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EL HOMBRE INVISIBLE
INFORM MACIÓN
Titulo original: The Invisible Man
Año Producción: 2020
Nacionalidad: EE.UU., Australia
Duración: 124 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 16 años
Género: Terror
Director: Leigh Whannell
Guión: Basados en la novela escrita por H.G. Wells
Fotografía: Stefan Duscio
Música: Benjamin Wallfisch
FECHA DE ESTRENO
España: 28 Febrero 2020
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Universal Pictures


SINOPSIS

Cecilia recibe la noticia del suicidio de su ex novio, por lo que inmediatamente comienza a reconstruir una vida mejor. Sin embargo, su sentido de la realidad se pone en tela de juicio cuando comienza a sospechar que su amante fallecido no está realmente muerto...

INTÉRPRETES

ELISABETH MOSS, STORM REID, OLIVER JACKSON-COHEN, ALDIS HODGE, HARRIET DYER, BENEDICT HARDIE, SAM SMITH, AMALI GOLDEN, ANTHONY BRANDON WONG, ZARA MICHALES, BIANCA POMPONIO

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EL PRÍNCIPIO DE UNA NUEVA ERA...
    El personaje del Hombre Invisible forma parte de la familia de clásicos del cine de monstruos de Universal, que incluye a figuras legendarias como Drácula, el Hombre Lobo, el Monstruo de Frankenstein, la Novia de Frankenstein y la Criatura del Lago Negro. Estos notorios personajes han sobrevivido al paso de los años porque son atemporales y representan todo tipo de miedos y ansiedades, donde confluyen los descubrimientos científicos, el amor y la pérdida. Estos monstruos se adaptan al momento en que vivimos.
   EL HOMBRE INVISIBLE es una novedosa visión de este personaje clásico; una visión que requiere la aportación de un director con ideas, así como de guionistas con historias innovadoras y atrevidas para dar nueva vida a los conocidos personajes.
   La película es el perfecto ejemplo de cómo se ha desarrollado este proceso. Al guionista y director Leigh Whannell se le ocurrió una idea tan sorprendente como aterradora para el personaje, y el estudio se entusiasmó con su perspectiva. De ahora en adelante, las películas de monstruos de Universal estarán ancladas en el género de terror, sin restricciones de presupuesto, clasificación o género. Tampoco participarán de un universo interconectado; al contrario, cada una se desarrollará en su propio mundo.
   El primer capítulo ha caído en manos del productor Jason Blum, del exitoso estudio Blumhouse Productions. “Esta es la primera de una nueva generación de películas de monstruos de Universal”, explica el productor. “Universal prepara unas cuantas, pero la nuestra es la primera. Estamos muy nerviosos, pero al mismo tiempo ha sido una experiencia muy divertida”.
   El productor de la taquillera franquicia de Universal La noche de las bestias, y de tremendos éxitos que van desde Múltiple, pasando por Cristal, hasta Déjame salir, dice que los monstruos le son familiares. “Nuestra productora lleva tiempo trabajando con el estudio”, explica. “La historia de Universal con las películas de terror es larga, sobre todo en los años treinta y cuarenta. La fantasía impregna el estudio. Me reuní con la presidenta Donna Langley y me explicó que quería revitalizar la atracción por los monstruos. Dado que siempre se compara a nuestra productora con la era de los monstruos de Universal porque nos dedicamos sobre todo al cine de terror, nos pareció natural que nos encargásemos de dar el primer paso”.
   “Además, las películas de monstruos ocupan un lugar especial en mi corazón”, sigue diciendo Jason Blum. “Por eso quise hacerla. Nuestra idea, desde el principio, fue encontrar un concepto relevante hoy en día, y eso es exactamente lo que ha hecho Leigh con EL HOMBRE INVISIBLE”.

UN PERSONAJE CLÁSICO, UNA NUEVA OPORTUNIDAD...
   El guionista y director Leigh Whannell descubrió al protagonista de la novela corta de H.G. Wells El hombre invisible cuando era niño. De hecho, se saltaba las clases para ver las películas de monstruos de Universal en la tele. Lo que más le gusta de este personaje es que, al contrario de otras historias de este tipo, no se han hecho muchas versiones. “Dirigir una película en torno a un personaje con alcance universal significa correr grandes riesgos”, dice. “Basta con preguntar a los autores de las más recientes entregas de Star Wars para saber la presión que representa trabajar con personajes icónicos. Pero con el Hombre Invisible tuve toda la libertad del mundo. Y es que, aunque es conocido, creo que es el menos famoso de la lista. Me entusiasmó pensar en lo que podía hacer con él; tenía la posibilidad de llevarlo más allá”.
   Leigh Whannell se dio a conocer en 2003 como guionista del corto “Saw” y del primer largometraje del mismo título, que acabaría convirtiéndose en la famosísima franquicia, pero también trabajaba entonces como actor y sigue haciéndolo. Le hemos visto en Matrix Reloaded y en thrillers como la conocida franquicia Insidious, por lo que está muy familiarizado con el trabajo de los actores y con los límites que están dispuestos a saltarse.
   Si tenemos en cuenta que ha escrito varios guiones de terror, no cabe duda de que el cineasta siente predilección por el mundo del suspense. “Soy un fan nato del cine de terror y disfruto participando en películas de este género”, reconoce Leigh Whannell. Pero añade que se quedó realmente enganchado al dirigir Upgrade: “Después de esta película, no puedo resistirme al cine de acción. Estar en un plató orquestando una persecución con coches o una escena de lucha es algo especial, adictivo. Nada más acabar el rodaje, lo primero que se me ocurrió es que mi próxima película sería otra de acción aún más visceral”.
   Y así fue. La suerte quiso que EL HOMBRE INVISIBLE llamara a la puerta del director. Le citaron para que se reuniera con el equipo de desarrollo de proyectos de Blumhouse Productions, pero no imaginó en ningún momento que le ofrecerían la oportunidad de volver a imaginar a uno de los monstruos de Universal.

UN NUEVO PUNTO DE VISTA...
  El personaje original de H.G. Wells es un científico que cae en la locura, pero Leigh Whannell se inclinó por los objetos que obsesionan al malvado. Durante esa primera reunión en Blumhouse, se le ocurrió de pronto que debía invertir el enfoque. “Les vendí la idea sin prepararla de antemano, fue algo totalmente espontáneo”, recuerda. “Empecé a decir que si se hiciera una película del Hombre Invisible, debería ser desde el punto de vista de la víctima. Por ejemplo, una mujer que escapa de un compañero posesivo y agresivo en plena noche; luego se entera de que se ha suicidado, pero no acaba de creérselo, sobre todo porque empiezan a pasarle cosas inexplicables”.
   Al acabar la reunión, la idea estaba metida en la cabeza de Leigh Whannell. “No podía parar de imaginar escenas de la película, de cómo las rodaría”, sigue diciendo. “La película me escogió, no la escogí. Tuve que rendirme. Acabé hablando con ellos de nuevo y les dije: ‘Esta película ocupa mucho sitio en mi cabeza y no paga alquiler. La única forma de echarla es haciéndola’”. Hace una pausa antes de seguir: “No la habría hecho si no hubiera pensado que había algo único y que podía aportar cosas diferentes”.
   Y así, el director dio rienda suelta a su imaginación escribiendo la historia de este monstruo de Universal. “Era consciente de que me enfrentaba a una tarea ardua”, dice. “Lo más difícil fue construir una historia totalmente nueva alrededor del personaje y decidir desde qué punto de vista debía contarse. Mi intento de documentarme se convirtió enseguida en estar sentado delante de un bloc con un bolígrafo en la mano intentando tener ideas nuevas. Era una gran oportunidad. Como he dicho antes, no es un personaje muy manoseado, no tenía muchas huellas dactilares encima”.
   A medida que escribía la moderna y aterradora historia de una obsesión, el director la imaginaba cada vez con más detalle desde la perspectiva de Cecilia Kass, una inteligente arquitecta de San Francisco cuyo compañero sentimental, Adrian Griffin, un hombre violento y poderoso, la tiene encarcelada. Consigue escapar de las garras del brillante inventor y pionero en técnicas ópticas, y consigue esconderse gracias a la ayuda de sus amigos y familia. Sin embargo, cuando su ex se suicida, Cecilia empieza a sospechar que sigue vivo y que ha conseguido hacerse invisible con el fin de torturarla. Poco a poco todo parecer ser un sinsentido y Cecilia empieza a dudar de su propia cordura sin por eso dejar de esforzarse en proteger a sus seres amados y a sí misma.
   “No hubo diez versiones de la historia”, dice Leigh Whannell. “La idea de una víctima perseguida por el Hombre Invisible apareció desde el primer momento. Me gustó y me convencí de que no valía la pena buscar algo mejor. A medida que escribía el guion, me di cuenta de que muchas mujeres que sufren abusos están en la misma situación, no se las cree por mucho que intenten demostrar que algo terrible les pasa. No consiguen convencer a nadie. Pero tampoco quiero meterme mucho en esto porque creo que una de las ventajas de ser guionista y director es tener la oportunidad de descubrir las interpretaciones del público”.

