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La película cierra la trilogía conocida internacionalmente con el nombre "Sex Love Dreams" y que en España recibe el nombre de "Trilogía de Oslo". Se trata de tres historias sutilmente interconectadas, pero autoconclusivas e independientes entre si, que exploran la sexualidad, el amor y la libertad. Protagonizada por Ella Øverbye, Selome Emnetu y Ane Dahl Torp, junto a Anne Marit Jacobsen, la película ha sido preseleccionada para los Premios del Cine Europeo 2026 en la categoría de largometraje.
Dag Johan Haugerud describe el primer amor como “una experiencia transformadora que lo cambia todo; es intenso, absorbente y decisivo”. En "Sueños en Oslo", esa fuerza desbordante se manifiesta cuando Johanne siente por primera vez una atracción irresistible hacia su profesora de francés: “Es una euforia imparable que arrolla la mente”, explica el director, “pero choca con la disponibilidad física de una joven que aún se está descubriendo a sí misma”. Esa tensión genera un conflicto entre el impulso mental y la vivencia corporal, un desfase que puede resultar confuso e incluso traumático.
Según Haugerud, “la belleza y el dolor de ese primer enamoramiento quedan grabados como un acontecimiento inolvidable, una tenue melodía que todas las pasiones posteriores intentan igualar”. En la película, esas notas íntimas de su diario, guardadas en su ordenador, abren una grieta en la cotidianeidad familiar: madre y abuela leen las confesiones y se sorprenden ante el potencial literario que esconden. A través de ese choque generacional, la película explora cómo el relato de un primer crush puede desencadenar una cadena de recuerdos, deseos y cuestionamientos que trascienden el tiempo y la edad.
El director subraya que el descubrimiento del primer amor despierta también “un anhelo reconocible” en las mujeres de su familia: “la madre y la abuela, al leer las vivencias de Johanne, reevalúan algunas de las decisiones sobre sexo y amor que ellas mismas tomaron a lo largo de la vida”. Para el director, “cada una de estas mujeres aporta su propio bagaje de experiencias, opiniones y contradicciones en torno al deseo, la libertad, el empoderamiento y la responsabilidad, que se redefinen al compartir sus puntos de vista”.
Haugerud profundiza aún más: “Cuando la abuela lee el manuscrito, revive sus años hippies y recuerda que la pasión no está limitada a los impulsos físicos, sino que busca también una trascendencia espiritual. Su perspectiva, irreverente y sincera, choca y dialoga con la visión más protectora y normativa de la madre, que cuestiona la conveniencia de publicar unas memorias tan íntimas”. Así, "Sueños en Oslo" confronta tres generaciones —adolescente, madre y abuela— y traza un fresco sobre cómo la memoria y la experiencia moldean nuestra comprensión del amor y la responsabilidad a través del tiempo.