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SINOPSIS
Ispahán, 1034. Rob Cole y su familia se ven obligados a huir de la Madraza y poner rumbo a occidente junto a sus estudiantes de medicina. Al llegar a Londres, descubren que musulmanes y judíos tienen prohibida la entrada a la ciudad y que no pueden ejercer como médicos dentro de ella. Sin dejarse intimidar, Cole y sus pupilos establecen un hospital improvisado a las puertas de Londres. Cuando Cole es llamado por el Rey para que atienda a su hija enferma, sus excepcionales habilidades como curandero le aseguran un puesto en la corte. A medida que se vea envuelto en luchas de poder e intrigas política de la casa real, el médico deberá guiarse por su instinto para sobrevivir en una Inglaterra al borde del colapso...
INTÉRPRETES
AIDAN GILLEN, TOM PAYNE, LIAM CUNNINGHAM, OWEN TEALE, EMILY COX, EMMA RIGBY, SARA KESTELMAN, ÁINE ROSE DALY, HARRY REDDING, MÁTÉ HAUMANN, ANNE RATTE-POLLE, FRANCIS FULTON-SMITH, LEONARD SCHEICER, ANNABELLE DAISY GRUNDBERG
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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
La segunda entrega de la historia mantiene la firme intención de entretener al público...
Siempre me ha parecido forzada la distinción entre lo culto y lo popular; es decir, entre cultura y entretenimiento. ¿De qué sirven esas etiquetas? Todas las historias que nos contamos están pensadas para despertar algo en nuestro interior, y si de paso nos atrapan, mueven, inspiran o fascinan o si nos hacen reír, llorar o sentir, mejor que mejor. La intención es provocar una reacción en el público y si eso se consigue, me parece muy positivo y valioso. Cuando dirijo cine o teatro, me doy cuenta de que aspiro a crear un vínculo emocional con el público. Es decir, intento establecer una relación entre la pantalla o el escenario y el auditorio. Para mí es importante contar las historias partiendo de la empatía y de los sentimientos porque quiero que el público se meta de lleno en la trama, sin observarla desde fuera. El cine se alimenta de la ilusión y de la emoción y nuestro objetivo es hacer que esta caja mágica funcione y ofrezca un valor añadido para que el público se lleve algo consigo al salir de la sala.
Dicho propósito lo cumpliste con creces con El médico...
Tengo muy buen recuerdo de El médico, desde luego. Pude trabajar con intérpretes magníficos y me dieron la oportunidad de dar rienda suelta a grandes aspiraciones cinematográficas. Lo disfruté mucho. Además, creo que encajo muy bien en ese tipo de proyectos, en los que el cine se concibe como una orquesta en la que el diseño visual, la narración, los decorados, el vestuario, la iluminación, la música y el sonido funcionan como las partes de un todo. El cine es una forma artística muy potente que ofrece variedad de capas con las que se puede trabajar a conciencia. Una película puede ser estéticamente abrumadora y ser ilusión pura, mientras cuenta una historia muy profunda. El cine puede ser todo a la vez. Así fue con El médico y la guinda del pastel fue la respuesta tan positiva del público.
¿Tuviste libertad creativa a la hora de desarrollar la historia en esta ocasión?...
Hemos tenido bastante margen para contar la historia en El médico II, por lo que hemos optado por una estructura más clásica para crear una trama con más tensión y suspense. Podría decirse que parte de una idea más cinematográfica. No es tanto una crónica de viaje que atraviesa mundos y toca diferentes temas, sino que esta segunda entrega podría definirse mejor como una película de aventuras que conecta más con las emociones. Es más divertida y plantea más conflictos. Por otra
parte, la gran diferencia entre las dos radica en el hecho de que la primera película empieza en Inglaterra pero luego se centra en el viaje a Persia, con esos escenarios llenos de luz, sol y arena, mientras que el segundo filme se ambienta exclusivamente en la Inglaterra celta, un lugar inhóspito y agreste, marcado por los paisajes inhóspitos y accidentados tan propios de la Edad Media en el siglo XI.