UNA HISTORIA DE LA ÉPOCA ACTUAL...
   Los productores Jason Blum, fundador y presidente de Blumhouse Productions, y Kylie du Fresne, de la productora australiana Goalpost Pictures, se unieron a Leigh Whannell. Ambos habían trabajado con el director en Upgrade, y Blumhouse produjo la serie Insidious, y estaban decididos a ver cómo volvía a sorprenderles el polivalente cineasta.
   La idea de que la historia se contase desde la perspectiva de la protagonista atrajo a Kylie du Fresne, que lleva más de veinticinco años produciendo para el cine y para la televisión de Australia. “Leigh tiene el don de inventar personajes femeninos de gran fuerza”, dice. “Ya lo hizo en la franquicia Insidious. Su percepción de los personajes femeninos es especial y no me sorprendió que quisiera contar la historia desde el punto de vista de una mujer. Siempre que se habla de EL HOMBRE INVISIBLE, todo el mundo piensa automáticamente que el protagonista absoluto debe ser un hombre, pero en este caso es Cecilia, a la que da vida Elisabeth Moss. Es una visión original, diferente. Ahora es otro enfoque, el de una mujer fuerte, y ha sabido hacerlo a la perfección”.
   La productora pensó que esta perspectiva ofrecía una historia adaptada al momento actual en cuanto a la violencia doméstica y a la percepción que los medios tienen de las mujeres. “Me pareció que Cecilia vive en sus propias carnes lo que muchas mujeres están sufriendo ahora, y me refiero a sus derechos”, explica Kylie du Fresne. “Leigh adapta estos temas a la película, los mezcla sutilmente con la trama. Habla de una mujer que ha sufrido, que ha estado bajo el control de un hombre y que empieza a perder el contacto con la realidad; y también de cómo la juzga la sociedad, limitándose a tratarla de histérica y pensando que todo son imaginaciones suyas. Pero no es así. Muchas mujeres pasan por esto, y la película ilumina algo que no se ha visto reflejado a menudo en la pantalla”.
   También cree que Leigh Whannell ha captado el recorrido de Cecilia con tanta veracidad gracias al respeto que tanto el reparto como el equipo técnico sienten por él. Nacido en Australia, concretamente en Melbourne, trabajó con varios jefes de departamento compatriotas suyos. “Las longevas relaciones profesionales que Leigh crea son muy importantes para él. Le permiten aportar mucho más al producto terminado”, explica Kylie du Fresne. “Todos están dispuestos a esforzarse para conseguir lo que quiere. Es conocido en Melbourne por ser el creador, con James Wan, de la increíble franquicia Saw. Por eso, cuando regresa a Australia para rodar, quieren dárselo todo; se sienten orgullosos de él. Además, su visión cinematográfica es muy particular y especial para las historias que cuenta. Siempre me asombra ver cómo lo hace”.
   Jason Blum comparte la opinión de su socia productora y reconoce que le sorprenden las innovadoras ideas de Leigh Whannell. “Leigh está entre los mejores pegando sustos”, dice. “No hay tantas formas de asustar en el mundo, pero una de las cosas que más le entusiasmó al lanzarse a hacer EL HOMBRE INVISIBLE era que ofrecía nuevas posibilidades de asustar al público utilizando un espacio negativo, inexistente”. La película no duda en jugar con los estereotipos de las clásicas películas de terror, dice la actriz Elisabeth Moss. “Cuando se abre y cierra la puerta de un armario, todos creemos que hay alguien ahí”, explica. “Lo mismo con la puerta de la nevera. Nos lo pasamos muy bien creando el suspense. Son cosas como encender la luz y descubrir que la forma en la esquina no es más que un perchero”.

DISEÑO DE PRODUCCIÓN Y DECORADOS...
Lavando la cara al terror:
   “El look de EL HOMBRE INVISIBLE, de Leigh Whannell, es contemporáneo, limpio, totalmente diferente de las clásicas películas de monstruos”, dice el productor Jason Blum. “No hay nada espeluznante, nada de telarañas”. Al contrario, el diseño de producción, a cargo del diseñador Alex Holmes, es todo lo contrario de lo que se espera en un largometraje de este género. “Nos alejamos de todos los estereotipos del terror”, explica el diseñador. “Lo imaginamos como un thriller realista. Por lo tanto, nada de papel pintado, ni de colores exagerados, ni tampoco espacios oscuros. Además, Leigh quería que ‘encendiéramos la luz’. Debía ser una película de terror luminosa. Nada de sombras misteriosas en los rincones. Gira en torno a alguien que está, pero no está. ¿Cómo se enseña esto? Iluminándolo todo”.
   En la opinión del diseñador, EL HOMBRE INVISIBLE debía ser una película de contrastes, de mundos diferentes, no podía transcurrir en un universo único y monótono, “Cecilia huye del ámbito de los muy ricos para refugiarse en la realidad de la clase media”, explica Alex Holmes. “Pasamos de laboratorios futuristas a la típica y aburrida cocina, de un lujoso dormitorio a una habitación de tres por tres metros. Gran parte de la película transcurre en espacios domésticos, y por eso Leigh se empeñó en que también saliéramos al exterior, que se vieran las calles de San Francisco, la comisaría, los restaurantes, para comunicar una sensación de escala. Queríamos que se viera todo el restaurante y la gente en el interior; toda la comisaría, no solo una parte”.
   Aunque EL HOMBRE INVISIBLE transcurre en San Francisco, se rodó en los alrededores de Sídney. “Desde el punto de vista de la producción, uno de los mayores retos fue encontrar decorados en el centro de la ciudad que dieran la impresión de estar en San Francisco, sobre todo la casa de Adrian”, dice Kylie du Fresne. “Debía ser única en cuanto a la arquitectura y parecer que estaba al lado de Silicon Valley”.

La guarida de Adrian:
   El equipo de Alex Holmes sabía que, por razones presupuestarias, debían encontrar una casa de verdad que representara a la perfección la personalidad dominante, obsesiva, compulsiva y desalmada del científico. Recurrieron al director de localizaciones Edward Donovan (Hasta el último hombre) para que les echara una mano. “Le pedimos a Ed que buscara casas de estilo arquitectónico brutalista, de formas pesadas, monolíticas, no muy atractivas, que recordaran a una cárcel lujosa”, explica el diseñador de producción. “Nos costó unos dos meses encontrar la casa”, añade Kylie du Fresne. “Leigh quería que fuera muy ‘Adrian’, fría, distante. No debía ser de esas casas que invitan a entrar en cuanto se abre la puerta. Todo lo contrario”. Alex Holmes sigue diciendo que “queríamos una paleta atonal, compuesta casi únicamente de negros, grises y blancos. Así, cuando salimos de la casa de Adrian, sentimos una sensación de alivio por entrar en un espacio más orgánico, con colores más cálidos y humanos”.
   La casa de Adrian se rodó en cuatro decorados diferentes. Los interiores estaban en Pebble Cove, a unas dos horas y media al sur de Sídney. Era la primera vez que se rodaba en esa espléndida casa en la costa. “Los suelos de madera están hechos con vigas recuperadas del castillo de Windsor después de un incendio”, dice la productora Kylie du Fresne. “Todo estaba construido a medida. Reconozco que rodar en una casa tan lujosa fue un reto para mí. Me pasé la mayoría del tiempo asegurándome de que nadie se daba contra una mesa o rayaba sin querer maravillosas paredes venecianas pulidas”.
   Si Pebble Cove sirvió para los interiores de la casa de Adrian, hubo que desplazarse a Dovecote, otra asombrosa mansión, para filmar los exteriores. La casa de Adrian debía estar alejada de la ciudad y cerca del mar, en una urbanización muy abierta y con grandes medidas de seguridad. “Por suerte, Dovecote está muy cerca de Pebble Cove y encontramos la casa justo cuando empezamos a rodar”, dice la productora. “Ganó el Premio Casa Australiana del Año”.
   Leigh Whannell también imaginó un entorno muy concreto para la casa: debía estar pegada a un bosque tupido y rodeada por un muro bastante alto que sirviera para encarcelar a Cecilia. El equipo de decoración tuvo que construir un muro falso con una puerta. “En Australia, las casas en el campo no suelen estar rodeadas por un muro”, explica Alex Holmes. “Pero en este caso necesitábamos uno. Para la entrada a la guarida de Adrian, construimos una gran puerta corredera de madera negra y un muro que pareciera hecho de hormigón”.
   En posproducción se extendió el muro para que rodeara la mansión. “Creamos lo que llamamos un ‘umbral’ a otro mundo”, dice el diseñador. “Pero las vistas al mar eran infinitas, maravillosas. A pesar de la libertad sin límites que rodeaba la casa, Cecilia nunca se había atrevido a escapar hasta el día en que empieza la película. Tal era el dominio que ejercía Adrian sobre ella”.
   El tercer decorado es otra casa donde el equipo creó el laboratorio de Adrian. “Era un garaje alucinante con toda una colección de lujosos coches antiguos”, dice Kylie du Fresne. “El departamento artístico hizo maravillas convirtiéndolo en un laboratorio de última generación”.
   El cuarto y último decorado está en Coogee, un barrio costero de Sídney. “El salón de la casa nos sirvió para construir el vestidor y el cuarto de baño de Adrian, dando la impresión de que son parte de un enorme dormitorio con baño incorporado”, dice la productora. “En la película, los cuatro decorados encajan a la perfección, así es la magia del cine”.

El laboratorio del Hombre Invisible:
   El equipo de localizaciones tuvo que buscar mucho hasta encontrar el espacio perfecto donde alojar el laboratorio de Adrian. “De pronto encontramos un garaje para ocho coches”, dice Alex Holmes. “Había luces LED en línea incorporadas en el techo. Era pura ciencia-ficción, pero a la vez totalmente real. A partir de ahí diseñé salas seguras y laboratorios con control de temperatura, y lo instalé todo en el enorme garaje. Para añadir un toque dramático, hice pintar el laboratorio en negro. Basé el diseño en laboratorios universitarios que había visto y en un espacio hecho a medida para un hombre muy rico”.
   El diseñador reconoce que el elemento más estrambótico que concibió fue la percha para el traje invisible. “Una percha para colgar un traje que no se ve”, dice. “Debía tener un aspecto futurista, pero también ser funcional, nada que recordara al traje de un superhéroe. Hablando con estudiantes universitarios de perfil muy alto, se nos ocurrió que sería genial y también de lo más extraño que Cecilia entrara en la sala donde está el traje y viera un iPad en la pared con su reflejo. Es decir, se ve a sí misma desde la perspectiva del traje, como si la filmaran, pero no hay ninguna cámara”. Aquí es donde el diseño cambió una escena. “Leigh reescribió y cambió el concepto de la escena para que encajara con la idea que se nos había ocurrido”, dice Alex Holmes. “Espero que sea uno de los grandes momentos de la película”, añade, riendo.

