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SINOPSIS
Austria del siglo XVIII. Pueblos rodeados de profundos bosques. Una mujer es condenada a muerte tras matar a un bebé. Agnes se casa con su amado y se prepara cándidamente para una vida de esposa. Poco después, su cabeza y su corazón empiezan a sentirse pesados. Día tras día, se ve cada vez más atrapada en un camino turbio y solitario en el que comenzarán a aflorar malos pensamientos como la única forma de salir de su prisión interior...
INTÉRPRETES
ANJA PLASCHG, MARIA HOFSTÄTTER, DAVID SCHEID, TIM VALERIAN ALBERTI, ELIAS SCHÜTZENHOFER
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ENTREVISTA A LOS DIRECTORES...
HACER UNA PELÍCULA DE ÉPOCA SOBRE LA DEPRESIÓN ES, CUANDO MENOS, INUSUAL. ¿CÓMO AFRONTASTEIS ESTE RETO?...
SF: Si piensas en una película de época, te imaginas un drama costumbrista sobre ricos y famosos. Pero la nuestra no es en absoluto el NAPOLEÓN de Ridley Scott, sino una película sobre la vida campesina, la depresión, la soledad. No queríamos analizar el fenómeno histórico en el que se basa la película desde fuera, como si fuera una película educativa. Por el contrario, queríamos acercarnos poco a poco a la melancolía de Agnes, a sus miedos y preocupaciones, para que resultaran tangibles para el espectador. Vista desde fuera, la depresión suele ser increíblemente difícil y exigente para todos los afectados: la gente se tumba en la cama y uno no entiende por qué.
¿ASÍ QUE AUNQUE EL BAÑO DEL DIABLO ESTÉ AMBIENTADA A MEDIADOS DEL SIGLO XVIII, TAMBIÉN QUIERE CONTARNOS ALGO ACTUAL?...
VF: Sí, también. Agnes no encaja en su mundo. Y ese mundo no es tan diferente del actual, sobre todo en lo que se refiere a la exigencia de que debes conseguir algo. La gente tenía que trabajar, cumplir con sus obligaciones. Si no estaban a la altura o hacían las cosas de otra manera, eso causaba mucha infelicidad y dolor, y creo que ese es un tema de plena actualidad. La depresión va en aumento, incluso entre los jóvenes, y creo que tiene mucho que ver con las exigencias extremas de una supuesta meritocracia. No encajar sigue siendo un gran tabú hoy en día. Creo que esa es una de las cuestiones centrales: ¿por qué no podemos limitarnos a reconocer las debilidades, errores y fracasos y seguir queriéndonos los unos a los otros?
SF: Otra cosa que hace referencia al presente es la medida a la que recurre Agnes: el suicidio por poderes. Esto ha ocurrido una y otra vez a lo largo de la historia del mundo y sigue existiendo hoy en día. En Estados Unidos, por ejemplo, se conoce como "suicidio por policía", cuando alguien se hace disparar por un agente de policía. También hay estudios sobre terrorismo islamista que demuestran que algunas de las personas que se inmolan en un atentado suicida y se llevan por delante a personas inocentes están deprimidas y, en última instancia, sólo buscan una forma de morir que también reconozca su religión: el suicidio con la bendición de Dios, por decirlo de alguna manera. Como hace Agnes.
YA HEMOS LLEGADO AL MEOLLO DEL TEMA QUE ABORDA SU PELÍCULA, PERO ANTES DE ESO, ¿QUÉ DESENCADENÓ EL PROYECTO EN UN PRIMER MOMENTO?...
SF: Encontramos un podcast en el que la historiadora estadounidense Kathy Stuart hablaba del fenómeno del suicidio por poderes en los siglos XVII y XVIII y enseguida supimos que era una historia que queríamos contar. Por un lado porque no se había contado antes, y por otro porque trata sobre personajes históricos que normalmente no tienen voz en el cine ni en los registros históricos. Son mujeres de entornos muy pobres cuyas vidas sólo se conocen hoy porque cometieron crímenes terribles.