Son dos localizaciones en las que la arquitectura y la paleta de colores son totalmente diferentes, de ahí que tanto los filmes como las historias sean completamente diferentes. Como director, tengo mi propio estilo, que es único, pero cada película la entiendo como un viaje de descubrimiento que me permite sumergirme en un mundo nuevo. Se suele decir aquello de que la forma responde a la función y esa premisa se ha cumplido con las dos entregas de El Médico, donde la historia ha definido el resto de los factores. En el siglo XI, Londres era una ciudad caótica y peligrosa e Inglaterra era una isla verde donde no hacía más que llover. La historia tiene aires Shakesperianos, con intrigas sangrientas como las de «Ricardo III». Aunque, en realidad, es más bien que este universo promueve los acontecimientos de ese tipo. No obstante, si bien son películas diferentes, creo que al verlas seguidas, se nota que han salido del mismo molde. Es una saga en evolución, aunque en esta segunda parte hemos trabajado sin ceñirnos a un guion anterior y hemos podido desarrollar la historia nosotros mismos.
También se han ampliado los temas que se plantean...
En esta ocasión se estudia el alma y la vida interior de los seres humanos. En la primera película nos centramos en la sanación del cuerpo y ahora la mirada se torna hacia dentro, para cuestionar cómo se sana el espíritu. ¿Hasta dónde llega la medicina convencional y dónde empieza lo inexplicable o aquello que aún no se ha investigado? ¿Cómo nos podrían ayudar las religiones naturales o chamanísticas? La experiencia se podría comparar a un concierto sinfónico en el que el primer movimiento suena muy diferente al segundo. En nuestro caso, la segunda entrega utiliza una tonalidad distinta.
Sería difícil imaginar EL MÉDICO II sin Tom Payne interpretando a Rob Cole. ¿Se había comprometido a rodar esta segunda parte?...
No, pero no nos constó convencerle. EL MÉDICO sirvió de punto de inflexión en su carrera y el personaje de Rob Cole forma parte de su ser. Cuadrar agendas ya fue más complicado porque durante la última década ha trabajado principalmente en Estados Unidos, primero en «The Walking Dead» y después en «Prodigal Son». Es bien sabido que los rodajes de las series son muy acaparadores, por lo que le costó encontrar un bloque de tiempo libre. La pandemia tampoco nos ayudó. Pero seguimos en contacto y logramos superar los escollos logísticos.
Aparte de Payne, la mayor parte del reparto no participaba en la primera entrega...
Al igual que en la primera película, el reparto se compone de intérpretes alemanes que dominan perfectamente el inglés y de intérpretes angloparlantes nativos. La experiencia salió muy bien
entonces, así que decidimos repetir. Emily Cox es medio inglesa y habla el idioma a la perfección, al igual que Francis Fulton-Smith. El acento de Malick Bauer y Leonard Scheicher es prácticamente imperceptible, algo que para mí era muy importante. Y Anne Ratte-Polle me parece una actriz increíble. En cuanto a los nativos, el razonamiento fue encontrar a los mejores intérpretes para cada papel. Cuando en el elenco cuentas con Aidan Gillen o Liam Cunningham, que han trabajado en «Juego de Tronos», sabes que nada va a salir mal. Son profesionales absolutos, con gran experiencia en teatro. Da gusto trabajar con ellos.
¿Cómo ha sido el rodaje?...
Ha sido un viaje. Pero lo he disfrutado muchísimo. Trabajé con el productor Wolf Bauer en la primera película y gracias a su pericia y tenacidad logramos la financiación necesaria para llevar a la pantalla esta historia épica con gran impacto visual en un momento en el que se ha vuelto mucho más complicado lograr presupuestos de este calibre. Till Derenbach y su productora Zeitsprung Pictures han colaborado en la realización. No habíamos trabajado juntos antes, pero me impresionó su determinación, ingenio y capacidad. Es un productor intrépido cuyo lema es «No hay nada imposible», que siempre está volcado en encontrar soluciones realistas. Formamos un buen equipo. Por eso hemos logrado crear una película que no tiene nada que envidiarle a la primera entrega, a pesar de contar con menos recursos en esta ocasión. Rodamos la mayor parte de El médico II en Hungría, donde los equipos tienen gran experiencia con este tipo de cine ya que Hollywood rueda allí mucho cine de género, ya sea de ciencia ficción o de caballeros medievales. Asimismo, también encontramos un montón de edificios espectaculares que cumplían con nuestros requisitos. Además de localizaciones exteriores fantásticas. Es un lugar perfecto para rodar estas películas. Por otra parte, solo me traje al director de fotografía Frank Griebe de Alemania, que es mi mano derecha. Todos los demás jefes de equipo eran húngaros. Lo recomiendo encarecidamente porque son grandes profesionales con un nivel altísimo.
