cine en el instituto, porque eso comportaría irme a estudiar fuera y vivir en una residencia. Poco a poco, le fui cogiendo el gusto, sentí que tenía historias que contar y, finalmente, esto me llevó a matricularme a CinéFabrique, en Lyon.
Para crear los personajes y la historia de ‘LA RECETA PERFECTA’, me inspiré en la comunidad en la que he vivido y observado desde que era niña. Totone y sus amigos son como mis “colegas” del pueblo. La mayoría de ellos dejaron pronto la escuela para trabajar en las granjas con sus padres. Muchos de ellos se encuentran en situaciones familiares difíciles. Quería filmar a estos jóvenes que rara vez aparecen en las películas, que han tenido un comienzo más accidentado que muchos otros, y hacer un retrato positivo y lleno de matices de ellos, “desde dentro”. ¡Todo en el país del queso Comté!

¿Cómo escribió el guion, en el que cada elemento que introduce reaparece en un momento u otro de la narración?...
Dejo que mi gusto por los detalles guíe la escritura de mis personajes y sus situaciones. Me gusta cuando las cosas parecen triviales pero todos los elementos tienen una finalidad, sin exagerarlos ni convertir la película en una crónica. Tenía un verdadero deseo de ficción enraizada en la realidad documental. Quería contar mi historia en un entorno naturalista. Empecé a escribir por mi cuenta, empezando por los personajes, que evolucionaron con el tiempo. Luego coescribí con Théo Abadie, un compañero de mi clase en CinéFabrique. Y la guionista Marcia Romano nos ayudó durante todo el proceso.

Su película tiene un aire de western -en la forma de tratar el espacio, la conquista del territorio, la adversidad- y algunos de los giros y sorpresas recuerdan al arquetipo de aquellos divertidos holgazanes sin esperanza...
En efecto, he imaginado mi película como un western, pero sin tomar prestados todos los códigos del género. Por eso elegí el formato Scope. También me gustaba la idea de filmar rostros curtidos que cuentan historias de una vida vivida a fondo. El miedo a lo desconocido, la conquista del territorio, todo ello iba de la mano de una cierta torpeza propia de mis personajes y de su comportamiento. Las historietas clásicas de Les Pieds Nickelés son evidentes en la forma de actuar de Totone y sus amigos. Intentan llevar a cabo ideas estrambóticas y se apoyan mutuamente ante la adversidad. Por complejo que sea todo, el grupo les empuja hacia adelante.

Mira con ternura a sus personajes...
Me gusta mucho Totone, aunque no sea un héroe y esté lleno de defectos. Quería mostrar sus imperfecciones tanto como sus virtudes. Totone es como un cachorro torpe y sobreexcitado, que puede bailar semidesnudo en una barra o no ayudar a su padre cuando le necesita, pero que es dulce y adorable a pesar de todo. Totone es también una fuerza de la naturaleza, con una forma única de reaccionar ante los acontecimientos y un agudo sentido de la comunidad.

En su historia hay tres valientes figuras femeninas: La hermana pequeña de Totone, la granjera Marie-Lise y la quesera...
Marie-Lise y la hermana Liftle son personajes que escribí en contra de los estereotipos de feminidad. Marie-Lise no es seductora, es directa, lo que no le impide ser sexy. Quería evitar el cliché de la granjera y poner en ese puesto a una joven muy capaz y segura de sí misma. En cuanto a la hermana pequeña, necesitábamos sentir su inteligencia en su presencia y en sus ojos, su madurez en tales circunstancias y su complicidad con su hermano, que es un poco torpe al principio y evoluciona a medida que pasa el tiempo. En cuanto a la quesera, no quería hacer de ella una figura materna demasiado positiva. Quería que fuera muy carismática, y la actriz que la interpretó, una mujer de mi pueblo que trabaja como funcionaria de prisiones, y a la que conozco muy bien, le dio esa fuerza.