VF: Después leímos muchas de las antiguas transcripciones de interrogatorios de Austria y Alemania que Kathy puso a nuestra disposición. Y una de ellas nos impresionó muchísimo. En ella, el oficial interrogó tres veces a Ewa Lizlfellner, de Alta Austria, porque estaba muy interesado en conocer el móvil del crimen y además con todo lujo de detalles. Sus respuestas nos conmovieron de verdad, porque estás leyendo en primera persona la historia de una mujer de mediados del siglo XVIII que te está contando sus esperanzas cotidianas, sus miedos, sus sueños, sus vulnerabilidades y también los abismos del alma. Lo que también me fascinó de inmediato fue el tema de las mujeres que cometen actos de violencia física. Según el viejo cliché, esto suele atribuirse únicamente a los hombres.
SIN EMBARGO, EL BAÑO DEL DIABLO NO ES UNA PELÍCULA SOBRE JUICIOS Y TRIBUNALES, NI TRATA DE INTERROGATORIOS O INQUISICIONES, SINO QUE NARRA LA VIDA COTIDIANA RURAL DE SUS PERSONAJES. ¿CÓMO OS DOCUMENTASTEIS SOBRE ESTE TEMA?...
SF: Consultamos a varios historiadores para saber cómo era la vida de verdad en la Alta Austria de 1750. Y una de ellas, Barbara Zuber-Goldstein, nos dio una respuesta liberadora: "Hay tan pocas fuentes que no se pueden hacer afirmaciones absolutas. Sólo tienes que tomar lo que te parezca correcto de toda la información que hayáis recogido". Así que, en realidad, la investigación detallada y precisa fue un acto que nos liberó.
VF: Sí, y escribimos en la cabecera de todo, en mayúsculas: LA GENTE ES GENTE. La gente tiene defectos, deseos, miedos, anhelos, vivan en el siglo XVIII o ahora. Por supuesto, para detalles como los colores de los trajes, hechos con materiales naturales, nos basamos en pruebas históricas. También decidimos junto con la diseñadora de vestuario Tanja Hausner que la ropa siempre debía tener algún detalle imperfecto, algún error. Al fin y al cabo, en aquella época las prendas pasaban de unos a otros, así que podían ser demasiado grandes, demasiado pequeñas, remendadas. Así que en la película no podía salir un traje perfecto.
LA AUTENTICIDAD QUE IMPREGNA Y DA FORMA A VUESTRA PELÍCULA TAMBIÉN SE TRADUCE EN EXIGENCIAS PARA VUESTROS ACTORES. ¿CÓMO LOS PREPARASTEIS Y CÓMO SE PREPARARON ELLOS PARA LA "VIDA" EN EL SIGLO XVIII?...
VF: Para prepararse, los actores pasaron la noche en la casa en la que rodábamos y que carecía de todas las comodidades de la vida moderna, como electricidad y gas. Vivían en la oscuridad, con frío y muchos ruidos extraños, como el de los ratones. Anja Plaschg y Maria Hofstätter cocinaban gachas en la vieja cocina...
SF: …y también montaron ellas mismas la cocina para que les resultara práctica. De ese modo, no imitas la historia, sino que reconoces una necesidad y luego haces lo mismo que hacía la gente en el pasado. Como por ejemplo, cuando Anja, en el papel de Agnes, se mete en la boca la astilla encendida para poder ver lo que ocurre mientras cocina en la oscuridad. Durante las primeras proyecciones de prueba, a veces nos decían que parecía casi un documental. Y eso también es un gran cumplido porque ves a gente real haciendo trabajos reales.
ANJA PLASCHG, EN EL PAPEL DE AGNES, ES EL CENTRO ABSOLUTO DE EL BAÑO DEL DIABLO. ES UN PAPEL EXTREMADAMENTE EXIGENTE PARA UNA ACTRIZ CON UNA GRAN FORMACIÓN. ¿POR QUE QUISISTEIS ELEGIR A ANJA?...