La casa de James y Sydney:
   La casa de James y Sydney debía ser lo opuesto a la de Adrian. Desde muy pronto en la preproducción, todos estuvieron de acuerdo en que este decorado se construyera en el plató de un estudio. Dada la cantidad de escenas de acción que tienen lugar en la casa, había que controlar el espacio, no solo mediante paredes y techos removibles para lanzar objetos… ¡sino también para tirar actores!
   “Estéticamente hablando, tuve que familiarizarme con los típicos interiores de una casa de clase media en Estados Unidos”, explica el diseñador de producción. “Los colores y los tonos eran importantes. Por eso vi películas como Perdida, Revolutionary Road y La chica del tren, por sus interiores de colores deliberadamente neutros, muy realistas”.
   La casa de James y Sydney debe comunicar familiaridad; es un lugar cotidiano, seguro. “En cierto modo, la absoluta normalidad de esa casa incrementa la sensación de que Cecilia pueda estar perdiendo la cabeza”, dice Alex Holmes. “El Hombre Invisible en un salón tan anodino? ¿Quién va a creerse algo semejante? No estamos en una mansión llena de sombras en lo alto de una colina, sino en una casa de color beige con dormitorios diminutos y un desván que no da para estar de pie. Es otra cosa que evitamos deliberadamente, la típica buhardilla que hemos visto en mil películas de terror”.
   Leigh Whannell escogió el desván de muchas casas estadounidenses, un espacio bastante agobiante de poco más de un metro de altura. Eso sí, este tenía paredes de quita y pon. “En vez de imaginar espacios cavernosos donde puede esconderse el monstruo, preferimos reducir el espacio alrededor de Cecilia para aumentar la tensión”, dice el diseñador. “Hubo que construir el desván para poder filmar en él. También concebimos los dormitorios como espacios a escala normal y con luz natural. La sensación de que el Hombre Invisible está ahí, tan cerca de ella, es mucho más aterradora y crea una potente imagen claustrofóbica”.

El control de la paleta de colores:
   Al mantener colores neutros para las paredes, el diseñador de producción dejó que el director de fotografía iluminara los espacios sin que aparecieran sombras ni oscuridades en las esquinas. “No buscábamos la estética del claroscuro”, explica Alex Holmes. “Para conseguirlo, necesitábamos paredes más oscuras, pero nos inclinamos por tonos totalmente normales, lo que en cine suele evitarse. No hacen falta decorados sombríos para dar miedo, basta con ver El exorcista. Es una casa de lo más normal, no hay nada raro en la iluminación, pero la niña es aterradora”.
También se controlaron los tonos de los objetos para que no hubiera grandes contrastes, con la excepción del laboratorio negro de Adrian. “El uso de objetos de colores brillantes solo distraería”, sigue diciendo el diseñador. “Sabía que en posproducción, el departamento de efectos visuales crearía un ligerísimo brillo alrededor del Hombre Invisible, por lo que evitamos fondos llenos de objetos, contrastes y dibujos. Había que trabajar con fondos uniformes”.

El hospital psiquiátrico:
   El hospital psiquiátrico en el que ingresa Cecilia debía ser realista, descarnado, el típico centro público algo descuidado y anticuado. “Incluso añadimos trozos de cinta adhesiva a las paredes para simular restos de notificaciones arrancadas”, explica Alex Holmes. “Encontramos una vieja fábrica de cosméticos y la convertimos en el pabellón psiquiátrico. Aparte de la iluminación con fluorescentes y del gris azulado típico de las instituciones gubernamentales en las paredes, añadimos numerosísimos detalles para convertirlo en un centro de alta seguridad”.
   Desde los cierres de las puertas, pasando por muebles antisuicidio, hasta el cubículo de la ducha donde Cecilia atrapa a Adrian, todo fue obra de la decoradora Katie Sharrock (Mad Max: Furia en la carretera). “La atención que Katie presta a cada detalle es asombrosa”, dice Alex Holmes. “En cuanto al exterior, tuvimos que colocar fluorescentes por todas partes, sobre todo para la escena en que Cecilia persigue a un invisible Adrian bajo una lluvia torrencial y para la que le acorrala en el aparcamiento. La lluvia sirvió para aumentar el caos del momento. Además, las gotas de lluvia rebotando en el Hombre Invisible, definiéndole, fueron una de las numerosas y brillantes ideas que Leigh incorporó al guion”.

Los numerosos retos del rodaje:
   La historia transcurre en San Francisco, pero al rodarse en Australia, uno de los mayores retos que surgió fueron los vehículos. “No hay muchos coches con el volante a la izquierda en Australia”, dice el diseñador. “Tuvimos que ser bastante creativos al respecto”. Esto significa volantes falsos, coches con el volante a la derecha en segundo plano y otros con el volante a la izquierda delante, cualquier idea era buena.
   “Reciclamos. Recubrimos con vinilo coches que ya habíamos usado para transformarlos en otro modelo”, explica Alex Holmes. “También había unos cuantos trucos con coches, lo que dificultaba aún más nuestro trabajo. Eso sin mencionar la escala de algunos decorados de San Francisco, como la comisaría, los restaurantes, el pabellón psiquiátrico, las calles… Eran espacios grandes, abiertos, donde fueron necesarias muchas manos para obtener el resultado final”.

EFECTOS VISUALES Y ESPECIALES...
Un enfoque práctico de los efectos especiales:
   El supervisor de efectos visuales Jonathan Dearing, que encabeza el equipo de Cutting Edge, se unió a los jefes de departamento de EL HOMBRE INVISIBLE después de haber colaborado con Leigh Whannell en su última película. “Al trabajar con Leigh en Upgrade, me di cuenta de que compartíamos la misma compresión y enfoque de los efectos visuales”, dice. “Para ser más específico diré que ambos consideramos que los efectos visuales deben limitarse a apoyar un rodaje práctico, real, siempre que sea posible”.
   En este caso, si el enfoque práctico era imposible, la estrategia de ambos consistía en limitarse a lo imprescindible. En otras palabras, reproducir un mundo real mediante efectos especiales. “Pase lo que pase, los dos compartimos el mismo mantra”, sigue diciendo el supervisor, “los efectos visuales deben ser lo más creíbles posible. No hay que caer en la tentación de imaginar algo de otro mundo y borrar la frontera entre la realidad y la fantasía”.

La técnica de la invisibilidad:
   El equipo de Odd Studios realizó un trabajo increíble con el traje, algo nada fácil. “Nos documentamos en profundidad sobre la “tecnología de la invisibilidad”, que actualmente ya existe”, explica el diseñador de producción. “Hasta la fecha solo se han conseguido resultados a escala muy pequeña ‘torciendo’ la luz alrededor de objetos que al no reflejar la luz no se ven. Pero la idea no nos pareció muy cinematográfica. En su lugar, optamos por una teoría basada en la ciencia óptica. Se trata de un traje hecho de cientos de diminutas cámaras que ruedan lo que tienen delante mientras producen un holograma de lo que filman en la cámara opuesta. Así, las cámaras en la espalda del traje filman yendo hacia atrás, pero la imagen aparece delante como un holograma, en la dirección opuesta. Por lo tanto, lo que está detrás de la persona que lleva el traje aparece delante, haciendo que desaparezca, literalmente”.
  Esta idea abrió el camino para que la posproducción realizara trucos asombrosos mediante hologramas y lentes, creando cientos de diminutos ojos por todo el traje. “Hablamos con varios técnicos y científicos del CSIRO (Organización de Investigación Industrial y Científica de la Commonwealth en Australia) y de universidades”, cuenta Alex Holmes. “Los físicos nos dijeron que, en teoría, era factible, pero que faltaban unos veinte años de investigación para conseguirlo. Exactamente lo que buscábamos, una tecnología inalcanzable actualmente, pero creíble”.
   Para los equipos de efectos visuales no es nada fácil diseñar ciertos elementos, pero es aún más complicado crear algo que no está en la pantalla. Jonathan Dearing y su departamento debieron enfrentarse a una dificultad mucho mayor de lo habitual. En lo que se refiere al Hombre Invisible propiamente dicho, primero se generó una versión de un traje de neopreno real por ordenador. A continuación, tuvieron que encontrar la forma de visibilizar la tecnología para el espectador. “Buscamos los componentes CG y el soporte idóneo para mover cientos de lentes CG que camuflan el traje”, explica Jonathan Dearing,
   El traje tridimensional de Adrian debía reproducir con absoluta exactitud los movimientos del especialista Luke Davis (Pacific Rim: Insurrección) sin perder la integridad de la superficie. Hablamos de cientos de células hexagonales desplazándose a la par mientras el traje realiza diversos movimientos. “Una de las genialidades de Leigh es verle luchar por lo que le gusta y quiere”, dice el supervisor. “Hay cosas que le provocan una fuerte reacción emocional, y comunica ese sentimiento, dándonos la fuerza de seguir adelante”.
   La primera reunión del equipo de Cutting Edge se centró en cómo debía ser el traje. “Nos sentamos alrededor de una mesa y todos lanzamos ideas y conceptos”, recuerda Jonathan Dearing. “En cuanto se habló de un sencillo traje de neopreno oscuro con formas hexagonales, Leigh, la directora artística Alice Lanagan (Hasta el último hombre), la diseñadora de vestuario y yo estábamos de acuerdo en que era la solución. Poco después teníamos un diseño y Odd Studios se encargó de realizar unas pruebas de acuerdo con las indicaciones de Leigh. La fase de diseño se basó en un concepto eficiente y sencillo que nos acompañó de principio a fin”.