‘LA RECETA PERFECTA’ es una historia de madurez...
De hecho, Totone se ve obligado a entrar en la edad adulta. La historia de la película se desarrolla a lo largo de varios meses. Dura el tiempo necesario para fabricar queso: el periodo de maduración del queso Comté, ¡pero en cierto modo también el de Totone! Se las arregla para hacer frente a la muerte de su padre sin hablar nunca de ello, guardando sus sentimientos para él mismo. Al crecer en el campo, me di cuenta de que estaba mucho más expuesta a la muerte que los jóvenes que vivían en la ciudad. Mucha gente tenía accidentes de tráfico y moría muy repentinamente. Observé mucha contención emocional a mi alrededor. En el campo, a diferencia de la ciudad, no es frecuente acudir a terapia. La gente carece de herramientas para analizar sus emociones. Si sus problemas no se procesan a través de las palabras y las lágrimas, ¿cómo pueden expresarlos? Evitando una forma de patetismo que no les convendría, quería mostrar la rudeza de mis personajes, sin ocultar su sensibilidad ni sus defectos. Lo que me parece tan conmovedor de ellos es el hecho de que no se derrumban cuando están de duelo, por ejemplo. Sin embargo, ante el desamor, se sienten desolados. A menudo he observado este contraste en personas de mi entorno, entre su fortaleza, su capacidad para encajar un golpe, y su fragilidad cuando menos te lo esperas.

La película está impregnada de movimiento: hay mucha conducción de coches y ciclomotores; nos cruzamos con vacas y caballos al galope; tus personajes bailan…
No hablan mucho, pero son muy expresivos. La gente se mueve mucho en este entorno rural porque todo es muy vasto. Y mis personajes son todo menos estáticos. Escribí el guion pensando en todas las localizaciones. Sentí la necesidad de contar la historia de este paisaje, de filmarlo en momentos concretos del día, sin quedarme tampoco absorta en la contemplación. Quería que los espectadores se centraran en Totone y su historia, y no se desviaran hacia una película bucólica. Necesitaba encontrar un equilibrio entre una mirada cruda y frontal y un enfoque poético, porque tampoco quería ser demasiado dura. En cuanto a los cuerpos, me gusta filmarlos porque los gestos y los andares dicen mucho de los personajes
y de su vida interior . Sobre todo en estos personajes, que son más bien silenciosos. Además, me encanta lo que se juega en los silencios, y la discrepancia entre las palabras y hechos que se notan en algunas escenas. También me gusta que la sensualidad surja en lugares distintos a las secuencias de amor, que no son especialmente sensuales. En las escenas de baile o de lucha entre los chicos, por ejemplo, la sensualidad surge porque se conocen muy bien unos a otros.

El queso Comté es un personaje más de la película...
Fue todo un reto. En primer lugar, teníamos que conseguir que el queso fuera “cinegénico”. Luego, en términos de narración, teníamos que dejar claro que el viaje de duelo de los personajes estaba íntimamente ligado a la fabricación de este queso, tan central en la región donde se desarrolla la historia. Una de las dificultades consistía en mostrar la fabricación real del queso, incluidas las partes delicadas: es el aspecto documental de la película, que se convierte en parte de la ficción. Del mismo modo, la secuencia del parto también tenía que ser auténtica. Fue un gran reto para el equipo, para la actriz (aunque es ganadera) y para la ternera, ya que no queríamos ponerla en peligro.
Tanto la fabricación del queso como el parto contribuyen al suspense que recorre su historia...
Principalmente porque se trataba de seres vivos. Podríamos haber recreado los elementos artificialmente, pero no habría sido congruente con cómo estaban escritas las escenas en el guion. Teníamos que sentir esa vida, a través de las miradas, los gestos y todo lo que ocurre entre los personajes en esos momentos. La tensión crecía de verdad cuando rodábamos esas escenas, y nos aseguramos de que se sintiera a través del proceso de montaje.

Otro personaje es el caldero, ¡esa olla brillante y casi mágica!...
Incluso religioso. Me gusta la idea de que una herramienta aparentemente sin importancia pueda convertirse en un objeto lleno de promesas. Del mismo modo, mis personajes, que algunos podrían considerar inadaptados, resultan ser bellos y capaces. Esto se refleja también en sus gestos, cada vez más seguros y precisos. Con mi director de fotografía, Elio Balézeaux, que estudió conmigo en CinéFabrique, intentamos conferir a este caldero una forma de sensualidad y solemnidad. No podemos ver realmente lo que ocurre en su interior hasta que nos acercamos a él.
Tuvimos que idear diferentes maneras de mostrarlo de una escena a otra, progresivamente, hasta el momento en que descubrimos lo que hay dentro.

