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INFORMACIÓN
Titulo original: Get On Up: The James Brown Story
Año Producción: 2014
Nacionalidad:  EE.UU
Duración: 138 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Drama
Director: Tate Taylor
Guión: Jezz Butterworth, John Henry Butterworth 
Fotografía: Stephen Goldblatt 
Música: Thomas Newman  
FECHAS DE ESTRENO
España: 12 Diciembre 2014
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Universal Pictures


SINOPSIS

Recorrido por la vida y obra del mítico cantante James Brown, desde su infancia, hasta que termina siendo toda una estrella de la música...

INTÉRPRETES

CHADWICK BOSEMAN, DAVID ANDREW NASH, NELSAN ELLIS, VIOLA DAVIS, OCTAVIA SPENCER, JILL SCOTT, TIKA SUMPTER, DAN AYKROYD, KEITH ROBINSON, LENNIE JAMES 

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   Después del éxito de ‘Criadas y señoras’, nominada a cuatro Oscar, Tate Taylor vuelve a colocarse detrás de la cámara para dirigir a Chadwick Boseman como James Brown, la película basada en la increíble vida del cantante.   
  Cuando no está de gira con los Rolling Stones, Mick Jagger se dedica, entre otras cosas, a producir películas, programas de televisión y documentales. Los herederos de James Brown se pusieron en contacto con él para que llevara la historia del artista a la gran pantalla, y decidió unirse a Brian Grazer como productor. Con la ayuda del director y también productor Tate Taylor, pudieron llevar a la pantalla la gran historia del cantante realzada con electrizantes actuaciones.

 
Tal como puede esperarse de “El padrino del soul”, el primer hogar musical de James Brown estaba lleno de gospel, pero el grupo al que se unió de adolescente no tardó en convertirse al jazz y al blues, y a tocar en los bares del circuito “Chitlin” llamándose The Famous Flames.
 
  James Brown siguió adelante, hipnotizando al público en actuaciones en directo con su peculiar música, sus movimientos y su energía sexual. Era un melódico de primer orden capaz de cantar baladas como “Try Me” o “Lost Someone” y pasar a un registro totalmente diferente, muy rítmico, con “Out of Sight” o “Night Train”.
 
  Actuó de mediador en el Boston Garden después del asesinato de Martin Luther King en 1968 y más tarde ese mismo año dio un himno al movimiento “soul power” con el single “Say It Loud – I’m Black and I’m Proud” (Dilo bien alto: Soy negro y me enorgullezco). En febrero de 1969, la revista “Look” publicó su foto en la portada acompañada del siguiente titular: “¿Es este el hombre negro más importante de América?”
 
  También era un hombre de negocios nato. Le daba igual si algo no se había hecho antes o, al menos, si no lo había hecho un negro.
 
  A medida que fue refinando su música, dándole la vuelta y reinventándola, apareció el funk abriendo las puertas a una nueva época musical que se apoderó del mundo.
 
  Cuando el funk cedió el paso al hip-hop, James Brown siguió siendo relevante, aunque no directamente. Sus famosos ritmos sirvieron de base a numerosos músicos de hip-hop que llevan años sampleándolos.
 
  Como muchos de su generación, el productor Brian Grazer creció escuchando a James Brown. “De joven me volvía loco su música, su ritmo, todo lo que hacía”, dice, “pero nunca pensé que acabaría produciendo una película acerca de James Brown”.
  
  Reconoce que le inspiró la comunidad hip-hop. “A finales de los noventa, mientras me documentaba para hacer la película que acabaría siendo ‘8 millas’, conocí a muchas figuras clave del mundo del hip-hop”, recuerda.
 
  Conseguir los derechos cinematográficos del cantante fue un proceso lento y difícil. Por fin, después de llegar a un acuerdo, Brian Grazer encargó a varios guionistas que empezaran a trabajar en una primera versión del guión. Los dramaturgos Jez Butterworth y John-Henry Butterworth, a partir de una idea suya y de Steven Baigelman, le entregaron un guión final.
 
