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INFORMACIÓN
Titulo original: Deepwater Horizon
Año Producción: 2016
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 107 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Acción, Drama, Thriller
Director: Peter Berg
Guión: Matthew Michael Carnahan, Matthew Sand
Fotografía: Enrique Chediak
Música: Steve Jablonsky
FECHAS DE ESTRENO
España: 25 Noviembre 2016
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Entertainment One


SINOPSIS

La historia gira alrededor de la plataforma petrolífera que explotó en abril de 2010 causando el mayor derrame de petróleo en la historia de los EE.UU....

INTÉRPRETES

DYLAN O'BRIEN, MARK WAHLBERG, KATE HUDSON, KURT RUSSELL, GINA RODRIGUEZ, ETHAN SUPLEE, JOHN MALKOVICH, SUE-LYNN ANSARI, DOUGLAS M. GRIFFIN, BRAD LELAND

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ACERCA DE "MAREA NEGRA"...
   El 20 de abril de 2010, se produjo uno de los mayores desastres de la historia provocados por el hombre, en la plataforma Deepwater Horizon, en el golfo de México. Nuestra película sigue una historia vital que muchos no han visto: la historia de los 126 miembros de la tripulación a bordo de la Deepwater Horizon ese día, atrapados en las circunstancias más angustiosas imaginables. Se trataba de trabajadores cualificados que realizaban un turno agotador con la esperanza de volver pronto con sus familias y sus vidas en tierra firme. En un instante, tuvieron que afrontar su peor momento, obligados a hacer acopio de todo su valor para luchar contra un incontenible infierno abrasador en mitad del mar y, cuando todo parecía perdido, salvarse unos a otros.
  La plataforma petrolífera de perforación a grandes profundidades de la costa de Luisiana –la Deepwater Horizon– mantuvo en vilo a todo el mundo cuando sufrió un devastador reventón, un incendio y un vertido de petróleo casi imparable en el fondo marino. Durante 87 días, millones de personas observaron, con el corazón en un puño, cómo se vertían más de 50 000 barriles de crudo al día desde el fondo marino al golfo de México. Se convertiría en el mayor vertido de petróleo accidental en el mar de toda la historia. Un frágil ecosistema marino quedó pendiente de un hilo, mucha gente se quedó sin sustento e hizo saltar las alarmas en cuanto al verdadero coste y los peligros de las perforaciones petrolíferas a grandes profundidades.
  MAREA NEGRA lleva esa historia a la gran pantalla y ofrece una apasionante visión de ese mundo que se oculta tras el desastre global que se cobró las vidas de once trabajadores. El cineasta Peter Berg vuelve a colaborar con el actor nominado al Óscar Mark Wahlberg para compartir una historia nunca contada de hombres y mujeres, héroes reales, que tuvieron que afrontar circunstancias extraordinarias con sumo valor. La pareja ya había explorado una misión fallida de un equipo de Navy SEALs en el filme nominado al Óscar “El único superviviente”, y también tienen previsto estrenar próximamente “Día de patriotas”, la historia de los dramáticos acontecimientos que se sucedieron en torno al atentado con bomba en el maratón de Boston de 2013. En MAREA NEGRA, Mark Wahlberg está acompañado por un increíble reparto que incluye a Kurt Russell, John Malkovich, Gina Rodriguez, Dylan O’Brien y Kate Hudson, para meter directamente a los espectadores no solo en los acontecimientos, sino en el emotivo drama humano y en los actos de valor que hay tras ellos.
  Wahlberg interpreta a un personaje real, el técnico jefe de electrónica de Transocean Mike Williams, un devoto padre de familia que se encargaba de supervisar los ordenadores y sistemas eléctricos de la plataforma el 20 de abril, cuando todo lo que imaginaba que podía ir mal... fue mal. Los trabajadores de plataformas petrolíferas tienen fama de ser tipos duros y valientes. El trabajo es físicamente agotador y se ven sometidos a una presión enorme, ya que los trabajadores han de lidiar con equipos complejos a unos 18 metros aproximadamente sobre el agua, en mares remotos. Y aun así, incluso para Williams, lo que sucedió ese día no tenía precedentes. Williams sabía que el trabajo iba desesperadamente retrasado, pero también sabía que la Deepwater Horizon contaba con defensas sofisticadas que supuestamente podían evitar incluso los peores reventones. No obstante, a las 10 de esa noche, un chorro de metano enormemente volátil salió disparado hacia la plataforma y todas las defensas de la misma fallaron. El resultado fue una súbita explosión mortal y una serie de bolas de fuego, mientras la destrozada plataforma y su personal se vieron zarandeados, arrojados y empapados en gas combustible.
  A partir de ese momento, Williams tuvo que correr para salvar su propia vida y la de sus compañeros, todos movidos por la esperanza de volver a casa, en una fuga que desafió todas las posibilidades.
  Wahlberg explica: “Interpreto a un trabajador de la plataforma que era un tipo corriente que tuvo que hacer cosas fuera de lo corriente, no solo para sobrevivir, sino para ayudar a los demás en una situación abrumadoramente desastrosa. Para mí, es una historia sumamente emocionante de contar. Es algo que me resulta muy inspirador y es la clase de película que más me gustar ver y hacer”.
  El auténtico Mike Williams, que ejerció de asesor del filme, señala que el compromiso de Wahlberg y el equipo responsable del proyecto por contar la verdad de lo que le sucedió resultó muy gratificante: “El reparto y el equipo plasmaron todos los elementos de lo sucedido que nos resultaban importantes a mí, a los demás supervivientes y a las viudas de los fallecidos. Mi principal objetivo y máxima motivación que me impulsó a formar parte de este proyecto fue que rindiéramos homenaje a estos once hombres y a lo que hacían cada día”.
  Para Berg, los temas de la historia eran muy vívidos y le atraía la oportunidad de arrojar algo de luz sobre un suceso del que se suele hablar en términos de su impacto ecológico, no del humano. “Me atraen los relatos de valor humano y del espíritu humano que intenta triunfar ante verdaderas adversidades, y esos elementos constituyen la base central de esta historia”, afirma Berg. “Los hombres y mujeres a bordo de la Deepwater Horizon eran sumamente inteligentes y capaces, e hicieron todo lo posible por evitar el reventón. Es importante recordar que once personas perdieron la vida en la plataforma, y otras más resultaron heridas. En mitad de toda la atención que sin duda se merece el vertido de petróleo, ese heroísmo ha quedado casi olvidado. Esta película es una oportunidad de contar esa historia”.
  Conocer a los supervivientes y a las familias de los fallecidos en la Deepwater Horizon hizo que Berg se sintiera invadido de una profunda mezcla de pérdida, humildad y sobrecogimiento, sentimientos que quería infundir todos en la producción. “Fue una experiencia increíble conocer a estas personas, escuchar sus historias, ver su fuerza de espíritu y cómo la gente encuentra la fuerza y la resistencia para seguir adelante. Como artista y como persona, lo encuentro muy inspirador y alentador”.