Sin sitio para la plataforma: Los retos de los efectos visuales:
   Una de las mayores dificultades a la que se enfrentaron en posproducción fue borrar al especialista Luke Davis para sustituirle por el traje del Hombre Invisible, sobre todo cuando el traje verde del especialista estaba delante de otro actor o de fondos si no disponían de tomas de control de movimiento.
   La técnica más habitual para borrar a un actor con traje verde es utilizar una plataforma de control de movimiento con una cámara que permite repetir una filmación idéntica sin el personaje con el traje verde. Pero Cutting Edge no dispuso de esta opción en muchos casos por falta de espacio. Tomemos la escena en que el Hombre Invisible está en el desván con Cecilia: la plataforma de control de movimiento no cabía en un espacio tan reducido.
   En la escena en que Cecilia tira un bote de pintura a una escalera vacía desde la apertura del desván, la pintura revela al Hombre Invisible a no más de 30 centímetros de donde está ella. En principio, Leigh Whannell había pensado en un movimiento de cámara que empezara desde la total oscuridad del desván hasta encontrar el punto de luz de la escalera y, sin pausa, asomarse por el agujero. En ese momento, Cecilia tiraría el bote de pintura y aparecería la silueta del Hombre Invisible.
   “Leigh quería utilizar movimientos de cámara continuos en la película para facilitar un montaje más tradicional”, explica Jonathan Dearing. “Era imposible garantizar el resultado si se filmaba esta escena sin una plataforma de control de movimiento. Cabía la posibilidad de que una vez borrado el traje verde, las tomas no coincidieran y no sirvieran”.
   Después de intentar imitar el movimiento de la plataforma de control de movimiento con una Steadicam sin conseguirlo, debido al poco espacio existente en el desván, Leigh Whannell no tuvo más remedio que rodar con una cámara fija. “Esto nos permitió centrarnos totalmente en la actuación del especialista y en su reacción cuando se derrama el bote de pintura”, explica el supervisor. “No teníamos que preocuparnos de encajar dos tomas vacías con la borrosidad creada por el movimiento. El traje verde que se usó en esta toma es idéntico al traje negro que se ve en la película. Pedimos que se hiciera a medida y fuera una copia exacta, con la misma textura, para que fuera visible cuando la pintura lo manchara. Los elementos prácticos encajaron de maravilla y nuestro equipo pudo encargarse de los efectos especiales bidimensionales”.

Persiguiendo a Cecilia en el hospital psiquiátrico:
   La escena de pelea en el pasillo del psiquiátrico, en la que el Hombre Invisible intenta escaparse mientras le persiguen Cecilia y los guardas de seguridad, es un perfecto ejemplo de la ayuda que ofrece la plataforma de control de movimiento, no solo para obtener tomas limpias, sino para encajar complicadas escenas de acción.
   Permite limpiar los cables para los trucos, las alfombrillas de caída, los fallos o los cristales rotos. Todos los movimientos clave se ensayaron de antemano para colocar la cámara en la mejor posición posible. La división de la secuencia en momentos de acción no afecta al ritmo de la misma. El resultado final es una secuencia muy controlada, con grandes movimientos de cámara que parecen predecir lo que está a punto de ocurrir.
   Después de que Cecilia y el Hombre Invisible consiguen salir del hospital, al equipo de efectos visuales aún le quedaba mucho trabajo de “limpieza”. “Generamos parte del suelo por ordenador y añadimos el personaje del Hombre Invisible”, explica el supervisor Jonathan Dearing. “También sustituimos la verdadera pistola por un arma CG que el Hombre Invisible usa en mitad de la secuencia. Para acabar, unimos todos los planos, incluido uno con Steadicam mientras seguimos a Cecilia por la escalera… seguido de otro plano en la entrada cuando salimos del edificio y acaba la secuencia”.

La tecnología tiene que ver con el guion:
   El equipo técnico le agradece a Leigh Whannell que estuviera siempre abierto a escuchar nuevas ideas y a usar la última tecnología, así como a estar más que dispuesto a incorporarlo a la historia. “Un ejemplo es la nueva cámara de 360 grados que estaba probando”, dice Jonathan Dearing. “Decidí modernizar mis herramientas y quería usar esta nueva cámara para familiarizarme con sus movimientos porque uso este tipo de cámara para capturar imágenes de alto rango dinámico e incluso escaneos de decorados”.
   Mientras revisaban las tomas en el autobús de vuelta del rodaje, el supervisor le enseñó a Leigh Whannell cómo podía filmar una imagen de 360 grados. “Le demostré lo genial que era ver cualquier punto que quisiéramos”, recuerda. “Le encantó la idea y empezamos a hablar de cómo incorporar esta tecnología en el punto de vista de un actor. Seguimos hablando de tecnología, y al día siguiente Leigh me dijo que ya lo había incluido en el guion. En la escena del laboratorio, cuando Cecilia descubre el traje de Adrian, rodamos interactuando con mi cámara de 360 grados y mi tablet. Todos sus movimientos, tanto en la cámara como en la tablet, están rodados en directo. Otro ejemplo de lo fantástico que es trabajar con Leigh”.

Coincidencia entre efectos visuales y especiales:
   Cutting Edge trabajó muy de cerca con Dan Oliver, el supervisor de efectos especiales nominado a un Oscar®, y su equipo en secuencias clave para plasmar la visión del director. “La colaboración con Dan y su equipo era obligatoria si queríamos conseguir la visión de Leigh”, explica Jonathan Dearing. “Dan es un genio, tiene una enorme experiencia y también está totalmente a favor del enfoque práctico. Nuestro equipo siempre está dispuesto a apoyar a Dan cuando decide intentarlo primero con efectos especiales si cree que es factible”. Dan Oliver le devuelve el cumplido: “Jonathan es muy práctico, siempre va a intentar rodar lo que nos parece posible, y sabemos que está ahí para mejorar o arreglar algo con efectos visuales cuando es necesario”. El supervisor sigue diciendo: “Jonathan tenía mucho trabajo en esta película, pero siempre echaba una mano cuando surgía un problema”. Dan Oliver aportó una experiencia de décadas al rodaje. “La experiencia que se adquiere con los años da la suficiente confianza en uno mismo. Si me enfrento a una dificultad inesperada, probablemente sepa resolverla”, dice Dan Oliver.
   También debido a su experiencia, Jonathan Dearing sabe de sobra que no debe sustituirse un efecto especial por uno visual si el primero puede ser rodado directamente. “Nadie cuestiona el resultado si funciona, pero hay consecuencias secundarias que deben tenerse en cuenta y que añaden algo inesperado a una escena”, explica. “Siempre es mejor que el actor pueda reaccionar ante algo tangible”.
   Pero cuando es necesario añadir elementos a un efecto especial, aparece el equipo de efectos visuales. Hablemos, por ejemplo, de la escena en que Adrian rompe la ventanilla del coche de Cecilia con el puño e intenta atacarla. “Si hace falta que explote la ventanilla de un coche, los efectos visuales son muy útiles”, dice Jonathan Dearing. “Pero si el cristal se rompe realmente en mil pedazos delante de la cámara, se captura un elemento creado con la luz ambiental idónea que se comporta de acuerdo con las leyes de la física. Puede que deba rodarse delante de una pantalla azul, y si hace falta disparar trocitos de silicona desde un cañón de aire, nos encargaremos de sincronizar todos los elementos prácticos, pero no habremos generado todo el efecto en CG. Lo llamamos sinergia de efectos”.

El beicon se quema y llueve a mares:
   Dan Oliver, el supervisor de efectos especiales, dice que una de sus escenas favoritas de la película es cuando Cecilia empieza a sospechar que Adrian sigue vivo. Le está preparando el desayuno a Sydney y en un momento dado, cuando se decuida y se aparta un poco de la cocina, de repente sube muchísimo la temperatura del gas. “El beicon empieza a quemarse, la grasa salta y se enciende fuego en la sartén”, dice Dan Oliver. “No es tan fácil como parece. Leigh me explicó que todo estaba minutado y me pregunté si lo conseguiría en un solo plano continuo. Pero salió de maravilla, tal como él quería con los actores al lado del humo y de las llamas, pero perfectamente seguros”.
   Otra importante y difícil secuencia en EL HOMBRE INVISIBLE, en la que también participaron los efectos visuales, es la de la lluvia torrencial cuando Cecilia se escapa del psiquiátrico. “Trabajamos con Leigh y el director de fotografía para descubrir la forma más eficiente de rodarla, con movimientos mínimos de las grúas de lluvia”, dice Dan Oliver. “Utilizamos los mayores cabezales de lluvia de que disponíamos para crear un auténtico diluvio. Añadimos unos cuantos tiros y el efecto es genial”.

LA FOTOGRAFÍA...
La cámara y EL HOMBRE INVISIBLE:
  El director de fotografía Stefan Duscio conoció al director durante la preproducción de una película australiana en la que trabajaron. “Leigh y yo nos conocimos en el rodaje de The Mule, una película que escribió y coprotagonizó con Angus Sampson (con quien también trabajó en Insidious)”, dice Stefan Duscio. “Da la casualidad de que Leigh y yo estudiamos Artes Mediáticas en la Universidad RMIT de Melbourne, aunque con unos años de diferencia. Me habló de Upgrade al acabar el rodaje y seguimos en contacto mientras desarrollaba la película”.
   El director de fotografía, que tiene en su haber vídeos musicales tan innovadores como “Ghost”, de Beyoncé, y premiadas películas australianas como Backtrack: Sin regreso y Jungle, dice que Leigh Whannell y él crearon un lenguaje visual único para Upgrade y que decidieron ir aún más allá con EL HOMBRE INVISIBLE. “Básicamente, usamos un estilo de filmación muy suelto al principio de Upgrade que se hizo más rígido y formal a medida que una inteligencia artificial se apoderaba del cuerpo del protagonista”, explica. “Utilizamos mucho la cámara de control de movimiento para seguir al protagonista en las escenas de acción. Leigh quería ir más lejos con EL HOMBRE INVISIBLE. El guion era electrizante y nos obligó, tanto a mí como al equipo, a innovar”.