  El 3 de diciembre de 2006, James Brown enfermó y falleció al cabo de dos días, a los 73 años.
 Los derechos que tanto le había costado conseguir al productor pasaron a manos de los herederos y el proyecto se paró. Con el tiempo, los herederos le pidieron a Peter Afterman que se ocupara de los derechos. Afterman, que se encarga de las licencias musicales y de vídeos de los Rolling Stones desde 2009, pensó inmediatamente que Mick Jagger era la persona perfecta para volver a encender la chispa de la historia de James Brown.  
  Mick Jagger se enteró de que Brian Grazer ya tenía un guión terminado escrito por los hermanos Butterworth, que habían sido galardonados con el Premio Paul Selvin 2011 del Sindicato de Guionistas de América por ‘Caza a la espía’. Leyó el guión y se puso en contacto con Brian Grazer para saber si le interesaba producir la película con él. Brian Grazer, al que le dolía mucho haber perdido un proyecto por el que sentía un gran afecto, se sorprendió mucho cuando Mick Jagger le llamó.
 
  Con dos poderosos productores decididos a ocuparse de la película, los miembros de la familia Brown valoraron si realmente querían que el mundo conociera más íntimamente al hombre al que ellos llaman James Joseph Brown. “Leyeron el guión y se convencieron de que nuestra idea era buena”, explica Brian Grazer.
 
  Llegó el momento de pensar en un director, y esta vez todo fue más rápido de lo que se esperaba. “Buscábamos a la persona más naturalmente compatible con el material”, explica la productora Victoria Pearman.
 
  La productora Imagine había contactado con Tate Taylor para otro proyecto y el realizador nacido en Mississippi había ido a la oficina para hablar. “Nos gustó mucho ‘Criadas y señoras’”, dice Brian Grazer. “Tate había transformado un tema difícil en una historia atractiva y maravillosa que tuvo mucho éxito”.
  
  Tate Taylor reconoce que le fascinan las historias de resistencia y de valentía, algo que encajaba perfectamente con el guión que estaba leyendo.

  Al igual que los otros miembros del equipo, Tate Taylor empezó a disfrutar de la música de James Brown mucho antes de aprender a conducir. Este es el primer proyecto del director después del éxito de ‘Criadas y señoras’. “He tenido la ocasión de hacer varias películas”, dice, “pero quería implicarme en algo que me conmoviera”.
 
  Al empezar a sumergirse en el nuevo proyecto, una curiosa idea cruzó la mente del director: “Siempre se dice que James Brown lo controlaba todo, pero también es verdad que sabía cómo debían hacerse las cosas, e insistía en que se hicieran bien”.
 
  A partir de ese pensamiento, Tate Taylor dio un salto hacia delante. “El guión no hacía concesiones y estaba lleno de energía”, explica.
  
  Permitir que el protagonista se dirigiera al público también liberaba al director de las convenciones habituales de las películas biográficas, como las imágenes de archivo y las explicaciones escritas en la pantalla. Tate Taylor buscaba algo más dinámico, más personal. 
   
  El actor que encarnase a James Brown debía saber moverse con una mezcla de abandono y de control. Sus movimientos vigorosos prestaban forma física al ritmo de la música, pero sus gestos también tenían otro propósito. “Era como una batuta humana”, explica el productor ejecutivo Peter Afterman. “Dirigía a los músicos como si fuese un director de orquesta”.
  
  Keith Jenkins, que estuvo doce años en la banda de James Brown, ayudó a Chadwick Boseman a aprenderse los movimientos que tantos fans han intentado imitar. “Con el paso de los años, los movimientos cambiaron”, cuenta el músico. “No bastaba con aprenderse un par de cosas, pero la entrega de Chadwick fue total. Seguía practicando entre tomas durante el rodaje”.
Todos se quedaron impresionados con los resultados. “Lo que ha conseguido es increíble”, dice Mick Jagger.    
  El actor y el coreógrafo trabajaron un mes en Los Ángeles, antes de trasladarse a Natchez, Misssisssippi, donde se rodó el film.
 
El actor interpreta a James Brown desde los 16 años hasta los 63. En este tiempo, los movimientos del artista cambiaron. El actor no tuvo más remedio que incorporar esos cambios a su interpretación.
 
  El coreógrafo Aakomon Jones se esforzó en dar libertad a Chadwick Boseman. “No quise encajarle desde el principio totalmente en la coreografía”, explica.
 
  El actor trabajó duro con los coreógrafos y siempre estaba dispuesto para un último ensayo antes de rodar. También tenía un entrenador personal.

  Las secuencias musicales ofrecen una serie de momentos trepidantes en la legendaria carrera de James Brown. El propio artista dice en la película: “Quizá no me conozcas, pero todos tus discos tienen algo de mí”.
 
  El público de I FEEL GOOD oirá la voz de James Brown y la música interpretada por su banda.
 