EL GUION...
  Escarbar en las vidas y en los corazones de los hombres y mujeres para los que la Deepwater Horizon fue a la vez hogar, lugar de trabajo y una trampa peligrosa tras el reventón fue una tarea que exigió una intensa labor de documentación. Los acontecimientos que se sucedieron eran complicados, a veces estaban discutidos e implicaban el uso de jerga y maquinaria sumamente especializada. Todo ello se convirtió en tema de fondo del guion de Matthew Carnahan y Matthew Sand, que en vez de eso ponía en primer plano las experiencias a vida o muerte de los miembros de la plantilla y las emociones que sentían en cada momento.
  La base del guion la constituyó un artículo fundamental del New York Times: “Deepwater Horizon’s Final Hours”, escrito por David Barstow, David Rohde y Stephanie Saul, que fue a su vez el resultado de toda una serie de entrevistas a fondo con 21 supervivientes, así como el testimonio jurado y declaraciones escritas de otros, que sirvieron para crear un relato sumamente detallado de los implicados de lo que vieron que sucedía, segundo a segundo, en la plataforma.
  Sand recuerda cómo el artículo lo mantuvo en todo momento en vilo mientras lo leía, pero al principio no estaba seguro de si veía en él la esencia de la clase de película que aspira a hacer. Entonces vio una entrevista con Mike Williams. “Mike estaba hablando del momento en la plataforma en el que vio que las embarcaciones de rescate solo estaban medio llenas y tomó la decisión de volver a una situación de enorme peligro para ayudar a poner a salvo a sus hermanos y hermanas”, recuerda Sand. “Ese era un momento profundamente cinematográfico salido de la vida real. Me encantan las películas sobre héroes que afrontan momentos cruciales con gran valor. Conocí a Mike y vi que era auténtico. Entonces fue cuando supe que teníamos una película”.
  Carnahan fue entonces más lejos, realizando y condensando sus propias entrevistas, centrándose en las emociones, los vínculos y la pasión por la vida que mueven a una persona a alcanzar tan altas cotas de habilidad, valor y compasión en mitad de un desastre. El resultado fue un conmovedor análisis de cómo la gente corriente realiza actos fuera de lo corriente cuando más importa.
  Cuando esa tensión se topa con la potencia de las fuerzas geológicas, los resultados son impactantes. Carnahan asegura que también sintió una especial responsabilidad por ser fiel a lo que vivieron esa noche los hombres y mujeres a bordo de la Deepwater Horizon. “Me esforcé al máximo por honrar el hecho de que once personas perdieron la vida esa noche. Nunca había trabajado en una película con esa clase de realidad”, apunta el guionista. “Mientras escribía el guion, tuve en todo momento presente a esas personas que fallecieron”.
  Sand quedó cautivado por lo que Carnahan aportó al guion, y más entusiasmado todavía cuando Peter Berg se embarcó en el proyecto. Sand concluye: “En cierto sentido, esta película es la última de una estirpe clásica, una historia de valor con la enorme escala del thriller de aventuras más emocionante”.

¿QUÉ ERA DEEPWATER HORIZON?...
  La insaciable demanda de combustible ha llevado a las compañías petroleras hasta profundidades marinas en las que los seres humanos nunca se habían atrevido antes a operar, apoyadas en las tecnologías más avanzadas, capaces de sumergirse miles de metros bajo el nivel del mar, alcanzando profundidades a las que no pueden llegar los seres humanos, entre arenas que no dejan de moverse y peligrosas bolsas de gas explosivo. Es todo un nuevo mundo de exploración para la industria petrolera, pero el 20 de abril de 2010, los peligros de ese mundo quedaron patentes de una forma devastadora.
  Ese día, la Deepwater Horizon, una sofisticada plataforma petrolífera de aguas ultraprofundas propiedad de la compañía suiza Transocean y arrendada por British Petroleum, estaba perforando en lo más profundo de un pozo llamado Macondo, a unos 64 km de la costa de Luisiana. De repente, el personal tuvo que afrontar el mayor miedo de todos los trabajadores de plataformas petrolíferas marinas: un violento reventón, provocado por bolsas de metano inestable que salían disparadas por las tuberías con una fuerza mortal. Pese a estar provisto de medidas de prevención de reventones que incluía un Sistema de Desconexión de Emergencia (EDS), no se pudo evitar el desastre. El reventón inicial acabó con la vida de once hombres, cuyos cuerpos no han sido nunca recuperados, dejó a otros heridos de gravedad y desencadenó una audaz evacuación de los hombres y mujeres atrapados entre el turbio lodo y las llamas. Después de dos días de un incendio abrasador, los restos de la Deepwater Horizon se hundieron a más de 1500 metros de profundidad hasta el fondo marino, mientras el crudo manaba del pozo sin control, vertiendo en última instancia, según estimaciones del gobierno, el equivalente a 4,9 millones de barriles de petróleo.
  Desde entonces, las palabras Deepwater Horizon se han convertido en sinónimo de “mayor vertido marino de petróleo de la historia”. Pero antes de eso, la Deepwater Horizon estaba considerada una maravilla de la tecnología. Una plataforma petrolífera marina es en esencia un crucero que permanece inmóvil, y la Deepwater Horizon se encontraba entre las más sofisticadas de la flota. La plataforma, construida en Corea del Sur, contaba con una cubierta del tamaño de un campo de fútbol, una torre de perforación de 25 pisos de altura y alojamientos bajo cubierta para 146 personas, que incluían un gimnasio y una sala de cine. Las tripas mecánicas de la Deepwater Horizon utilizaban tecnología espacial, que iba desde monitores electrónicos de perforación a sistemas informáticos de modelado y defensas automáticas de bloqueo.
  Pero, por maravillosa que fuera la plataforma, también llevaba, en el momento de la explosión, seis semanas de retraso y costaba medio millón de dólares al día, lo que movió a la directiva a intentar terminar la perforación lo antes posible. Todavía no se han terminado de evaluar todas las consecuencias del vertido causado por la Deepwater Horizon. Tras varios intentos fallidos de contención, el 21 de septiembre de 2010 el pozo se declaró finalmente muerto. En la actualidad, todavía hay causas pendientes en los tribunales, los negocios costeros aún se están recuperando y los ecologistas están estudiando los daños a la vida marina. Pero para las once familias que perdieron a un ser querido, y para los trabajadores que tuvieron que afrontar el peligro mortal, las consecuencias se sienten cada día.