Inspirándose en las fuentes:
   Es casi imposible proyectar una película que sigue el descenso a los infiernos de una heroína sin pensar en dos clásicos de Alfred Hitchcock como Marnie, la ladrona y Los pájaros. Sin embargo, el director de fotografía y el cineasta también se inspiraron en otras películas. “Al comienzo de la preproducción, volvimos a ver filmes que nos habían gustado por el suspense y el tono”, dice Stefan Duscio. “Entre estos estaban Prisioneros y Sicario, ambos de Denis Villeneuve, pero también A Ghost Story, Personal Shopper y El exorcista. No todos eran relevantes para el guion de Leigh, pero nos inspiraron a la hora de descubrir qué era realmente EL HOMBRE INVISIBLE”. Y sigue diciendo, después de una pausa: “Siempre he sido fan de Roger Deakins, admiro la fuerza y la narrativa de sus imágenes”.
   También tuvieron la suerte de contar con una talentosa actriz del calibre de Elisabeth Moss, cuyo rostro puede expresar mil cosas sin pronunciar una palabra. “Elisabeth es una auténtica profesional y le bastaba una toma para dejarnos boquiabiertos”, dice Stefan Duscio. “Debíamos estar preparados para captar unas interpretaciones tan asombrosas como matizadas. Es camaleónica. La iluminación y el encuadre siempre deben cambiar con ella”.
   El día que el diseñador de producción Alex Holmes vio un primer montaje con el resto del equipo, se quedó asombrado con el resultado. “Me di cuenta de que Leigh y Duscio habían hecho un thriller muy elegante”, recuerda. “Se palpaba en el estilo de filmación, en la precisión absoluta del siniestro movimiento de la cámara, lograda con la plataforma de control de movimiento, que encajaba a la perfección con el personaje de Adrian. Muy a menudo, la cámara se convierte en una manifestación de la presencia de Adrian”.
   Dado que gran parte del thriller gira en torno a la aparente perdida de cordura de Cecilia, el director de fotografía pensó que era necesario plasmar visualmente el miedo que siente, y también subrayar cómo acaba reuniendo la fuerza para luchar. “Nos interesaba mucho el punto de vista tremendamente paranoico de Cecilia”, explica Stefan Duscio. “Rodamos espacios vacíos, dejando que la cámara merodease por esquinas sin importancia. También los encuadres de Cecilia sugerían que alguien podía estar justo ahí, en el borde del fotograma”.
   En ocasiones, Stefan Duscio ignora a un personaje en primer plano para hurgar en un rincón inesperado de la toma. “Puede que este tipo de técnicas parezcan ‘equivocadas’ o, al menos, poco habituales, pero la idea era crear una tensión constante”, sigue diciendo. “Se trata de aportar un ambiente oscuro a una escena sin sacrificar la claridad de la narrativa visual. Es fácil iluminar demasiado o demasiado poco en una situación semejante y hay que realizar ajustes muy sutiles, tanto en la iluminación como en la cámara, para que la imagen siempre sea natural. Leigh y yo realizamos un storyboard o previsualizamos la mayoría de las escenas más complejas, lo que me permitió explicarle con mayor claridad a mi equipo lo que queríamos obtener”.
   En cuanto a adaptarse a los diferentes tipos de iluminación y efectos, la nueva cámara ARRI Alexa LF (de gran formato) era idónea. De paso, le permitió al director de fotografía acercarse un poco más al estilo de su admirado Roger Deakins. “Creo que esta es la segunda película que utiliza este formato después de 1917”, dice. “Tuvimos la suerte de que llegó un prototipo de la ARRI Alexa MINI LF directamente de ARRI, en Múnich, justo a tiempo para el rodaje. Usamos esta cámara ultraligera para muchas de las secuencias de acción, incluso largas tomas con Steadicam o cámara en mano, secuencias con control de movimiento y una persecución en coche”.
   El sensor de formato grande hizo posible que Stefan Duscio y Leigh Whannell utilizaran una gran variedad de objetivos obteniendo una mayor profundidad y resolución con impresionantes resultados. “También me permitió rodar a los actores desde más cerca”, dice el director de fotografía, “sin perder una visión panorámica de lo que les rodeaba”.
   El equipo utilizó diversos enfoques para captar al Hombre Invisible. “Si la interacción del actor o los movimientos de cámara eran muy complejos, usamos un sistema Argo de control para crear movimientos de cámara que pudieran repetirse”, explica Stefan Duscio. “Así nos asegurábamos de que las tomas de los actores, del especialista con el traje verde y de los fondos fueran perfectas”. El director de fotografía y el realizador descubrieron algo inesperado. “Leigh y yo nos quedamos asombrados al ver la austeridad de los movimientos de la cámara cuando se programan por ordenador”, explica Stefan Duscio. “Nos gustó tanto que intentamos imitarlo con los travelling tradicionales para que hubiera una sinergia entre ambos estilos”.

El equipo técnico y el reparto son uno:
   Rodar en espacios claustrofóbicos afectó a las decisiones del director de fotografía en cuanto a la cámara y a la iluminación. “Los espacios reducidos siempre son difíciles para rodar porque las cámaras y el equipo son voluminosos”, dice Stefan Duscio. “Pero disfrute rodando a Elisabeth en un desván oscuro, donde casi toda la iluminación procedía de la linterna que llevaba en la mano. Dejé a Elisabeth decidir si se iluminaba o no, y me limité a acurrucarme en un rincón del desván con la cámara más pequeña que teníamos. Alex imaginó un lugar maravilloso lleno de trastos donde podíamos trabajar, pero que también desprendía una sensación claustrofóbica”.
   Leigh Whannell y Stefan Duscio pasaron bastante tiempo diseñando y rodando la primera secuencia de la película, en la que Cecilia se escapa de la mansión de Adrian. “Nos pareció importante crear tensión a partir de su perspectiva paranoica”, explica el director de fotografía. “El espectador sabe qué tipo de película va a ver; por eso le invitamos constantemente a buscar encuadres sugestivos o panorámicas que acaban en la nada”.
   En gran parte de la película, Cecilia está encerrada físicamente por culpa del terror que siente o por circunstancias ajenas a su voluntad, lo que ofrecía a la cámara múltiples oportunidades para infundir miedo. “La pobre Cecilia pasa de una cárcel a otra”, dice Stefan Duscio. “Primero está la mansión de Adrian; luego, la casa de James, y finalmente, un hospital psiquiátrico. La secuencia del psiquiátrico también representó un reto para Leigh y para mí. La rodamos dividida en muchas tomas con una pequeña cámara digital. La secuencia se compone de múltiples partes y fue dividida con sumo cuidado. A Leigh le gustó mucho la idea de unas luces cegadoras, por lo que instalamos LEDS ultrabrillantes en todo el interior del hospital”.

ESPECIALISTAS Y COREOGRAFÍA...

Trucos intensos:
   En EL HOMBRE INVISIBLE, cada encuentro con el siniestro personaje es una lucha por la vida. El equipo de especialistas está encabezado por el coordinador HARRY DAKANALIS, que aportó su experiencia de treinta años en la profesión. Una de sus primeras películas como especialista fue Matrix, de las hermanas Wachowski. “Los trucos que realicé en Matrix fueron los más memorables y difíciles de toda mi carrera”, recuerda. “Lana y Lilly Wachowski me enseñaron que la imaginación no tiene límites y que un intérprete siempre debe hacer caso de su instinto”.
   “Trabajar con Leigh también ha sido una experiencia genial”, sigue diciendo. “Me di cuenta casi inmediatamente de que nos compenetrábamos; no tenía problemas en darnos un margen para explorar la escena y el tiempo suficiente para experimentar con el fin de conseguir lo que se ve en la pantalla. Y fue así durante todo el rodaje”.
   Si tenemos en cuenta que Elisabeth Moss está en todas las escenas de EL HOMBRE INVISIBLE, la actriz y su doble, SARAH LAIDLER, tuvieron que trabajar mucho con el coordinador de especialistas en la preproducción y el rodaje. Harry Dakanalis reconoce que, desde la primera lectura del guion, supo que debía enfocar este proyecto de otra manera. “No fue nada fácil mantener a Cecilia en un estado constante de sorpresa, casi de asombro”, explica. “Lo conseguí limitando los ensayos con Elisabeth al mínimo para que todas las escenas de pelea se desarrollaran de forma orgánica. Utilicé esta técnica en toda la película y creo que con muy buen resultado”.
   Hablando del proceso de trabajo con su equipo, dice: “Generalmente hablando, ensayábamos muy a fondo con Sarah y Luke Davis, el doble del Hombre Invisible, hasta conseguir el contorno de la escena. Luego le enseñábamos a Elisabeth los movimientos y el patrón de la pelea. Eso llevaba unas tres o cuatro horas; para entonces conocía la coreografía y el tiempo de cada movimiento. A continuación rodábamos. El doble del Hombre Invisible, con el que interpretaba, solo se resistía y reaccionaba cuando ella le atacaba… utilizando el instinto más que la memoria. Descubrimos muy pronto durante los ensayos que la reacción natural de Elisabeth era mucho más interesante que obligarla a seguir una actuación coreografiada, y optamos por esta técnica en toda la película”.
   El coordinador de especialistas trabajó con CHRIS WEIR, el coreógrafo de peleas, que ya había ocupado este puesto en Upgrade, de Leigh Whannell, además de doblar a Logan Marshall-Green, el protagonista de dicha película. “Me gustó mucho trabajar con Chris”, reconoce Harry Dakanalis. “Su enfoque es muy metódico”. Y hablando de Aldis Hodge, que interpreta a James, el coordinador añade: “Aldis se muestra natural en las escenas de acción. Está en forma y es muy ágil, me facilitó mucho el trabajo”.