Al echar la vista atrás, ¿ha sido una buena experiencia?...
Nos ha costado mucho llegar a rodar el filme… Llevamos casi diez años con este proyecto. No ha sido fácil desarrollar la historia y conseguir financiación también ha sido una montaña rusa, a lo que se ha sumado buscar localizaciones y prepararnos a conciencia. Pero el rodaje ha sido un paseo, sobre todo teniendo en cuenta el volumen de la producción en sí. Lo he disfrutado muchísimo. Hemos conseguido plasmar las escenas tal y como las tenía en la cabeza. También ayuda que ahora tengo bastante experiencia, no es la primera vez que ruedo material tan exigente. Así que tengo más temple porque sé que siempre se puede encontrar una solución, por grande que sea el problema, si todos unimos fuerzas. Y ese siempre ha sido el caso en nuestro equipo. He trabajado codo a codo con Wolf Bauer y Till Derenbach para sacar adelante el filme que queríamos.
UN PRODUCTOR CON UNA MISIÓN...
Cuando Bauer constituyó UFA Cinema en 2008 y empezaron a poner en marcha los primeros proyectos, El médico encabezaba su lista de prioridades. De su colaboración creativa con el director Philipp Stölzl surgió una producción que se convertiría en la segunda película alemana más exitosa del año tras su estreno el 25 de diciembre de 2013, llegando a vender 3,6 millones de entradas de cine. El filme también logró cifras arrolladoras en otros países europeos, principalmente en España. Visto lo visto, lo lógico era pensar en una secuela. «Tras el éxito de la primera entrega tenía muchas ganas de seguir acompañando a este personaje», confirma Wolf Bauer. «Me interesaba especialmente retratar esa época del siglo XI», apunta el productor. «Ese momento en el que el conocimiento del mundo todavía era muy limitado, especialmente en aquella Edad Media oscura, dominada por el cristianismo, en la que se depreciaba cualquier razonamiento que se saliera de la fe cristiana y de la narrativa que se construyó alrededor del dogma religioso».
«Esa fascinación no me abandonó», explica el productor, que logró hacerse con los derechos para continuar la historia de El médico. «La primera entrega termina cuando vuelven a Londres», apunta Bauer, y explica que ese final dejaba abierta una posible continuación de la historia. En EL MÉDICO II, los realizadores retoman la acción justamente cuando Rob y su compañeros ponen rumbo a Londres. «A partir de ahí pudimos avanzar», comenta. «Lo bueno es que no tuvimos que ajustarnos a los capítulos del libro en la segunda entrega y hemos podido crear un gran arco narrativo propio al trabajar la historia». Esa distancia también permitió crear nuevos personajes y desarrollar lo que Bauer define como «un drama prácticamente Shakesperiano». Explica que aprovecharon muy bien las oportunidades que les ofrecía la trama.
Los realizadores tenían ya listo el proyecto de adaptación cinematográfica hace unos años. «Conseguimos financiación a finales de 2019 o principios de 2020. Por entonces había firmado un acuerdo global de derechos con un socio, pero la pandemia hizo que se replanteara la estrategia y cómo proceder con el proyecto, con lo que nos vimos de vuelta en la casilla de salida». No obstante, el retraso les vino bien porque ayudó con el calendario. «Philipp Stölzl no hubiera estado disponible si hubiéramos rodado El médico II con el calendario inicial. Hubiéramos tenido que hacer la película sin él. Es decir, sin la fuerza creativa que impulsó la primera entrega. Yo quería contar con él, quiero que eso quede muy claro porque me parece que es un añadido muy valioso al equipo». Ese parón involuntario afectó a muchos proyectos y una de las producciones en las que iba a trabajar el realizador se canceló. «Así que pudo unirse a El médico II con ganas y entusiasmo», recuerda Wolf Bauer. «Dijo que habitar de nuevo este mundo y reencontrarse con estos personajes para seguir su historia era como volver a casa. Siempre había querido contar con él en esta nueva película. Desde el principio tuve claro que quería que participase en la segunda parte». La demora tuvo otra ventaja inesperada: «Nos permitió desarrollar mejor el guion. Creo que hemos creado una historia mucho más madura, coherente y consistente».