PETER BERG ASUME EL MANDO...
  Estaba claro desde el principio que MAREA NEGRA tenía que contar con un único líder visionario capaz de tomar las riendas de una enorme producción llena de numerosos elementos complejos en movimiento y diseños visuales, pero que al mismo tiempo pudiera llegar a la esencia emocional de la historia. Estaba igualmente claro que esa persona era Peter Berg.
  Berg explica qué es lo que impulsa su característico estilo de realización: “Me gustan mucho las películas que ofrecen una profunda experiencia. Aspiro a permitir a los espectadores que sientan que no se limitan a estar sentados en una sala de cine, sino que están viviendo ellos mismos esos acontecimientos. Quiero que se vean sumidos tanto en la acción como en las emociones. Cuando acaba la experiencia, quiero que la gente sienta que ha pasado por algo que ha tenido un impacto. No quiero que mis películas sean una experiencia pasiva. Quiero que las vivan de una forma muy personal”.
  El productor Lorenzo di Bonaventura considera clave la relación de Berg con sus actores, pero también opina que el director se esforzó más que nunca. “Llamo a Pete el actor invisible, es casi como si estuviera actuando en la escena mientras la ve desarrollarse”, explica. “Pete tiene una confianza enorme en lo que respecta a conseguir las interpretaciones que busca, y sabe al instante cuándo tiene lo que quiere y puede avanzar muy rápido, porque confía en eso. También posee una gran habilidad, energía y ritmo, lo que era importante, porque la película tenía que ser auténticamente aterradora y trágica, y al mismo tiempo resultar un entretenimiento dinámico e interesante. Pete aporta una energía y un estilo muy característicos a esta película”.
  El productor Mark Vahradian asegura que la destreza de Berg con la tecnología y la acción resultaba un gran atractivo, pero el mayor atractivo de todos era su capacidad para contar historias conmovedoras sobre héroes anónimos. “Todos opinábamos que si conseguíamos hacer bien el fuego y las explosiones, pero de algún modo no conseguíamos transmitir las emociones de esas personas que murieron, y de las personas que sobrevivieron y se ayudaron unas a otras a sobrevivir, entonces no habría merecido la pena hacer la película”, explica Vahradian. “No hay muchos directores capaces de combinar espectáculo y drama humano como lo hace Pete. Tampoco hay mucha gente capaz de afrontar los retos físicos de hacer una película así, rodar con calor, de noche, trabajando con sets enormes y complejos. No solo logró hacerlo realidad, sino también involucrar al espectador para que se sintiera parte de ello. Muestra no solo la mecánica de lo sucedido, sino también la humanidad de los trabajadores y del mundo en que se realiza esta clase de trabajo”.
  Cuando el superviviente real Mike Williams –a quien interpreta Wahlberg en el filme– se embarcó en el proyecto como asesor, fue una prueba de fuego. Williams admite que dudaba que una película pudiera hacer justicia a lo que vio y oyó esa noche. Pero no tardaría en sentirse entusiasmado con el enfoque de Berg centrado en el aspecto humano y su interés por sumir a los espectadores en las vidas rara vez vistas de los trabajadores de una plataforma petrolífera antes de que se produzca siquiera el reventón.
  “Cuando Pete me dijo: ‘esta es un historia de supervivientes’, acepté embarcarme. El mundo del petróleo no se entiende muy bien desde fuera”, señala Williams. “Es una comunidad muy unida y las cosas que hacemos son más arriesgadas de lo que nos gustaría admitir. Es un entorno peligroso, independientemente de los pasos que demos para atenuar ese peligro. Es una gran oportunidad para mostrar al mundo lo que hacen esos hombres y mujeres”.
  Berg sintió de inmediato una gran curiosidad por Mike Williams, cuya vida real se convirtió de pronto en materia de proezas cinematográficas. “Lo que me pareció sumamente interesante de Mike Williams es que era un supervisor de mantenimiento, un trabajador manitas en medio de todos esos ingenieros tipo cerebritos del MIT, pero era un tipo muy espabilado y capaz que, en última instancia, se convirtió en el último en abandonar la plataforma. Era un tipo corriente de clase obrera que se encontró en mitad de una experiencia de lo más aterradora y extraordinaria”, explica el director.
  Berg resume: “Todos usamos petróleo y combustibles fósiles. Aunque conduzcamos un híbrido, usamos combustibles fósiles. Pero sabemos muy poco sobre de dónde sacamos esos combustibles. Esta película es una oportunidad de mostrar a los espectadores esas gigantescas plataformas, que son tecnológicamente asombrosas, de mostrar a la gente que trabaja en ellas, que poseen una gran pericia y dedicación, y de descubrirles que, aunque nunca veamos a estos hombres y mujeres, ni sus sacrificios, la verdad es que están estrechamente vinculados a nuestras vidas”.