SF: Durante años tuvimos en mente a otra gran actriz para la película con la que de hecho ya habíamos ensayado e improvisado diálogos, pero al final no pudimos trabajar con ella por motivos de agenda. Fue terrible. Luego pensamos en Anja. Le pedimos que pusiera música a la película y le impresionó muchísimo el guion. Así que le preguntamos si podíamos hacerle una prueba. Anja nos demostró inmediatamente que tenía un talento inmenso. También aportó muchas ideas porque el personaje de Agnes también tiene alma de artista. Es muy musical, le gusta cantar, oye música donde otros sólo oyen sonidos. Si viviera ahora, es muy posible que Agnes fuera una artista tan famosa como Anja Plaschg.
VF: Por supuesto, sabíamos que Anja no era una actriz con formación clásica, pero queríamos emprender este viaje con ella y ver adónde nos llevaba a todos. Anja fue y es un gran regalo para nosotros, porque por un lado tiene una enorme disciplina y, al mismo tiempo también sabe abrirse y comunicar emociones. A menudo se dice que los actores se ponen en manos de los directores. Yo tenía más bien la sensación de haber depositado mi confianza en Anja. Probablemente fue una situación en la que nos apoyamos y animamos mutuamente.
DAVID SCHEID Y MARIA HOFSTÄTTER ASUMEN LOS OTROS DOS PAPELES PRINCIPALES DE LA PELÍCULA...
SF: Para ser sinceros, en el caso de David Scheid pensamos en un principio que, como artista de cabaret y haber nacido en la Baja Austria, no encajaría bien en el papel del Wolf de la Alta Austria. Durante la audición nos dimos cuenta de que tenía un gran talento para los dialectos y que, después de la serie de televisión DAVE, también buscaba un papel serio. Además de sus dotes de improvisación, también nos impresionó su sensibilidad. David se da cuenta de cuándo tiene que dejar espacio a otros actores, y eso hizo que todo encajara.
VF: Maria Hofstätter creció en el seno de una familia campesina muy religiosa de la Alta Austria y desde el principio fue un gran apoyo en lo que respecta al contenido de la película. No sólo tenemos que agradecerle las antiguas recetas de comida campesina, también, por ejemplo, la idea de la escena de recoger piedras del campo, algo que ella misma hacía a menudo de niña. Maria nos enseñó que lo más importante en la vida cotidiana en el campo era el pragmatismo: todo tenía que ser útil y eficaz. Es una actriz que todo director debería tener en su película porque no se centra en su propia actuación sino en el conjunto de la película. Eso es ser muy modesto y es algo poco habitual en los actores.
HAY MUCHOS ESCOLLOS POTENCIALES, ESPECIALMENTE EN EL CASO DE LAS PELÍCULAS DE ÉPOCA, EN EL ÁMBITO DE LA IMAGEN Y EL DISEÑO. ¿QUÉ FUE LO MÁS IMPORTANTE PARA VOSOTROS A LA HORA DE LLEVAR A LA PANTALLA LA HISTORIA DE AGNES?...
VF: En lo que se refiere a la iluminación, tomamos la decisión dramatúrgica de que la boda se celebrara a plena luz del sol, en pleno "otoño dorado", por así decirlo y que, a partir de ese momento se volviera cada vez más oscura, sombría y brumosa.
SF: Queríamos hacer una película que fuera muy oscura en general, lo que no es fácil cuando filmas en 35 mm. Sólo ves lo que has rodado días después, cuando vuelve del laboratorio. Por lo tanto, el riesgo es aún mayor. Pero Martin Gschlacht es un profesional consumado, y tuvimos la sensación de que cuando le imponemos tareas imposibles, es cuando lo hace mejor y consigue algo realmente especial.
VF: Hay un famoso autorretrato de Rembrandt en el que la mitad de su rostro está en sombras. En un momento dado se lo envié a Martin Gschlacht como punto de referencia. Y en la película hay una imagen en la que Agnes está tumbada en la cama y Martin reproduce el cuadro. Lo cierto es que siempre preparamos todo con el máximo cuidado, hacemos un desglose muy detallado. Pero luego, durante el rodaje, se convierte en un acto concentrado e intuitivo. Reúnes todas las piezas en la fase previa para que encajen en un flujo creativo. Y luego saltamos juntos a la cascada.
