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El documental, rodado entre Galicia y Portugal, busca resignificar las imágenes de la naturaleza y cuestionar la relación entre humanos y no humanos. Un ejercicio fílmico que se acerca a lo silvestre sin suplantarlo, con el deseo de descubrir su existencia y sin necesidad de representarlo, revelando tanto las imágenes de ausencia como las de encuentros, en este caso con lobos, en los que se contó con la compañía de científicos/as e investigadores.
"Con SALVAXE, SALVAXE he querido hacer una película para compartir la emoción que me despierta la cohabitación con otras formas de vida. Empecé el proyecto como un documental sobre los lobos del noroeste ibérico, entrevistando a gentes que habían tenido contacto con lobos, ganaderos, investigadores. Pronto me di cuenta de que no quería hacer otro reportaje sobre los daños a la ganadería, las medidas de protección del ganado y la llamada “gestión” del lobo, cuando lo único que significa es cuántos hay que matar. Tampoco he buscado un “típico documental de naturaleza” en el que se espectacularice el drama de la vida salvaje en un entorno idílico donde no hay rastro de lo humano. No me parece interesante discutir si hay que conservar al lobo, especie fundamental de nuestros ecosistemas. Para mí es urgente cuidar esa población de lobos y los ecosistemas en los que habitan y también ayudar a desarticular políticas y discursos contrarios a las vidas no humanas y la evidencia científica", afirma el director.