LA PLATAFORMA...
  Desde el principio, el equipo responsable de MAREA NEGRA estaba completamente decidido a rodar la película en el sur de Luisiana, entre la gente y las comunidades tan unidas y llamativas que se vieron más afectadas por los acontecimientos. Trabajar tan cerca del golfo también permitió a la producción reclutar a un buen número de trabajadores del sector petrolero, tanto antiguos como actuales, en labores que abarcaban desde soldadores para construir decorados a extras para las escenas de evacuación. Ellos, a su vez, ayudaron a dar vida a la particular cultura de trabajo de una industria avanzada de exploración que reúne a duros obreros, con ingenieros sumamente inteligentes y mandamases corporativos sometidos a grandes presiones.
  “Era muy importante para nosotros desplazarnos allí y familiarizarnos con ese mundo”, aporta Peter Berg. “El sur de Luisiana es una parte fascinante de nuestro país, donde hay un verdadero baile entre el gran negocio del petróleo, que da empleo a la mayoría de la gente, y la espectacular belleza natural de las marismas, llenas de deportistas y naturalistas. Al pasar un tiempo en Port Fouchon o Venice, Luisiana, te das verdadera cuenta de lo complicada que es la unión de estos dos mundos”.
  El equipo de producción también consultó con los supervivientes, las familias de los fallecidos, expertos de la industria petrolera, así como asesores de los guardacostas. Cada uno de ellos realizó su aportación para conseguir el marcado realismo del filme. Según el productor Lorenzo di Bonaventura: “Teníamos a submarinistas trabajando en las escenas del sumergible y a perforadores de verdad trabajando en las escenas sobre perforación. Eso dota a la película de un mayor nivel de gravedad, porque cada uno habla de una forma concreta y saben cuándo algo no suena bien”.
  Antes de empezar el rodaje, hubo que afrontar el reto de diseño excepcionalmente monumental que conllevaba la película: recrear la gigantesca Deepwater Horizon –un mundo flotante en sí mismo– en los detalles minuciosos, tanto visuales como sonoros, necesarios para transportar al espectador al sofisticado a la par que precario entorno oceánico en el que los personajes de la película lucharon por sobrevivir.
  Los simples datos de la plataforma eran asombrosos:
• La cubierta de la plataforma tenía el tamaño y la forma aproximados de una manzana de una ciudad
• Toda la plataforma pesaba unas 33 000 toneladas
• Había a bordo más de 5000 piezas individuales de material tecnológico
• Seis enormes motores de 10 000 caballos de potencia con comunicaciones vía satélite mantenían estable la plataforma