Esfuerzo conjunto:
   Al tratarse de una película muy física, la experimentada especialista Sarah Laidler se preparó cuidadosamente para meterse en la piel de Cecilia. “Como especialista que soy, nunca dejó de entrenarme”, explica. “Siempre estoy preparada para lo que pueda surgir. Para un papel como este, entrenarme significa prepararme para recibir golpes”.
   Sarah Laidler y Elisabeth Moss ya habían trabajado juntas, la última vez en la serie “Top of the Lake”. La especialista habla de lo que significa colaborar con la actriz: “En esta película tuve la oportunidad de trabajar mucho más con Elisabeth. Teníamos más tiempo para ensayar y hablar; pude fijarme más en cómo se mueve. Ahora la conozco mucho mejor. Me aseguré de que estuviera preparada para todas las escenas de acción. Elisabeth siempre preguntaba si tenía una duda, y eso nos ayudaba a asegurarnos de que no le pasaría nada y también a obtener los mejores resultados. Me apetece mucho volver a trabajar con ella”.
   La especialista añade que Leigh Whannell tenía muy claro cómo quería que se desarrollase cada escena. El coordinador de especialistas Harry Dakanalis y el coreógrafo de peleas Chris Weir trabajaron con el director para diseñar cada una de las escenas de acción antes de ensayar con los especialistas y los actores.
   Sarah Laidler habla de la complejidad que representó simular que Cecilia luchaba por su vida cuando Adrian la sigue en la casa de James y Sydney: “La escena de la mesa de la cocina es una de mis favoritas. Pasamos mucho tiempo trabajando con control de movimiento y ángulos de cámara. También fue uno de los peores golpes que me llevé en esta película”.
   Lo que podría considerarse normal en otra película se complicaba mucho porque Cecilia debía luchar contra alguien que no estaba. La única forma en que Elisabeth Moss y Sarah Laidler podían conseguir que pareciera natural era con la ayuda de Luke Davis, el otro especialista. “En muchas ocasiones, Luke estaba ahí con su traje verde, lo que me ayudaba mucho”, reconoce Sarah Laidler. “Cuando no podía estar físicamente para no entorpecer los efectos visuales, intentaba ayudarme poniendo el brazo para que lo agarrase y pareciese realista”.
   Los dos especialistas se prepararon intensamente con Harry Dakanalis durante la preproducción. “Probamos con diferentes ideas y las fuimos mejorando, también hicimos caso de las sugerencias de Leigh”, explica Sarah Laidler. “Menos mal que había un Hombre Invisible de carne y hueso para que lo arrastrara y para que me tirara. También le fue muy útil a Elisabeth tenerle como referencia y ver dónde estaba. Por cierto, los técnicos hicieron maravillas para que Elisabeth y yo voláramos atadas a unos cables”.
   Sarah Laidler reconoce que le cuesta escoger sus momentos favoritos del rodaje, pero uno podría ser cuando Cecilia se escapa de la casa de Adrian y otro, la pelea en el psiquiátrico. Hablando de la primera secuencia de la película, dice: “Fue un esfuerzo conjunto. Gran parte de la escena la realiza Elisabeth: corre hacia el muro y empieza a escalarlo. A partir de ahí entro yo para la escalada final y el salto al otro lado”. Y añade, riendo: “Lo más difícil fue coordinarnos con el perro”.
   Desde el momento en que ataca al Hombre Invisible en la ducha, pasando por la pelea con el guardia, hasta su carrera desesperada en la noche, la huida de Cecilia del psiquiátrico fue una de las secuencias más difíciles del rodaje. “Era una escena compleja y muy interesante por su tecnicidad y precisión al rodarse con una cámara con control de movimiento”, explica la especialista. “Nos preparamos para ser muy precisos porque la cámara nunca se equivoca. También había más especialistas en el pasillo realizando una coreografía muy creativa. Además, ¡me tiran al otro lado de la sala!”
   En cuanto a la persecución en coche después de la huida de Cecilia del psiquiátrico, el conductor MICK VAN MOORSEL (Mad Max: Furia en la carretera) utilizó todos sus trucos para Stefan Duscio y Leigh Whannell. “Mick conducía desde una cápsula en un lateral del coche para que Elisabeth pudiera estar dentro”, explica Sarah Laidler.

EL VESTUARIO...
Emily Seresin viste al reparto:
   La diseñadora de vestuario Emily Seresin, que comenzó su trayectoria profesional como supervisora de vestuario en la famosa Las aventuras de Priscilla, reina del desierto, se unió al equipo para ocuparse del vestuario de EL HOMBRE INVISIBLE. Hablando del director, dice: “Colaborar con Leigh equivale a trabajar con Louis Theroux con un toque de Andy Warhol y otro de Noam Chomsky. Sabes de antemano que vas a tener que ser sutil cuando el jefe entra con grandes ideas tipo: ‘Con su casa, Adrian deja muy claro que no tiene problemas normales’. A Leigh le encantan las referencias, dice cosas como: ‘En el mundo real nadie lleva camisetas lisas’. Por lo que hicimos una larga lista de marcas a las que pedimos autorización”.
   En cuanto al look, el cineasta y la diseñadora se reunieron muy al principio de la preproducción para hablar del vestuario. Ambos se inclinaron por tonos básicos. “Tanto a Leigh como a mí nos gustó la idea de que llevaran ropa usada, vieja, cómoda, pero de verdad, no como la que suele verse en la pantalla”, explica la diseñadora. “Contrastaría con el mundo minimalista y enrarecido de Adrian, a pesar de las grandiosas vistas y el diseño. Por eso Cecilia lleva una vieja sudadera con capucha de la época de la universidad y James aparece con su ropa de pintar”.

El vestuario de Cecilia:
   La innovadora diseñadora ya había trabajado con Elisabeth Moss en varios episodios de la serie “Top of the Lake: China Girl” y sabía que la actriz tiene un instinto innato para la autenticidad. “Elisabeth es muy inteligente, pero su enfoque de la vida es ligero, por lo que se puede trabajar muy en serio, pero pasarlo bien al mismo tiempo. Tiene un sentido innato de lo auténtico y sabe meterse en la piel de un personaje”.
   Emily Seresin siempre prueba mucha ropa con los actores antes de decidirse, y Elisabeth Moss estaba más que dispuesta a pasar unas cuantas horas con la diseñadora. “Las pruebas pueden llegar a ser cansadas”, reconoce la diseñadora. “No sé de antemano qué ropa funcionará, es un proceso muy orgánico. La prenda perfecta aparece de pronto. A veces, el diseño funciona, pero la tela o el color no encajan. Diseñamos ropa específica para Cecilia, cambiamos y teñimos otra, pero solemos buscar el diseño durante las pruebas”.
   La diseñadora, el director, el diseñador de producción y el director de fotografía comprobaron el vestuario juntos. Para simbolizar el descenso a los infiernos de Cecilia, acabaron por escoger colores pálidos, centrándose más en la textura. “Me enteré de que los pacientes de los hospitales psiquiátricos de California llevan todos un uniforme de color beige”, dice Emily Seresin. “Nos ofreció la oportunidad de simbolizar la pérdida de voz y de credibilidad de Cecilia con la pérdida de color o de cualquier otra cosa que la identificara”.
   La diseñadora disfrutó con los cambios en el personaje de Cecilia. “La escena clave de la cena está muy calculada”, revela. “Debía llevar un vestido que recalcara su confianza en sí misma y hacerlo en el mismo idioma que habla Adrian. Podía usar camisetas, sudaderas y chándales durante toda la película, pero en ese momento debía tomar las riendas y aparecer al estilo Helmut Newton, con tacones de aguja, como una amazona”.

Subrayando la duplicidad de Adrian:
   También hablaron mucho del elegante vestuario de Adrian. “Me parece que un hombre tan rico y ambicioso lleva una especie de uniforme”, dice Emily Seresin. “Hablamos de un suéter de cachemira, camiseta, chaqueta de lo más suave y pantalones; pero claro, todo con un corte impecable. Se trataba de encontrar el corte perfecto”.
   En cuanto al traje ‘invisible’ de Adrian, la diseñadora se disculpa por no poder revelar el secreto. “Me limitaré a decir que mi contribución se redujo a un par de sugerencias”, dice. “El concepto es obra de Leigh y de Alex. Una de mis sugerencias fue contratar a Odd Studios. Utilizaron una mezcla de impresión 3D y de genialidad escultórica para crearlo”.

La ropa de la familia de Cecilia:
   Las pocas personas que reconfortan a Cecilia son su gran amigo James y Sydney, la hija de este, en cuya casa se esconde después de huir de la mansión de Adrian. Al igual que hizo con los protagonistas, Emily Seresin contó con la opinión de Aldis Hodge y de Storm Reid para escoger la ropa de sus personajes. “Trabajé dentro de una estrategia visual”, explica, “pero es importante hacer hablar a la gente. También les mandé muchísimas referencias para que escogieran”.
   La diseñadora considera que los conocimientos culturales son de suma importancia en su profesión. Según ella, el papel del diseño de vestuario en una película contemporánea consiste en reflejar y respetar al espectador en la pantalla. “Es muy importante cuando se intenta representar a los jóvenes de otra cultura”, explica. “Prefiero morir antes de poner algo falso en la pantalla”. Entiende que es muy fácil equivocarse tratándose de una ciudad como San Francisco, que se encuentra al otro lado del mundo. “Todos estábamos de acuerdo, Aldis el primero, en que antes de policía, era padre”, sigue diciendo. “Debía poder relajarse en su mundo. Es orgulloso, pero también tranquilo, y no dispone de muchos medios. Me lo pasé bien vistiendo a Syd, su hija. Decidimos que llevaría una mezcla de estilos. Es la única que viste con colores brillantes”.
   Harriet Dyer, que interpreta a la hermana de Cecilia, también estaba dispuesta a participar. “Puede parecer irónico, pero a veces cuesta más trabajo encontrar la ropa adecuada para un personaje al que no le importa mucho lo que lleva”, recalca Emily Seresin. “Emily es una mujer fuerte y me pareció importante aportar un elemento femenino para compensar su dureza. Escogimos una prenda de color rosa oscuro, muy de los años cincuenta. No era más que un suéter normal y corriente, pero me muy auténtico. Cuando se ha encontrado una prenda que encaja a la perfección con el personaje, se puede usar para equilibrar el resto del vestuario. Era importante dar con los tonos auténticos para una mujer de San Francisco, teniendo en cuenta que la ropa es diferente en Estados Unidos, pero sin convertirla en un tópico”.