EL BAÑO DEL DIABLO OCUPA UNA POSICIÓN NADA HABITUAL EN VUESTRA OBRA, YA QUE AUNQUE TIENE ELEMENTOS DEL GÉNERO, A DIFERENCIA DE BUENAS NOCHES Y DE LA CABAÑA SINIESTRA, NO ES UNA PELÍCULA DE TERROR. COMO DÚO DE DIRECTORES, ¿OS ESTÁIS ALEJANDO DEL CINE DE GÉNERO CLÁSICO?...
SF: Nunca nos preguntamos cómo encasillar la película en un género una vez que la terminamos. En ese sentido, no hay un gran plan de carrera acechando en el fondo. El único plan es tomarse en serio el tema de una película y sus personajes. No trabajamos siguiendo recetas predeterminadas. Es cierto que al principio nos preguntamos si queríamos hacer un thriller judicial o una película de terror... pero luego no nos pareció bien someter los destinos de estas mujeres a una estructura de thriller.
EN UNA DE LAS ESCENAS CLAVE DE LA PELÍCULA, ANJA MATA A UN NIÑO. LA INTERPRETACIÓN DEL NIÑO ACTOR ES TAN INTENSA QUE NOS PREGUNTAMOS DOS COSAS: EN PRIMER LUGAR, ¿CÓMO LO ENCONTRASTEIS Y, EN SEGUNDO LUGAR, CÓMO LO PREPARASTEIS PARA ESE MOMENTO TAN ESPELUZNANTE?...
VF: Más de mil niños respondieron a nuestra convocatoria de casting y nos enviaron vídeos. Sabíamos que era uno de los papeles más difíciles de nuestra película. En BUENAS NOCHES, MAMÁ tuvieron toda la película para asumir y poder interpretar las escenas emocionalmente difíciles del final. En el caso de EL BAÑO DEL DIABLO sabíamos que necesitábamos un niño igual de bueno, pero que pudiera hacerlo todo en un solo día de rodaje.
SF: Elias Schützenhofer, que interpreta el papel en la película, no sólo es increíblemente inteligente y entendió enseguida lo que queríamos de él, sino que además conoce bien sus emociones, entre otras cosas porque ya ha vivido algunas situaciones tristes en su vida y fue capaz de recordarlas para la película. Fue maravilloso que pudiera recurrir a sus propias emociones. Por supuesto, también había un cuidador en el plató sólo para él, así como un consejero profesional. Su padre también estuvo allí y pasaba tiempo con él después del rodaje. Así que se tomaron todas las precauciones habituales. Y, por supuesto, buscábamos a un niño que pudiera actuar, pero que también entendiera que era una actuación y por lo tanto ficción.
EN TEORÍA, EL PÚBLICO TAMBIÉN DEBERÍA SER CONSCIENTE DE LA ARTIFICIALIDAD Y DE LA NATURALEZA FICTICIA DE UNA PELÍCULA. AÚN ASÍ, EN MUCHAS VEMOS ADVERTENCIAS DE CONTENIDO QUE PUEDE HERIR SENSIBILIDADES, SOBRE TODO CUANDO SE TRATA DE REPRESENTACIONES DE SUICIDIOS. ¿QUÉ OPINÁIS AL RESPECTO?...
SF: Hemos intentado contar la historia de Agnes con la mayor honestidad posible, porque creemos que tiene relevancia histórica y social y que llega a la gente a un nivel emocional. Si se incluyen advertencias o números de teléfono de emergencia para personas con tendencias suicidas, eso depende de quien se encargue de estrenar la película. No se nos habría ocurrido tratar el tema de forma diferente simplemente porque algunas personas pudieran ser sensibles a su temática.
VF: Creo que la verdadera ayuda sólo puede venir si se abordan los problemas con valentía. Hay que hablar de las cosas. En ese sentido, creo que la película intenta hacer una aportación honesta y, por tanto, no debería ir precedida de advertencias. El arte tiene como misión enfrentarnos a nosotros mismos, reflejar lo que somos para que nos reconciliemos con el mundo y también con nosotros mismos. Agnes es un personaje tan apasionante precisamente porque es a la vez víctima y victimaria. Tengo mucha curiosidad por ver cómo reacciona el público.
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