  Algunos directores podrían haber decidido que la enorme complejidad exigía un amplio uso de efectos digitales, pero Berg no. Le pareció importante crear un decorado operativo que ayudara no solo al reparto y al equipo, sino también a todos los espectadores de la sala de cine, a sentirse dentro del intenso entorno de la Deepwater Horizon. Sin embargo, no fue nada fácil conseguirlo.
  “Una plataforma petrolífera es un elemento de ingeniería sumamente complejo y enorme”, describe Berg. “Lo que construimos puede que sea uno de los mayores sets de rodaje jamás creados, una recreación muy grande de la plataforma real. La construimos en varios platós distintos para mostrar cómo era la plataforma, luego para grabar el propio reventón y después para mostrar el valor de los hombres y mujeres que hicieron frente a la adversidad tras el suceso. Logramos recrear cada fase con verosimilitud”.
  El guionista Matthew Sand agrega: “La Deepwater Horizon es una de las mayores máquinas jamás construidas por el hombre. Ves fotos de ella y es enorme, y luego te das cuenta de que también se extiende ocho kilómetros bajo la superficie. Resulta pasmoso. Pete y el equipo tuvieron básicamente que coreografiar un ballet con máquinas de 400 toneladas, y lo lograron”.
  Para Mark Wahlberg, el set de rodaje fue toda una educación por sí mismo. “Puede que sea uno de los sets más grandes jamás construidos en toda la historia del cine”, comenta. “Me encantaba llegar pronto a trabajar y pasearme por él con Mike Williams. Quería conocer y entender cada elemento del mismo”.
  “Era muy importante que todo el material estuviera en la zona adecuada y se utilizara correctamente, así que me alegró estar muy implicado en ese proceso”, explica Williams.
  Berg reclutó a un equipo experto, que incluía al director de fotografía Enrique Chediak (“El corredor del laberinto”, “127 horas”) y al diseñador de producción Chris Seagers (“X-Men: Primera generación”), para ayudarle a transportar a los espectadores a bordo de la plataforma, de modo que se sintieran lo más inmersos posible. Juntos trabajaron para construir, iluminar y luego filmar los sets en un barrido completo de 360 grados.
  Chediak estaba entusiasmado con el enfoque de Berg: haciendo hincapié en los efectos prácticos para crear una experiencia visual más natural. “Lo que más me gusta es cómo interactúan los efectos prácticos con la iluminación, las cámaras y los actores. Si lo haces todo con efectos visuales, se vuelve insulso o falso. Aunque los efectos prácticos llevan más tiempo, aportan a la escena una enorme cantidad de realismo”, opina el director de fotografía.
  Esa realidad combina valor e ingenio humanos primarios con el caos más absoluto que los rodeaba, algo que Chediak buscaba reflejar aunque la cámara no dejara de moverse. Entre las fuentes de inspiración de las que se valió Chediak figuran las imágenes en un marcado blanco y negro del reportero gráfico brasileño Sebastião Salgado, sobre trabajadores de pozos petrolíferos y bomberos luchando contra un brutal incendio en Kuwait, así como el documental en 16 mm de Werner Herzog “Lecciones en la oscuridad”, que trataba los incendios de los yacimientos de petróleo de Kuwait como un paisaje alienígena.
  “Lo que me atrajo de las fotos de Salgado, pese a estar en blanco y negro, es su nivel de contraste, el nivel de brillo. Para lograr algo similar, resaltamos el sudor y el barro y la oscuridad en los trabajadores de la plataforma tras el reventón”, explica.
  Seagers y su equipo, que contaba con 85 soldadores, tardaron ocho meses en construir el set de la Deepwater Horizon, que se creó en tres partes distintas, a una escala del 85% de la plataforma real. El set principal pesaba unas 1336,78 toneladas y se emplearon unas 1451,5 toneladas de acero en su creación. Contaba incluso con un helipuerto operativo, donde se hizo aterrizar un helicóptero de verdad.
  Seagers señala que sabía lo que Berg quería. “Pete es la clase de tipo que sabe lo que quiere, que es básicamente mantenerlo todo lo más real posible, que resulte auténtico”.
  “Eso se convirtió en su mantra”, prosigue Seagers. “La naturaleza de cómo funciona una plataforma petrolífera supone que hay muchas compañías distintas implicadas. Una compañía se encarga de la plataforma petrolífera, otra compañía se encarga del sistema de navegación, otra compañía se encarga de la zona del lodo, otra compañía se ocuparía de todo el trabajo submarino, otra realizaría todas las labores relacionadas con las tuberías. Hay un montón de especialidades distintas y tuvimos que combinarlas todas”.
  Seagers prosigue: “Lo más importante para mí era conseguir que las ubicaciones principales quedaran bien: el puente y el piso de perforación. Nuestra documentación era limitada, dado que la Deepwater Horizon ya no existe. Por ejemplo, con el puente, no teníamos más que cuatro fotos, y ninguna mostraba todo el puente, así que tuvimos que llamar al fabricante del material y tuvieron la amabilidad de proporcionarnos un trazado de cómo estaba distribuido el puente”.
  No se pasó por alto ningún detalle. “Todos los instrumentos son reales”, aporta Seagers. “Cuando ves las pantallas, proceden todas de plataformas reales”.
  Todos quedaron encantados con lo mucho que se entregaron Seagers y su equipo en la recreación de la plataforma. Peter Berg considera que el realismo fue clave para alcanzar las aspiraciones generales del filme. “Es uno de los mayores sets jamás creados y supimos apreciar y agradecer tener la oportunidad de construirlo. Todos los miembros del equipo de rodaje dirán que suponía mucho trabajo subir a la plataforma; hacía calor y era complicado”, cuenta Berg. “Pero al mismo tiempo suponía toda una inspiración porque, cuando te encontrabas allí, sentías que tenías que esforzarte mucho más, para estar a la altura de la gente que había puesto tanto empeño en crear ese set a fin de que nosotros hiciéramos el trabajo de recrear por completo ese mundo”.
  Lorenzo di Bonaventura prosigue: “Una de las razones por las que fichamos a Chris fue porque había trabajado en muchas películas de Tony Scott, al que siempre le gustaba construir cosas, así que tiene una experiencia muy práctica. Mucha gente se preguntaba si esta película iba a usar muchos efectos digitales y nosotros llegamos con la actitud de ‘no, esto va a ser fundamentalmente una película con efectos prácticos’”.
  Chediak también se sintió entusiasmado con el set de la plataforma creado por Seagers. “Fue enormemente emocionante y nos ofrecía muchas posibilidades”, asegura. “Podías filmar desde arriba, desde abajo o desde cualquier ángulo”.
  Como superviviente de la Deepwater Horizon, Mike Williams se quedó pasmado con lo que consiguieron Seagers y su equipo, simulando la plataforma destruida hasta tal extremo que en algún momento se sintió como si hubiera retrocedido en el tiempo. Colaboró estrechamente con el equipo de diseño para compartir sus conocimientos íntimos de todos los rincones y recovecos de la plataforma. “Colaboré con la localización de exteriores y con la construcción del set para asegurar que todas las piezas del equipo se encontraran en los lugares adecuados”, explica Williams.
  Seagers prosigue: “Mike tiene muy en cuenta los procedimientos. Decía: esto es lo que hicimos, esto es lo que tenemos que hacer y así es como lo conseguiremos. Su colaboración supuso una enorme ventaja para nosotros”.
  No fue fácil para Williams, que se veía atenazado por dolorosos recuerdos, pero sintió que merecía la pena. “Ha sido duro, ha sido abrumador por momentos”, admite, “pero también ha sido esclarecedor ver cómo una película puede tomar una historia como esta y recrearla de tal manera que resulte sumamente emocionante, y también era importante que mostrara con precisión la vida diaria de un trabajador de una plataforma”.
  El asesor técnico Chris Denton, antiguo trabajador de la industria petrolera con más de 25 años de experiencia en el negocio, también se embarcó temprano en el proyecto para ayudar a preparar al reparto. “Al director y los productores les preocupaba mucho reflejar correctamente hasta el último detalle técnico”, explica Denton. “Mantuvimos muchas reuniones para hablar de cómo podíamos hacer verdadera justicia a los legados de los hombres y mujeres que trabajaron en la Deepwater Horizon. Las instrucciones que recibí eran: hacer que la plataforma pareciera real, pero también enseñar a los actores a trabajar con el material para que resultara verosímil”.
  También fue de gran ayuda para el equipo de rodaje contar con la colaboración de antiguos trabajadores de la industria petrolera, que aportaron sus propios conocimientos y experiencia personal sobre la vida y el ambiente en una plataforma. Denton recuerda que un antiguo trabajador no se podía creer que hubieran construido el set partiendo de cero. Creía que habían reciclado una plataforma de verdad, un momento que le sirvió a Denton para saber que iban verdaderamente por buen camino.
  En la película también figuran otros sets, como el auténtico hotel Crowne Plaza, donde los supervivientes se reunieron con sus familias, además de Port Fouchon, desde donde partió originalmente en helicóptero la plantilla de la Deepwater Horizon para incorporarse a sus respectivos turnos de trabajo en la plataforma.
  El equipo de rodaje también construyó varios depósitos de agua inmensos para la acción marina, que fueron esenciales para las secuencias en las que el petróleo arde con fuerza paradójicamente en la superficie de un mar picado. Para esas escenas se vertió propano líquido en los depósitos para recrear de forma segura el alucinante espectáculo. El depósito principal era tan gigantesco –con una capacidad de 7 928 166 litros– que tardó tres días en llenarse.
  Para completar los decorados principales, el equipo utilizó un barco de suministros similar al verdadero Damon B. Bankston para filmar las conmovedoras escenas de los supervivientes acurrucados juntos, llenos de dolor y gratitud tras el desastre.