Con Stölzl de nuevo al mando de la parte creativa y con un guion revisado bajo el brazo, Wolf Bauer puso en marcha la financiación. «Es imposible lograr presupuestos de este tipo en Alemania porque el sistema de financiación no está pensado para proyectos de tal magnitud». Para rodar una película de autor con un presupuesto de entre 3,5 y 5 millones no hay problema. Alguno incluso consigue algo más. «Un proyecto como El médico II no tiene nada que ver», explica Bauer. «Ya íbamos ajustados con la primera entrega y eso que hace 15 años todo era mucho más fácil de lo que es hoy en día. Se conseguían cosas con las estructuras que había en pie. Ahora me parecía imposible y me supuso un reto enorme. Ha sido tremendamente complicado».
Poco a poco fueron encajando las piezas gracias a algunos socios que de primeras parecían incompatibles en cuanto a objetivos, calendarios y prácticas. Tres años antes, durante la Berlinale, Bauer tuvo una primera reunión en la que consiguió un acuerdo con ZDF y Amazon. «Ya había trabajado con ambos y confiaba en ellos», comenta Bauer. «De primeras me dijeron que era imposible porque eran competencia directa y no veían cómo gestionarlo. Pero después de pensarlo me comentaron que harían una excepción con el proyecto porque creían mucho en él. Mucha gente conectó con la historia». No obstante, las negociaciones se alargaron durante casi un año y medio hasta que se firmó el acuerdo. «El mayor escollo fueron los tiempos», recuerda el exdirector de UFA. «¿Cuándo puede emitirse en abierto? ¿Cuándo pueden ofrecerlo las plataformas? ¿Cómo gestionamos los derechos de los DVD físicos que distribuya Constantin Film antes de que llegue en formato streaming? Tuvimos que olvidarnos de modelos pasados y crear una estructura de financiación innovadora específicamente para este proyecto. Aunque si funciona bien para todas las partes implicadas podría utilizarse como borrador para gestionar proyectos alemanes de este calibre».
Otro momento crítico surgió al comprobar que la opción sobre los derechos de la marca estaba a punto de vencer. El propio Bauer tuvo que asumir la inversión y Beta Cinema, que había participado en El médico, también se unió al proyecto como socio inversor. Dentro de las gestiones de colaboración, Wolf Bauer se comprometió a buscar una subsidiaria de Beta Cinema para encargarse de la producción. «Al repasar las posibilidades, me llamó la atención Zeitsprung Pictures», recuerda el productor. «Me gustaron sus proyectos anteriores, como Cleo, Lieber Thomas y John Cranko. Zeitsprung apuesta por producciones ambiciosas de gran calidad que tienen una firme vocación artística y conectan con el gran público. Eso me llama. Yo también quiero que mis historias lleguen a millones de personas». Wolf Bauer ya conocía a uno de los dos directores ejecutivos, Michael Souvignier, y entabló conversaciones con el otro, Till Derenbach. También fue quien se encargó de poner la pelota en movimiento. «La colaboración ha sido muy sencilla», comenta Wolf Bauer. «Trabajan muy bien bajo presión y consiguen las cosas con velocidad y buenos resultados. Pocas veces he visto que se gestionara tan bien una producción tan compleja. Las cosas fueron como la seda en Hungría gracias al buen hacer del equipo internacional encabezado por el gran Philipp Stölzl, quien de nuevo se ha superado con sus artes como director y su capacidad creativa».
A pesar de los escollos y de las complicaciones, Wolf Bauer nunca se planteó tirar la toalla. «No voy a decir que se deba únicamente a mi terquedad teutona», comenta el productor. «A lo largo de mi carrera como productor y director ejecutivo de UFA me he centrado en tener una mentalidad proactiva y en no dejar que los retos me hundan. Por otra parte, cuando crees en algo, no lo abandonas. Un buen empresario funciona así, porque entonces las cosas salen bien. Si tienes energía y crees en el proyecto, saldrá adelante. Sabía que con El médico II tenía entre las manos un material muy especial. Tengo muchísimas ganas de presentar este filme al gran público».