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA...
Una belleza inquietante:
   El departamento de maquillaje y peluquería estaba a las órdenes de Angela Conte (Las aventuras de Priscilla, reina del desierto), ganadora de un BAFTA. Para capturar la pérdida de cordura de Cecilia, la diseñadora trabajó con la actriz. “Es sumamente difícil conseguir que Elisabeth no esté guapa; por eso, tratándose de la imagen de Cecilia cuando se rinde, era clave contar con su colaboración. “Tiene unos ojos muy especiales, pero además es atrevida. A las dos se nos ocurrieron unos looks increíbles. Yo los definiría como bellos e inquietantes”.
   Angela Conte tenía la misión de hacer pasar a Cecilia de “florero”, cuando está con Adrian, a una mujer cayendo en una espiral de locura en sus numerosas etapas. “Elisabeth no quería ser el típico florero”, explica la diseñadora. “Cecilia es una mujer que acaba de pasar por una relación de abusos físicos y emocionales”.
   Angela Conte no tardó en descubrir que trabajar con Leigh Whannell significaba trasladar su imaginativa visión a los actores. “Leigh realizó unos cuantos storyboards que me vinieron muy bien “, dice. “Juntos diseñamos unos looks maravillosos. En cuanto Elisabeth se unió al proceso creativo, todo fue sobre ruedas”.
   “Estudié muchas imágenes. Al final decidí que a medida que Cecilia cae más profundamente en el pozo, empezaría a estar más desaliñada”, explica Angela Conte. “Se me ocurrió que para el look ‘florero’, podía añadir extensiones rubias a su cabello, pero para el look ‘locura’ se lo oscurecimos muy ligeramente y empezamos a eliminar las extensiones. No se trataba de cambiarle el color, sino de que pareciera más sucio, descuidado. Al quitar las extensiones, su cabello perdió volumen, era menos suave y adquirió un aspecto patético durante su estancia en el psiquiátrico”.
   Para las secuencias en las que Cecilia está realmente mal, Angela Conte ideó un maquillaje muy pálido, enfermizo incluso, para que pareciera emocionalmente vacía. “Creamos venillas en la piel, profundas ojeras, cortes y rasguños”, explica. “El maquillaje debía resistir una lluvia torrencial y toda una secuencia de acción previa. No podíamos estar constantemente retocándole el maquillaje, rompiendo su concentración. Se me ocurrió usar un aerógrafo y un maquillaje resistente al agua. También rediseñamos su peinado para que aguantara durante el rodaje de toda la secuencia”.
   En cuanto a la escena de la cena con Adrian, donde Cecilia debe haber recuperado su seguridad en sí misma, la maquilladora y estilista dice que “tampoco podía estar perfecta, acaba de volver de los infiernos. Debía notarse en el maquillaje y en el peinado”.

James y Sydney:
   El director Leigh Whannell tenía una idea muy clara en cuanto al aspecto de James, y le enseñó algunas imágenes a la maquilladora. “Acabamos escogiendo el look profesional del detective con un atractivo corte de pelo”, dice Angela Conte. “Aldis es muy bien parecido y necesitó poco maquillaje. Bastaron unas cuantas heridas causadas en la pelea con el Hombre Invisible”. Para su hija Sydney optaron por un look muy personal. “Es una adolescente que va al instituto”, dice la diseñadora”, pero a Leigh se le ocurrió la brillante idea de que llevara mechas de colores en el pelo”.

LA MÚSICA...
Una composición de Benjamin Wallfisch:
   Encargado de la música de películas de la talla de Blade Runner 2049, ¡Shazam! y las entregas de It; el premiado compositor Benjamin Wallfisch, fue el elegido para llevar los mandos de la música en EL HOMBRE INVISIBLE. Desde el principio, Leigh Whannell dejó muy claro lo que no quería: “Nada de cuerdas exageradas y momentos grandilocuentes que le indicaran al espectador cuándo debía pasar miedo”.
   Hablando de las sugerencias del director, Benjamin Wallfisch dice: “Me explicó que quería un banda sonara espaciosa. Pensé inmediatamente en utilizar el silencio a modo de ritmo, y cuando hubiese música que fuera realmente extrema. En los momentos de silencio, la sensación de desconfianza crece, un poco como si comunicara la presencia de Adrian Griffin”.
   “También quise una instrumentación deliberadamente restringida a una orquesta de cuerdas”, sigue diciendo. “Así, los músicos deben dar el máximo sin el apoyo de otros instrumentos. Esta elección también era una forma de homenajear a uno de mis héroes, el gran Bernard Herrmann y su obra maestra, Psicosis, además de reflejar la envergadura hitchcockiana de la película”.
   Desde la caída de Cecilia, cuando duda de todo, hasta que recupera la cordura y la fuerza, el compositor describe cómo se enfrentó a este recorrido. “Compuse un tema para Cecilia, una melodía sencilla para chelo y violines”, dice. “Equivale a un recordatorio de su cordura cuando todo empieza a derrumbarse a su alrededor. Tan solo se oye unas cinco o seis veces en la película, en momentos clave de su recorrido. También hay una pieza para piano que aparece en algunas ocasiones. Es insistente, va in crescendo, y demuestra que sigue sabiendo quién es a pesar de todo y que acaba triunfando”.
   Para crear los espacios musicales de un enemigo que no está, que no se ve, el músico se vio obligado a ir por caminos desconocidos hasta ahora. “En vez de un tema melódico, pensamos en un sonido que representara a Adrian. Es algo que sorprende, que aparece sin avisar”, acaba diciendo Benjamin Wallfisch. “La música que corresponde al personaje del Hombre Invisible es electrónica de principio a fin, e intentamos que culminara en algo inesperado”.

LOS PERSONAJES...
Cecilia Kass / Elisabeth Moss:
   Cecilia es una mujer inteligente y fuerte, pero está traumatizada. La relación nociva con su compañero no solo a afectado su visión del mundo, sino también la de sí misma. Está estresada, paranoica, todo le da miedo. Cuando empieza a sospechar que Adrian la acosa, tanto su familia como sus amigos dudan de que sea verdad. Mantiene una sólida relación con su hermana Emily, con su mejor amigo James y con Sydney, la hija de este. Incluso así, cuando a todas luces empieza a perder la cabeza, estos vínculos sufren. No sabemos si de verdad Adrian sigue vivo, como ella afirma, o si todo está en su imaginación.
   Leigh Whannell inventó a una heroína fuerte, talentosa y muy capacitada. “Quería que Cecilia tuviera toda la vida por delante, pero que de pronto se viera coartada por una relación tóxica”, dice. “Al unirse al hombre equivocado, su vida se detiene. Está sumida en una relación de control, se ahoga, pero no puede hacer nada. Su compañero la asfixia. Cuando por fin consigue escapar, recupera su fuerza”.
   También quiso crear un personaje principal que pierde la cabeza. “Me gusta mucho lo que suele decirse a los guionistas: ‘Cuando escribes un guion, coloca al protagonista contra un árbol y tírale piedras’”, explica. “El conflicto crece proporcionalmente a las adversidades que sufre el personaje principal. Me pareció importante que Cecilia se enfrentara a dificultades casi insuperables y que el espectador se planteara seriamente cómo iba a superarlas”.
   Una vez acabado el guion, Leigh Whannell sabía que necesitaba a una actriz extraordinaria para encarnar a Cecilia tal como la imaginaba. “Cuando un personaje se cae por un barranco, la interpretación siempre es complicada”, dice. “Es muy fácil pasarse y volverse histriónico. Quería a una actriz que pudiera encarnar a una mujer que está a punto de perder la razón, pero de forma comedida”.
   Encontró a la intérprete perfecta en Elisabeth Moss, ganadora de tres Globos de Oro, que aportó una brutal autenticidad a su papel en la serie “Mad Men” y fue muy aplaudida como Offred en “El cuento de la criada”. “Toda la serie gira en torno a ella y debe convencernos de que vivimos una situación imposible, otra realidad”, dice el director. “Si su personaje no es creíble, la serie carece de sentido. Sabía que sería convincente en el descenso a los infiernos de Cecilia. Lizzie es el perro guardián de la autenticidad. Si una escena le parecía algo exagerada o carente de realismo, se resistía a interpretarla. Formamos un buen equipo”,
   La actriz y el cineasta coincidieron en su visión de la película y del papel de Cecilia. “Lizzie me obligó a revisar el guion y algunos diálogos”, reconoce Leigh Whannell. “Yo la obligué a ser más física. Tuvo que hacer varias cosas poco agradables”. Entre otras, rodar una escena en pleno invierno a las tres de la mañana con las máquinas de lluvia a tope. La actriz quedó totalmente empapada, pero el resto del equipo estaba abrigado y debajo de toldos. “Nos animamos mutuamente”, sigue diciendo el director. “Fue una auténtica colaboración. Basta con decir la palabra ‘Acción’ para que Lizzie dé el cien por cien de sí misma”.
   Elisabeth Moss reconoce que ha sido uno de los papeles más difíciles de su carrera. “Tardé diez minutos en entender la idea de Leigh e inmediatamente pensé en lo relevante y moderna que sería la película”, dice. “Me encantó la forma en que dio la vuelta al personaje del Hombre Invisible. Es uno de esos guiones que te obliga a preguntarte por qué no se te ocurrió a ti. La metáfora es brillante y muy importante para la mujer en el momento actual”.
   La actriz interpreta varias escenas en las que está totalmente sola, interactuando con alguien que no ve. “Hay muchas partes de la película en las que no hay nadie, solo yo”, explica. “Le preguntaba a Leigh dónde pensaba que estaba él. Mi personaje no siempre sabía si estaba o no el Hombre Invisible. Había momentos en que ignoraba totalmente si estaba Adrian; en otros, sentía de pronto una presencia u oía un ruido, algo, y entonces me volvía de golpe”.
   “Llega un momento en que Cecilia sabe con certeza que Adrian siempre está con ella”, sigue diciendo la actriz. “Creo que desarrollé un sexto sentido que me permitía sentirle… pero nunca había nadie. Nos lo inventábamos, claro. ‘Está en aquel rincón, ha salido de esa habitación’. Llevo 30 años en esta profesión, pero nunca me había encontrado en una situación así, a pesar de que la idea de ver a alguien que nadie más ve es como me gano la vida, es mi trabajo”.
   El rodaje de EL HOMBRE INVISIBLE también le hizo reflexionar acerca de las relaciones que pueden convertirse en abusivas y tóxicas. “Tanto Leigh como yo pensamos que en la relación no solo debía haber abusos físicos, sino también emocionales y psicológicos. Hoy en día, las mujeres tenemos una sensación de empoderamiento, podemos hablar, pero tendemos a juzgar a otras por seguir con relaciones de las que sería mejor salir”.
   La actriz termina diciendo: “También me parece importante conservar espacio para las debilidades. Se puede ser fuerte y tener miedo. Se puede ser fuerte y débil a la vez. Se puede ser feminista, y aun así no poder hablar. Es importante acordarse de esto y entenderlo”.