  El espectador también verá que los actores y músicos que cantan y tocan, lo hacen de verdad, en el mismo tempo que la grabación original. Un equipo de asesores y supervisores musicales trabajó con Tate Taylor, Aakomon Jones y los intérpretes para que el audio y la imagen encajaran a la perfección.  
  Más de ochenta músicos profesionales tocan en la película. Darren Glenn trabajó con varias agencias de casting para encontrarlos. “Debían saber tocar y bailar”, explica. El principio básico era conseguir que todo pareciera real para ofrecer al público una experiencia a la altura del legado de James Brown. “Mi objetivo es que los espectadores se pongan a bailar durante estas escenas”, dice Tate Taylor.
 
  El equipo musical remasterizó las pistas de las grabaciones originales con el fin de crear un sonido de última generación, además de adaptar los momentos musicales a las necesidades dramáticas de la película.
    
 
La película sigue a James Brown desde que es niño y entra en la Casa Unidad de Oración del Pueblo de “Sweet Daddy” Grace, donde descubre el extático abandono del gospel, hasta sus años de éxito.  
  “El padrino del soul” siempre se vistió con originalidad y elegancia. Su brillante sonrisa, ropa llamativa y peinados elaborados formaban parte de su identidad. La diseñadora Sharen Davis se ocupó de vestir a Chadwick Boseman. La primera maquilladora Julie Hewitt se encargó de transformarle en un chico de 16 años o en un hombre de 63 según la escena, y el asesor de pelucas Robert Stevenson diseñó los peinados.
  Sharen Davis vistió a docenas de actores y a más de mil figurantes en una película que transcurre a lo largo de más de 50 años y en momentos muy diferentes. En su taller de Los Ángeles, disfrutó creando vestidos floridos para la voluptuosa tía Honey y ropa raída para la casi indigente Susie Brown.   Pero el gran reto residía en la ropa de James Brown. “Fue el primero en reinventarse”, dice. “Se arriesgaba mucho con sus trajes, no llevaba lo mismo que todo el mundo. La cuestión era, ¿voy a lo extravagante o bajo un poco el tono?”  
  Después de documentarse a fondo, se decantó por el equilibrio: “Usé la silueta de los trajes que más me gustaban y dejé que la escena decidiera si debía rebajar o subir el tono”, explica la diseñadora. 
 
  Pero la altura de Chadwick Boseman sí era un problema. Con sus 1,95 metros, mide 12 centímetros más que el hombre al que representa en la película. Sharen Davis encontró una solución que funciona visualmente: “James Brown llevaba pantalones muy ceñidos, pero con Chad, los pantalones ceñidos realzan su altura. Diseñamos unos pantalones un poco menos ceñidos, por lo que parecía algo menos delgado”.

  El hecho de que el largometraje sea una historia arraigada en el sur tenía mucho significado para Tate Taylor. “Fue una de las cosas que me entusiasmaron cuando leí el guión por primera vez”, recuerda.  
  También significaba mucho para él poder rodar en su Misisipi natal. Sabía que en el estado de las magnolias, como se llama a Misisipi en Estados Unidos, dispondría de telones de fondo muy poco vistos y de instalaciones que le permitirían recrear el teatro Apollo de Harlem o Vietnam.
 
  El rodaje tuvo lugar en noviembre y diciembre de 2013 en Natchez, una pequeña ciudad a orillas del río Misssisssippi. Después de las vacaciones de Navidad, todo el equipo se desplazó a unas dos horas al norte de Jackson, la capital del estado y la ciudad donde nació el director. 
 
  Una excepción fue la cabaña en el campo donde James Brown pasó los primeros años de su vida.
 
  El diseñador de producción Mark Ricker y su equipo se encargaron de buscar un lugar adecuado para construirla en cuanto llegaron a Misisipi. Era agosto y quería rodar los exteriores antes de que los árboles perdieran las hojas. El diseñador y el realizador no tardaron en encontrar el sitio ideal en el condado Jefferson, a unos 48 kilómetros de Natchez, en unas tierras vecinas a la propiedad de Tate Taylor.
 
  El director de fotografía Stephen Goldblatt decidió exactamente dónde se construiría. “La posición de la cabaña no solo dependía del entorno, sino de la luz”, explica. “Para preparar ciertas escenas, como las que rodamos allí, visité el lugar unas veinte veces por la luz y para saber a qué hora debíamos rodar”.
 
  El rodaje empezó el 4 de noviembre, y durante una semana se filmaron las escenas de la turbulenta infancia de James Brown. El silencio reinaba en los bosques a pesar de la presencia del equipo.

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