Till Derenbach. «Junto con el director de producción Robert Sheldon fuimos replanteando ideas, reorganizándonos y buscando la manera de plasmar las escenas con el presupuesto que teníamos sin que perdieran efecto ni la calidad esperada». El productor subraya que a veces las limitaciones promueven la creatividad. «Tirar de ingenio para encontrar soluciones puede tener consecuencias maravillosas y ofrecer mayor coherencia», explica. «Ahí está la clave, porque se consigue un gran resultado, ya que todos estamos en el mismo barco y remamos en la misma dirección para sacar adelante la película». Philipp Stölzl se aseguró de que la producción fuera viento en popa. «Nunca he vivido nada igual. Philipp ha sido el mejor colaborador para el proyecto», explica Derenbach. «Nos hemos llevado de fábula. Me ha dado mucha confianza y ha sido muy creativo. Ha sido un placer embarcarnos en esta aventura juntos».
El médico II era un proyecto de gran envergadura incluso para una empresa con tanta experiencia como Zeitsprung, que celebró su 40.º aniversario en 2025. Habían trabajado antes en producciones ambiciosas, las más recientes la aclamada serie Kleo (Netflix) con Jella Haase, Euphoria (RTL) y Oktoberfest 1905 (ARD). La clave del éxito es la colaboración de todos los departamentos. «La mayor tarea a la que nos enfrentábamos los productores era la de equilibrar el lado creativo con el lado comercial, sin que ninguno de los dos se viera mermado». Además, Wolf Bauer y Philipp Stölzl también se plantearon el reto de que la trama de la segunda entrega empezara justo donde terminaba El médico para contar una historia nueva y emocionante. «Si bien es cierto que El médico II es una secuela, en la que volvemos a contar con el gran Tom Payne en el papel de Rob Cole, también podríamos definirla como un contraproyecto», comenta Till Derenbach. «Porque si la primera película se define como un viaje episódico hacia la luz, en esta ocasión planteamos si es posible llevar la luz a la Inglaterra del siglo XI para alumbrar una Edad Media sumida en la oscuridad. Y de paso, también, arrojar luz sobre el subconsciente».
Asimismo, la primera parte se desarrolla de forma cronológica: es la historia de un hombre que va en busca de conocimiento, de ciencia, y recorre medio mundo hasta llegar a Ispahán. Sin embargo, en esta ocasión eso cambia. «En la segunda parte, un personaje regresa a un lugar y después se queda ahí», explica Till Derenbach. «La trama se desarrolla en Londres y alrededores y tiene una estructura circular. No obstante, se podrían ver las dos entregas una detrás de otra sin que el público sintiera un cambio brusco porque se mantienen los elementos visuales, la tonalidad y el actor protagonista, el gran Tom Payne. Los dos filmes componen un todo». El productor también comenta que la nueva entrega toca temáticas más profundas. «Se percibe más tensión y entran en juego más emociones. Llevamos ese planteamiento épico de la primera parte a un escenario que nos permite acercarnos más y conocer mejor a los personajes».
Los productores de Zeitsprung Pictures que se incorporaban al proyecto se reunieron con el tándem que forman el director y guionista Philipp Stölzl y el productor Wolf Bauer, cuya colaboración anterior convirtió El médico en un éxito internacional. «Ellos plantaron la semilla. Son la célula madre», confirma Till Derenbach. «Sin ellos no estaríamos aquí. Estas películas no existirían. Si ellos no hubieran creado un proyecto tan interesante, ahora no estaríamos hablando de El médico II. Wolf
Bauer hizo todo lo que pudo como productor, movió todos los hilos e incluso asumió una inversión privada para que se pudiera conservar la opción sobre los derechos de rodaje y que la película saliera adelante. También fue suya la decisión de volver a contar con Philipp Stölzl para garantizar la coherencia que necesitaba el proyecto». Además, al volver a contar con Jan Mojto y Beta Film, y como Zeitsprung Pictures es una empresa del universo Beta, pudo aportar su experiencia para la realización del proyecto.
«Creo que estábamos predestinados a participar en este proyecto, al igual que Wolf Bauer y Jan Mojto», apunta Till Derenbach. «Nos interesaba mucho. Nos llamó inmediatamente tanto a mi socio y amigo Michael Souvignier como a mí. Teníamos muchas ganas de trabajar en el filme, pero éramos conscientes también de que era una gran decisión. Había muchos factores en juego y se podían torcer cosas por el camino. Era de todo menos fácil y sentíamos mucho respeto, principalmente porque sabíamos que la primera parte había sido todo un viaje. Pero es lo que tienen los proyectos cinematográficos de esta envergadura».