EL REVENTÓN...
  La secuencia más sobrecogedora de MAREA NEGRA se cernía sobre el equipo de rodaje desde el primer día: reproducir el momento inconcebible del reventón, lo que incluía explosiones, bolas de fuego, lodo saliendo a borbotones a 689 bares de presión y una columna de gas y petróleo que se elevaba más de 180 m en el aire.
  El supervisor de efectos especiales Burt Dalton explica: “Conseguir que la secuencia del reventón saliera correctamente fue un proceso increíble. Consultamos con expertos que estuvieron presentes ese día, pero nos llevó mucho tiempo encontrar el equipo adecuado y las presiones adecuadas para crear ese momento de manera que quedara bien”.
  La escena, que empapó al reparto con un diluvio de agua de mar, fuego y lodo de proporciones bíblicas, también lo dejaba todo hecho un verdadero desastre, que había que solucionar cuanto antes para poder seguir avanzando rápidamente. “Una vez que descubrimos cómo crear el reventón, también tuvimos que averiguar cómo limpiarlo. Tuvimos que deshacernos de alrededor de 95 000 litros de lodo al día”, comenta Dalton.
   El lodo creado para el filme era bentonita, uno de los ingredientes del verdadero lodo de perforación, y Dalton trajo máquinas auténticas de mezclar lodo para generar la mezcla. Aunque no pudo recrear de forma segura las enormes presiones que hicieron saltar por los aires la Deepwater Horizon, Berg y él colaboraron en numerosas técnicas visuales para dar a los espectadores la sensación de estar allí presentes. “Conseguimos que siguiera pareciendo real, al tiempo que usamos una presión lo bastante baja para que el rodaje fuera seguro”, explica Dalton. “Obtienes la sensación de una presión enorme sin el increíble volumen que azotó la Deepwater Horizon esa noche”.
  Los retos de idear y luego ejecutar esas complejas secuencias ayudaron a unir al reparto y el equipo, pero al mismo tiempo sirvieron de recordatorio constante de cómo las dificultades que pasaron los que vivieron la situación real fueron muy superiores.
  Dalton comenta: “Acercamos las llamas tanto como pudimos de manera segura, y las hicimos tan grandes y humeantes como nos fue posible, pero nunca podrían ser tan intensas como las de verdad”. Eso fue algo que les dio mucho que pensar. Dalton prosigue: “El equipo pudo verdaderamente hacerse una idea de cómo debió ser encontrarse en ese incendio, sentir el calor, ser golpeado por los escombros. Por supuesto, el reparto no corrió nunca peligro, pero les dimos algo con lo que poder imaginárselo y eso era importante para Pete como narrador. Tenía que ser tan real como nos fuese posible crearlo”.
  Esa realidad se hizo especialmente palpable en el punto culminante de la película, cuando Mike y Andrea se encuentran teniendo que dar el salto de sus vidas a cientos de metros de altura sobre el profundo océano envuelto en llamas. Para Mark Wahlberg, no solo fue un momento crucial de la historia desde un punto de vista técnico, sino también emocional. “En ese momento, Mike se encuentra completamente en modo supervivencia, cuando Andrea y él se encuentran como las últimas personas de la plataforma. Están rodeados por las llamas, incluso en el agua, ya no están las balsas salvavidas y no ve más que una única posibilidad. No quería dar ese salto pero, dado el tremendo amor que sentía por su mujer y su hija, nada le impediría salir de esa plataforma y tener la oportunidad de volver a verlas”.
  Wahlberg espera que ese momento inolvidablemente tenso y triunfal recuerde a la gente el precio que se pagó esa noche, tanto los que lograron volver a casa, como los que no lo hicieron. El actor concluye: “Como la mayor parte de la gente cuando sucedió todo esto, yo únicamente era consciente del hecho de que la Deepwater Horizon era un enorme desastre ecológico provocado por el hombre y la verdad es que no tenía ni idea de que once personas hubieran perdido la vida. No fue hasta que leí el artículo del New York Times y luego este guion que me di cuenta de que la mayor parte de la gente desconoce esta historia y es muy importante que se cuente”.