Adrian Griffin / Oliver Jackson-Cohen:
   Adrian Griffin es un científico tan brillante como rico. Es el director general de la empresa Cobalt, apuesto y encantador, pero bajo ese manto se esconde un ser violento. Está obsesionado con dominar y controlar a Cecilia y dispuesto a todo con tal de recuperarla.
   Al principio se limita a vigilar los horarios de Cecilia, saber con quién habla y a qué hora sale de casa. Luego empieza a controlar lo que dice, y al final hasta lo que piensa. Si no le gusta lo que imagina que piensa Cecilia, cree que hay que castigarla.
   Adrian es un hombre con mucho éxito, lo que, según él, excusa su comportamiento. “En el mundo moderno, ciertos logros son muy admirados”, explica Leigh Whannell. “Nadie pregunta cómo se han conseguido. Con este personaje quería mostrar que el éxito puede llevar al narcisismo y a la sociopatía. No soporta la idea de que Cecilia pueda dejarle, que alguien se oponga a sus deseos. Siente la necesidad perentoria de controlarla, y lo hace todo con este objetivo”.
   Olivier Jackson-Cohen dice que pasaron varios días en una habitación ensayando para llegar a una dinámica perfecta en las relaciones. “Estábamos los tres, Lizzie, Leigh y yo”, recuerda. “Trabajamos para mostrar el ciclo de este tipo de relaciones, y la forma en que se vuelve a entrar en una relación similar a pesar de saber lo nocivas que son. Estas personas ejercen una fuerza sobre los otros, y es exactamente lo que hace Adrian para dominar a Cecilia y tenerla donde él quiere. Adrian está consiguiendo su objetivo, disfruta viendo a Cecilia pasarlo mal y entrar en la espiral de la locura”.

Emily Kass / Harriet Dyer:
   Emily es la hermana pequeña de Cecilia. Es leal, quiere a su hermana y desea ayudarla, pero la relación entre las dos es algo tensa. En ocasiones, Cecilia pone a prueba la paciencia de Emily y se nota que, en el pasado, Cecilia acaparaba más la atención que su hermana. Por este motivo, la relación entre ellas está marcada por una corriente de resentimiento.
   Una vez que se aleja de Adrian, Cecilia tiene un plan y ya no necesita apoyarse en Emily, pero esta se preocupa por su hermana, cuya cordura parece desintegrarse a marchas forzadas. Está convencida de que va directo al abismo de la locura y que debe medicarse. Cecilia, por su parte, ve a su hermana como a la policía. La necesita cuando tiene problemas, pero la teme cuando todo va bien.
   Sin embargo, está claro que cuando una de las dos hermanas pide ayuda a la otra, esta aparecerá inmediatamente. “Estamos entregadas la una a la otra”, explica Harriet Dyer. “Da igual que hayamos discutido o que haya tensiones entre las dos. Emily siempre estará cuando la necesite, es el caballero andante de Cecilia. Aparte de eso, tienen que resolver juntas el hecho de que Emily no está del todo segura de que a Cecilia le pase realmente lo que dice. También debe armarse de paciencia ante la falta de comunicación de Cecilia. Pero al fin y al cabo, Emily es el mayor apoyo para su hermana, la persona en la que puede confiar”.
   Hace mucho que Cecilia vive una situación peligrosa debido a su relación con Adrian, pero cuando esto también pone a Emily en peligro, todo cambia. “Adrian empieza a meterse con las personas a las que Cecilia quiere, sobre todo con su hermana, y eso ya es demasiado”, dice Elisabeth Moss. “Por fin, Cecilia se decide a luchar, sabe que debe detenerle pase lo que pase”.

James Lanier / Aldis Hodge:
   James, un amigo de infancia de Cecilia y Emily, es policía en San Francisco y vive con Sydney, su hija adolescente, a la que cuida él solo. Abre su casa a Cecilia cuando esta huye de Adrian. Pero a medida que Cecilia parece perder el control, James deberá escoger entre ayudar a su amiga de toda la vida o asegurarse de que su hija está a salvo. James, hablando con Cecilia, le dice: “Adrian te perseguirá si le dejas. No se lo permitas”.
   Una vez modelado el personaje de James Lanier, el director quería que fuera algo más que un confidente. “Quería un contrapunto en la película”, dice Leigh Whannell. “Cecilia se enfrenta al horror y tiene la sensación de que está perdiendo la cabeza. Me hacía falta alguien que tuviera el papel del público, que viera la historia desde la perspectiva de la normalidad”.
   Siempre supo que Aldis Hodge sería James. “Desde el primer momento pensó en Aldis”, dice Kylie du Fresne. “James es perfecto para Cecilia cuando empieza a perder el control y se convence de que se está volviendo loca. Él es el barco que no pierde el rumbo en la oscuridad. Es la aportación de Aldis al papel, representa la atadura emocional que impide caer a Cecilia. Como actor tiene una ligereza poco común; disipa las tensiones con un sencillo diálogo”.
   Al leer el guion, Aldis Hodge se sorprendió ante la rapidez de ritmo y la profunda empatía con los personajes. “No tenía la menor idea de cómo iba a rodarse”, recuerda, “pero me gustó mucho que Leigh no se cortara mostrando el peligro y la violencia. No hay agresividad gratuita, solo aparece cuando es necesaria y de forma estratégica, para mostrar el peligro que corre Cecilia”.
   Para Cecilia, James y Sydney representan la seguridad. “La casa de James y Sydney es un lugar seguro para mi personaje”, dice Elisabeth Moss. “Es un lugar donde podrá recuperarse del trato abusivo que ha sufrido. Por desgracia, acaba siendo parte de la pesadilla”.

Sydney Lanier / Storm Reid:
   Sydney es una chica muy madura para su edad. La relación con su padre es buena, aunque no siempre se lo cuenta todo. Es divertida, inteligente y tiene un sentido innato de la moda, por lo que espera ser aceptada en la Escuela de Diseño Parson. Para ella, Cecilia es la tía que no tiene, y a menudo le pide consejo. Ver a Cecilia empezar a perder el control es especialmente duro para Sydney. “Cecilia siente que abusa de James durmiendo en su sofá”, explica Leigh Whannell. “Intenta cuidar de Sydney. Para ella son como su familia. Me pareció importante dejar claro su punto de vista sobre la familia”.
   La película habla de alguien a quien se reprime y oprime, lo que interesó a Storm Reid desde el primer momento, así como el hecho de que los papeles femeninos son diferentes de los habituales. “Sí, hay mujeres en películas, en series, pero a menudo son estereotipos”, dice la actriz. “En este caso, Cecilia es totalmente diferente, apuesta por sí misma y por salvarse. Es muy importante. También lo es contar nuestras historias y nuestras experiencias”.

Tom Griffin / Michael Dorman:
Tom Griffin, interpretado por Michael Dorman, es el hermano y el abogado de Adrian, y quien le comunica a Cecilia que este se ha suicidado y le ha dejado una importante parte de su fortuna, siempre que cumpla ciertas condiciones. En apariencia, es el hermano “bueno” que ve a Adrian tal como es, pero su lealtad no es tan clara. Tom le explica a Cecilia que el genio de Adrian consistía en saber meterse en la cabeza de los demás y torturarles desde dentro. Y añade: “No le dejes ganar permitiendo que vuelva”.
Para interpretar a Tom, el actor exploró la historia de los dos hermanos. “Adrian era el titiritero y Tom, la marioneta”, dice Michael Dorman. “Los vi como a esos niños que torturan a insectos y pequeños animales. Eso mismo hacía Adrian con Tom, le aterrorizaba. Ya son adultos, pero la relación sigue igual”.

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