Llegados a ese punto, Wolf Bauer ya había fichado a todo un abanico de socios, encabezado por Constantin Film, Prime Video y ZDF. Tras confirmar esa colaboración inédita, tocaba pasar a la siguiente fase de la financiación, no menos importante: la de seguir sumando apoyos y encontrar localizaciones que no solo presentaran la estética que buscaba la película, sino que también cumplieran los requisitos logísticos del filme. «Todavía quedaba mucho por hacer porque tuvimos que seguir reuniéndonos con socios en otros países europeos para conseguir las mejores opciones de financiación», comenta Till Derenbach sobre la situación. «¿De qué sirve decantarse por un país y una localización si requiere un desembolso muy grande y las opciones de financiación locales son muy bajas? No hubiéramos podido hacer la película según la habíamos concebido. Tardamos mucho en superar ese reto. Había mucho en juego y nos pesaba la responsabilidad».
Tras probar en diferentes ciudades, se decantaron por Hungría como localización principal de El médico II, especialmente para los exteriores. «En Budapest cuentan con gran experiencia, sobre todo a la hora de trabajar en proyectos internacionales de gran magnitud», comenta Till Derenbach. «El equipo técnico era muy profesional y también contratamos a muchos intérpretes ya que hay mucho talento en Budapest. La película solo podía salir adelante si se cumplían nuestras condiciones y gracias a que muchos residían allí, lo conseguimos». Además de Derenbach y Philipp Stölzl, el director de fotografía Frank Griebe y el director de producción de Zeitsprung Robert Sheldon viajaron desde Alemania. «Nosotros hicimos toda la preparación y la producción desde el lado alemán», explica Till Derenbach. También seleccionaron al resto del equipo local. «Philipp y yo nos reunimos con diferentes jefes de departamento para ver quién encajaba mejor. Queríamos que compartieran nuestra misma energía». Derenbach dio con una productora húngara fantástica, Lions Media, con quien ha puesto en marcha otro proyecto posterior. «No hubiera funcionado sin ellos, por supuesto».
Derenbach también pone el foco sobre las posibilidades artísticas del estudio, donde el equipo encontró variedad de decorados ya existentes que pudieron adaptar fácilmente para reutilizarlos en la producción. Por otra parte, se construyó en tiempo récord un barco entero, que desempeña un papel importante en las primeras escenas del filme. Para las cuevas se utilizó una vieja cantera que prácticamente no hubo que manipular. «Fue la guinda del pastel», resume Derenbach. «Los equipos, las localizaciones, la diversidad y la financiación nos han permitido rodar la película que queríamos a la escala que habíamos imaginado».
No obstante, no pudieron encontrar todas las localizaciones que necesitaban en Hungría, por lo que viajaron a MMC Studios en Colonia para rodar algunas escenas interiores. Por ejemplo, allí se construyó la sala del trono real. «Utilizamos uno de los decorados de mayor tamaño, el Studio 53, que es el más grande de Europa», dice Till Derenbach. «El equipo de arte diseñó cinco decorados que no habíamos podido encontrar en Hungría. Estaban concebidos de forma multifuncional, como si se tratara de un kit de construcción que podíamos montar y desmontar para configurarlo según las necesidades. El equipo de arte y los diseñadores de MMC Studios hicieron un trabajo espectacular, que aportó un diez por ciento más de calidad a todo el proyecto. Hemos conseguido el nivel de Hollywood sin pagar precios de Estados Unidos».
Till Derenbach se siente muy orgulloso al echar la vista atrás. «En los cuarenta años que lleva Zeitsprung Pictures en activo hemos hecho casi de todo, pero El médico II ha sido una experiencia única. Es nuestra primera superproducción para un público generalista y no tiene nada que ver con otros proyectos de cabecera que son más nicho, como Lieber Thomas o El diario de Ana Frank. El calibre, la cantidad de piezas que había que encajar en un periodo de tiempo muy ajustado, ha sido algo totalmente nuevo para nosotros. Ha sido una experiencia sin precedentes, en la que hemos tenido que superar retos inéditos cada día. Rodamos en inglés con un reparto que era principalmente angloparlante, cambiando constantemente de ubicación, cada una más exigente que la anterior. Para Zeitsprung ha supuesto trabajar a un nivel totalmente nuevo y espero que sea un trampolín hacia la producción internacional y que El médico II no sea una experiencia puntual. Ojalá sea así».