MARK WAHLBERG COMO MIKE WILLIAMS...
  A la hora de elegir a alguien que encarnara a Mike Williams, el técnico jefe de electrónica de la Deepwater Horizon cuando se produjo el reventón, se buscó a alguien que pudiera introducirse en el particular mundo de los técnicos que viven y trabajan en plataformas petrolíferas, y que al mismo tiempo pudiera hacer acopio de reservas desconocidas de fuerza física y emocional para lograr sobrevivir y volver a casa con su familia.
  No tardó en resultar evidente que pocos actores encajaban tan bien con esa descripción como el nominado al Óscar en dos ocasiones Mark Wahlberg. En papeles que van desde “The Fighter” a “Infiltrados”, o la propia cinta de Berg “El único superviviente”, Wahlberg ha demostrado una particular capacidad para explorar las realidades internas de los hombres de clase obrera.
  Wahlberg y Williams se hicieron amigos antes de empezar el rodaje y pasaron mucho tiempo juntos durante el mismo, en el set y fuera de él. El equipo responsable del proyecto quedó encantado con la interpretación resultante. En palabras del productor Lorenzo di Bonaventura: “Lo que Mark aporta es sinceridad y una verdadera sensación de integridad de clase obrera. Hace pensar en esa ética americana de trabajar duro, incluso cuando te encuentras en mitad de fuerzas que no puedes necesariamente controlar”. Mark Vahradian agrega: “Mark no puede ni quiere interpretar a una persona sin conocerla, comprenderla, interrogarla, pasar tiempo con ella. Tiene la sensibilidad de comprender que está interpretando a un ser humano real que pasó por una situación traumática, y supo manejarlo muy bien”.
  Desde el primer momento, Wahlberg insistió en involucrar a Williams plenamente en el proceso de creación de la película, como pocas personas sobre las que se ha hecho una película han tenido ocasión de experimentar. “Me mostré muy firme sobre contar en todo momento con Mike”, recuerda Wahlberg. “Fue el último en abandonar la plataforma y sabía mucho sobre lo que realmente sucedió allí. No quería simplemente conocerlo, lo quería conmigo, asesorándonos todo el tiempo. Resultó ser de gran ayuda para todos. Tenía completa libertad para decir: ‘eh, eso no sucedió así. Así es como sucedió’. Podía pararnos en cualquier momento y aportar más información sobre la que trabajar”.
  En cuanto a sus conversaciones personales, Wahlberg describe su profundidad: “Hablamos de todo. Hablamos de lo que hacía antes de estar en la plataforma, sobre cómo pasaba el tiempo libre lejos de la plataforma, sobre su relación con su mujer y su hija. En determinados momentos, se puso muy emotivo al hablar de lo sucedido allí, pero no hubo nada sobre lo que no se sintiera cómodo hablando conmigo”.
  Se dio cuenta de que, para Williams, estar en la plataforma siempre conllevaba dos aspectos contrapuestos. “Está allí para mantener a sus seres queridos y siempre se sentía entusiasmado por esa idea”, observa Wahlberg. “A Mike le encantaba el trabajo, le encantaba estar allí, pero también comprendía el peligro y que era un gran sacrificio estar tan lejos de su familia”.
  Williams descubrió que hablar con Wahlberg sobre sus experiencias resultó en última instancia catártico. “Responder preguntas sobre lo sucedido desde el momento en que me desperté al momento en que llegué al hospital y poder revisarlo todo con el reparto me ha resultado beneficioso”, explica. “Me ayudó no solo a revivir la historia, sino que también me permitió dejar atrás parte de todo eso, lo que fue muy terapéutico”.
  Mientras Wahlberg ahondaba en el meollo de los retos físicos y mentales que conllevaba el trabajo en la plataforma, era igualmente importante para él explorar los vínculos con el hogar, el orgullo y la alegría que le proporcionaban su familia y que le ayudaron a sobrevivir a esa noche. Disfrutó especialmente trabajando con Kate Hudson. “No tenemos muchas escenas juntos, pero los momentos que tenemos son muy intensos y te ayudan a darte cuenta de lo enamoradas que están estas dos personas y de lo que significan el uno para el otro”, propone. “Kate estuvo fantástica. Se metió de lleno y logró que pareciera muy real”.
Una vez se encontró en el set de rodaje, cerca de Nueva Orleans, Wahlberg también sintió la necesidad de establecer vínculos con la gente de Luisiana, que se vieron tan profundamente afectados por el incidente de la Deepwater Horizon y sus repercusiones. “Me enorgullece que fuéramos allí, es la clase de sitio que, si no lo reflejas adecuadamente, no van a volver a recibirte bien”, sugiere. “En una película como esta, hay mucho más que tu experiencia individual como actor, o director, o director de fotografía, o lo que sea. Para todos nosotros, se trataba realmente de asegurarnos de hacer que los lugareños se sintieran orgullosos y hacer justicia a las familias implicadas”.
  Para Wahlberg también fue especial reunirse con Berg. “Me apuntaría a hacer cualquier cosa con Pete”, se ofrece Wahlberg, “Tenemos un enfoque similar del trabajo y a ambos nos atraen las historias reales sobre gente que tiene que superar situaciones imposibles. Pete es ante todo actor, así que lo que más le importan son las interpretaciones, pero también es un auténtico líder. Pone el listón alto y te obliga a esforzarte, sin duda”.

KURT RUSSELL COMO EL SR. JIMMY...
  También resultaba igualmente clave encontrar a la persona adecuada para interpretar al “Sr. Jimmy” de la película, Jimmy Harrell, el encargado de las instalaciones marítimas de Deepwater Horizon, que estaba básicamente a cargo de todo el personal. El nominado al Globo de Oro Kurt Russell, otra estrella conocida por su atractivo como tipo de verdad, aceptó el conmovedor papel. Russell se sintió fascinado por cómo reacciona la gente cuando tienen que tomar decisiones imposibles bajo una enorme presión. “Te das cuenta de que, en este mundo tan peligroso, cuando las cosas salen mal, los seres humanos no pueden más que intentar tomar las decisiones correctas”, aporta Russell. “No se trata de decisiones donde todo es blanco o negro. Es algo difícil de afrontar”.
  Russell sintió el peso de interpretar a una persona real. Pasó horas viendo la declaración de Harrell ante la investigación conjunta del incidente de la Deepwater Horizon. “Siempre que interpretas a un personaje basado en una persona real, tienes la responsabilidad de descubrir todo cuanto puedas. Por desgracia, no pude conocer a Jimmy, pero averigüé mucho de él como persona gracias al testimonio que vi”, explica Russell.
  Russell señala que Harrell era sumamente respetado entre la plantilla, y se esforzaba cada día por demostrar que se merecía ese respeto. “Yo lo veía tal como escuché a Mike Williams hablar del Sr. Jimmy: que era un tipo sencillo, respetado por todos”, explica Russell. “No es que el Sr. Jimmy no tuviera sentido del humor, pero ésta era su plataforma, era su familia y se tomaba esa parte muy en serio”.
  Russell disfrutó especialmente trabajando en tan estrecha colaboración con Wahlberg, que se convierte en el salvador del Sr. Jimmy tras el reventón. “Es un actor muy natural que de algún modo consigue que su trabajo parezca que no conlleve ningún esfuerzo. Estuvo sensacional y en todo momento muy preparado”, afirma Russell.
  También disfrutó con las chispas que saltaban en sus interacciones con John Malkovich en su papel del representante de BP Donald Vidrine, con quien Jimmy Harrell mantuvo fuertes discusiones por el peligroso calendario de trabajo.
  “Malkovich está sensacional como Vidrine”, opina Russell. “Me encantan las escenas que te permiten entender mejor lo que había en juego en el conflicto entre la compañía y los trabajadores. Tenemos a Malkovich representando a BP y a mí representando a Transocean, y nos enfrentamos seriamente”.

