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SINOPSIS
Desde muy pequeño Berenguer ha querido ser actor, su gran pasión, y por ello lo intenta con todas sus fuerzas. Mientras su abuelo, que parece vivir en otra época, no está por la labor de que su nieto se dedica a al profesión. Para distraerse se dedica a traer mulatas jóvenes con las que satisfacer su apetito. Por arte de magia Berenguer se topa con un billete que le llevará hasta la Meca del cine y lo que está por descubrir en este viaje le puede cambiar el futuro...
INTÉRPRETES
TERESA GIMPERA, JOSEP MARÍA POU, RICARD FARRÉ, AMPARO MORENO, PEDRO RUIZ, JOAN PERA, MONTSERRAT CARULLA, ÁLEX CASANOVAS, ROSA VILA, XAVI FRANCÉS, MARIETA SÁNCHEZ, MINNIE MARX, FRACIS McGILL, ERIC L. GOODIE
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NOTAS DEL DIRECTOR...
Con frecuencia he escrito sobre mi viejo placer por la comedia. ¡He hecho un montón de ellas! Y quizás me repita, pero es lo que pienso. La comedia es el gran desafío, el género que, vayas donde vayas, tiene más público que el drama, aunque sin su reconocimiento social. Es un hecho.
En cualquier país, y aún más en el nuestro, hacer reír se considera un arte menor; en cambio, a las lágrimas se les da una pátina de calidad. A pesar de mi antigua afición, heredada del teatro, por las formas narrativas libres y no convencionales, siempre me han atraído todos los géneros, y no me importa saltar de uno a otro, del drama a la comedia, o de la ficción a un documental, siempre y cuando me apasione lo que cuento y mientras sienta que mi mirada subyace en la narración. La mirada del director.
Hace tiempo descubrí que, en el cine, en las comedias, al margen de su dificultad conceptual, ya que la historia se debe armar como una bomba de relojería, también debe haber mucha pasión. A la vez, la propia naturaleza del género las convierte en tremendas armas de precisión en manos de los directores... Cuando estos realmente tienen algo que contar.
En sus diversas formas, la comedia permite unos niveles sólidos de provocación, difícilmente imaginables en el drama. Una buena constatación que hay que tener en cuenta cuando uno se propone un tema. ¿Drama o comedia?
En “Oh, qué joya”, el objetivo de Berenguer, el chico protagonista, es triunfar como actor, pese a todas las dificultades que todos los jóvenes encuentran en el mundo artístico. Y demostrarse a sí mismo, a sus amigos y a la familia, que existe una vida lejos del pueblo y de la tradición familiar, marcada por un abuelo más viejo que Matusalén, todopoderoso, que deja mucho que desear, la rutina del día a día y las escasas oportunidades que encuentra en una gran capital, como es Barcelona.
Hasta que, tras mil y una peripecias, por azar —¡ay el azar—, un cúmulo de casualidades hace que descubra una noticia que dará un fuerte vuelco a su vida. De la noche al día, Berenguer se encuentra con un billete en las manos para viajar a Hollywood, donde en seis días y cinco noches tiene que descubrir por sí mismo un secreto con una fuerte carga identitaria y emocional, enterrado durante largos años, y que al parecer, su mejor amigo, Ovidi, ha rescatado del olvido.
Una persona muy importante, cuya existencia él desconocía, vive en silencio desde hace mucho tiempo al otro lado del océano. Una joya que lleva muchos años brillando lejos de él, con un ADN que les une, ahora ha aparecido en el mapa para brillar todavía más unida a su mano.
¿Será este viaje a California el que cambiará su destino, su manera de entender el mundo, la tierra que le ha visto nacer, y quién sabe si su propia vida? Sin duda, seguro que será un viaje emocional corto y muy potente, lleno de sonrisas y quizás también con alguna lágrima.
Después de haber paseado, en mis anteriores trabajos, mi interés narrativo por temas más transcendentes, más dramáticos, de nuevo he sentido la llamada de la comedia. Quizás porque en las vivencias de esta pareja creo que los espectadores pueden hallar una buena historia. Una buena historia, sí, la madre de todas las películas, que me permite contar con un reparto de aquellos en los que creo a ciegas. O porque me he sentido fascinado por las posibilidades de hacer una simbiosis con un tipo de humor basado en estos seres, diferentes, próximos y lejanos, frágiles en el fondo, la lucha cotidiana en unos mundos tan diferentes. Es la suma y el placer de todo esto, añadido al rigor del concepto de la puesta en escena y la interpretación, la emoción y la ternura de unos seres situados en unos paisajes únicos y que, como en tantas de mis películas, persiguen una cierta realización y comunicación en medio de la vorágine de los tiempos que nos ha tocado vivir.
Volver a la comedia, qué placer, ¡uf!