Utiliza todo tipo de planos de cámara. ¿Cuáles fueron sus elecciones como directora?...
Elio Balézeaux viene de los Alpes y también creció en un entorno rural. Juntos trabajamos mucho los contrastes, alternando planos muy cerrados y planos muy amplios. Decidí utilizar sobre todo planos secuencia y mantenerme lo más cerca posible de mi personaje, utilizar planos panorámicos en lugar de dolly shots, y aspirar a un estilo más bien despojado. Los planos secuencia, como aquel en el que Totone está jugueteando con su amigo en el techo de un coche, también nos permitieron jugar con los silencios y crear ritmo dentro de las escenas.

¿Cómo trabajó la luz y los colores?...
Quería una imagen llena de colores, sol y luminosidad. La película tenía que tener una vibración cruda pero sensual. Utilizamos principalmente luz natural, incluso para los interiores, en los que el objetivo era captarla y magnificarla sin estetizar la luz entrante.

¿Cómo hizo el casting y dirigió a los actores?...
Todos los actores de la película son no profesionales. Hicimos un casting abierto en la región del Jura, visitando carreras de motocross, de stock-cars, ferias agrícolas, etc. Clément Faveau, que interpreta a Totone, tiene dieciocho años y trabaja en una granja avícola. Le conocí en un instituto agrícola. Me costó convencerle, pero al final se apuntó. Clément lo entiende todo. Consigue ser muy convincente sin dar la impresión de estar actuando. Su interpretación es tan auténtica que impresiona. Era perfecto para encarnar el lado duro y frágil de Totone.
Para el papel de la hermana, conocí a muchas niñas a través del proceso de casting, pero elegí a Luna Garret, a quien vi crecer en mi pueblo. Creo que tiene una presencia muy fuerte y me apetecía mucho trabajar con ella. Durante las pruebas de pantalla, se relacionó con los chicos sin esfuerzo, como hace con sus hermanos en la vida real.
Maïwène Barthélémy, que interpreta a Marie-Lise, estudiaba agricultura cuando acudió a la audición. Además de sus dotes como agricultora, enseguida demostró su capacidad para meterse de lleno en el personaje con una espontaneidad increíble. Fue una elección obvia para el papel.
Me apasiona dirigir actores. Me inspiraba en quiénes eran, cómo hablaban, su aspecto, sus gestos. Ensayamos mucho en los platós, y también pasé mucho tiempo con ellos individualmente. Durante el proceso de ensayo, reescribí las escenas para que sonaran lo más auténticas posible y para que los actores se sintieran preparados cuando llegaran al plató.

Su hermana, Ella Courvoisier, diseñó los decorados...
Y mi hermano, Pablo Courvoisier, fue jefe de obra. Me encanta trabajar con mi familia, y necesito rodearme de gente en la que pueda confiar, con la que pueda tomarme todo el tiempo que necesite para encontrar lo que busco. Creamos y ajustamos los decorados hasta el último detalle durante meses, pensando en lo que los interiores decían de los personajes . Todo este trabajo contribuyó mucho a la estética de la película.
En el plano secuencia de apertura, cada elemento se colocó con precisión. No es una fiesta real, todo se creó de la nada, y las andanzas del personaje son precisas hasta el último detalle. La idea no era sólo mostrar cosas, sino hacer que el público las sintiera.

En cuanto al montaje, ¿qué ritmo perseguía?...
Quería jugar con los contrastes, entre momentos que dejan tiempo a silencios y miradas, y momentos que se aceleran. La historia está salpicada de secuencias llenas de vida, como las del baile o la carrera de coches.
En ciertas secuencias, como la de Totone y Marie-Lise en la cocina, tuvimos que encontrar variaciones de ritmo para transmitir los sentimientos encontrados de los personajes. Esta búsqueda del ritmo adecuado se llevó a cabo durante el montaje con Sarah Grosset, otra antigua alumna de CinéFabrique.

¿Cuáles eran sus intenciones en cuanto al sonido y la música?...
El sonido da densidad a los paisajes, a veces incluso con más precisión y exactitud que la imagen. El acento de los personajes también juega un papel importante en la película. Así que nos aseguramos de resaltar las voces. Cada espacio tenía que tener su propia identidad. Hasta el queso tenía que sonar bien. El caldero también tenía que tener un tono preciso.
En cuanto a la música, la escribieron mi otro hermano y mi madre: Charlie y Linda Courvoisier. Buscamos juntos sonidos, sobre todo los propios del género western. Quería una música que fuera a la vez sutil y expresiva. Mi familia también interpretó la música y las voces, mis padres eran músicos profesionales antes de convertirse en granjeros.

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