GINA RODRIGUEZ COMO ANDREA FLEYTAS...
  Tras la explosión, Mike Williams se encuentra colaborando estrechamente con la trabajadora de 23 años Andrea Fleytas, con quien se ve atrapado en la plataforma envuelta en llamas, sin ninguna escapatoria sencilla. Gina Rodriguez, en un papel muy diferente al que nos tiene acostumbrados como estrella de “Jane the Virgin”, se encarga de interpretar a Fleytas.
  Fleytas era la subdirectora de posicionamiento dinámico, con la responsabilidad fundamental de mantener la posición de la plataforma flotante directamente sobre el pozo mediante hélices y propulsores. Para aprender más sobre el trabajo de Fleytas, Rodriguez tuvo literalmente que asistir a clase. “A Pete le interesaba mucho que todo fuera lo más auténtico posible, así que me documenté por mi cuenta y luego asistí a un curso de formación para directores de posicionamiento dinámico en Houston. Fue toda una experiencia”, recuerda.
  Rodriguez también tuvo que hacer acopio de fuerzas ya que Andrea, que emplea duras palabras y es capaz de arreglar motores, tiene que afrontar algunos de sus mayores miedos mientras descubre el alcance de su valor. Para ella, la faceta emocional del papel suponía un mayor reto que la física. “Soy una completa adicta a la adrenalina”, confiesa Rodriguez. “Para mí, el verdadero reto fue mantenerme tan fiel al personaje como me fuera posible, tener tanto cuidado y delicadeza con ella como pudiera, porque se lo merece”.
  Fleytas desempeñó un papel muy importante alertando al mundo de lo sucedido en la Deepwater Horizon. El productor di Bonaventura explica: “Andrea fue la primera persona en llamar pidiendo auxilio, algo que nadie más estaba haciendo y ella tomó la iniciativa de hacer. Fue reprendida por hacerlo, pero tenía razón. Eso la convierte en un personaje con el que es fácil identificarse, porque todos hemos sentido, un momento, qué se supone que debo hacer en una situación en la que diferentes personas te están diciendo que hagas cosas distintas. Ella intenta hacer lo mejor para sus compañeros. Gina también capta lo que es ser una mujer de 23 años en mitad de una situación de locos y en última instancia catastrófica”.
  Wahlberg también quedó impresionado. “Gina es una chica dura de Chicago que se metió de lleno y no tuvo miedo de ensuciarse con todos los demás. Mi personaje tiene que ponerse un poco duro con ella pero, cuando yo intentaba disculparme, ella decía: ‘No, adelante, llega más lejos’. Es muy trabajadora y se presta a todo”.
  Wahlberg fue en todo momento un gran apoyo para Rodriguez. “Estuvo sensacional”, afirma Rodriguez. “Aprendí mucho de él y fue una experiencia maravillosa ver la clase de persona estupenda, auténtica, trabajadora y generosa que es”.

JOHN MALKOVICH COMO DONALD VIDRINE...
  El nominado al Óscar en dos ocasiones John Malkovich asume uno de los papeles más intensos de la película: el de Donald Vidrine, gerente de BP con sede en Luisiana.
  MAREA NEGRA es la cuarta película que ha hecho Malkovich con el productor Lorenzo di Bonaventura. El productor comenta: “John es un profesional consumado y uno de los actores más brillantes de nuestros tiempos. Siempre que cuentas con él en una película, hace que todos los que lo rodean den lo mejor de sí mismos”.
  El guion atrajo a Malkovich. “Me quedé impresionado con la estupenda sensación de apremio que transmite el guion y la sensación de que había algo bajo el fondo del mar que iba a tener algo que decir. La historia tiene una cuenta atrás desde el primer momento, pero además nos presenta un mundo que no habíamos visto antes en el cine”, opina Malkovich.
  A Malkovich también le gustó mucho el proceso de Peter Berg, que considera que acentuó la incesante sensación de realismo de la película. “Pete es una persona profundamente apasionada y además es rápido. A veces los directores dan a ciertas cosas más tiempo y espacio del que merecen, pero Pete no permite eso. Personalmente, me encanta su concentración”, resume el actor.

DYLAN O’BRIEN COMO CALEB HOLLOWAY...
  La estrella emergente Dylan O’Brien, conocido por su popular serie de televisión “Teen Wolf” y las películas de El corredor del laberinto, interpreta a otro superviviente real de la Deepwater Horizon: Caleb Holloway, un peón del equipo de perforación que llevaba tres años trabajando en la plataforma cuando se produjo el desastre.
  O’Brien estuvo encantado de colaborar estrechamente con el auténtico Caleb Holloway, que compartió generosamente sus recuerdos de los acontecimientos tal como los vivió él, incluidas sus amistades con sus compañeros de equipo, varios de los cuales fallecieron esa noche, con quienes pasó tiempo cazando y pescando. El lazo de O’Brien con Holloway se convirtió en una gran amistad.
  O’Brien recuerda cuando conoció inicialmente a Caleb: “Al principio estaba muy nervioso de conocer a Caleb, pero muy agradecido por tener ocasión de hacerlo. Habíamos programado una reunión de una hora nada más, pero luego acabamos pasando el resto del día juntos, y al final se acabó convirtiendo en el mejor amigo que tuve en el proyecto. Conocerlo fue muy importante para mí. Me metí en esto como una oportunidad de formar parte de una historia real, algo que no había hecho nunca”.
  En última instancia, Holloway sirvió para que O’Brien se hiciera una idea de la clase de pesadilla abrasadora que vivió a bordo de la Deepwater Horizon y cómo todos los que estuvieron allí llevan esos recuerdos consigo para siempre. O’Brien prosigue: “Me permitió conocer todos los elementos importantes de su experiencia durante todo el incidente, además de cómo aún lo está afrontando y cómo ha afectado a toda su vida”.
  Peter Berg comenta: “Contar con Caleb allí, junto a Mike Williams y algunos de los demás, resultó muy valioso para los actores. Era importante para Dylan hablar con el Caleb real y contar con esa perspectiva que nadie más podía ofrecer”.
  Lorenzo di Bonaventura opina que O’Brien aportó algo esencial a un papel que es un eje emocional: “Dylan posee una gracia y una fuerza, así como la vulnerabilidad de un tipo de su edad, y lo ves pasar de ser un tipo fuerte, que lucha por su vida, a alguien que llora la muerte de algunos de sus mejores amigos”.

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