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SINOPSIS
Con sus propias palabras, a lo largo de los años, Almudena Grandes cuenta su manera de ver el mundo, de entender la vida y la escritura. Pero Almudena ya no está. El anhelo de esta película es mantener viva su memoria. Celebrar su vida y su obra, sin olvidar el doloroso vacío que ha dejado su muerte. Luis García Montero, su marido, se adentra en ese vacío y al hacerlo completa el retrato íntimo de una escritora que ha sabido como pocos, contarnos nuestra vida...
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“En el año 2000 quise hacer una película sobre Sara Gómez, un personaje de “Los Aires Difíciles”, la novela de Almudena Grandes. Gracias a eso, tuve la suerte de conocerla. La película no se rodó, pero nos hizo amigas para siempre.” Así describe Azucena Rodríguez su vínculo con la genial escritora.
Ahora, recopilando algunas de sus conversaciones íntimas con ella y rescatando numerosos testimonios de la propia escritora y archivos inéditos, la directora conforma un retrato poliédrico de la autora al que se suma la visión de su pareja Luis García Montero, su familia cercana y amigos. Su rincón de escritura en la casa de Madrid, el pregón de las fiestas de San Isidro, las cenas de verano en Rota… y los amigos, Morente, Sabina, Benjamín Prado o la pianista Rosa Torres-Pardo, que pone música a este recorrido, son claves en este recorrido.
A lo largo de más de treinta años, Almudena Grandes ha ido contando en múltiples y variadas intervenciones, su visión del mundo y de la literatura, su temprana y firme decisión de ser novelista, el desarrollo de su proceso creativo o el papel fundamental de la memoria, individual y colectiva, en su obra.
A través de sus novelas, Almudena ha dado voz a los jóvenes que cumplieron la mayoría de edad en plena transición, especialmente a las mujeres, para más tarde extender esa crónica sentimental a todos los que durante más de cuarenta años lucharon por traer la democracia a nuestro país. Convirtiendo de ese modo el conjunto de su obra, en el relato de la transformación de la sociedad española a lo largo del siglo XX.
La idea de este documental es conocerla, saber quién era, acercarnos a su manera de ser, de pensar y de decir a través de las innumerables entrevistas, conversaciones y conferencias que han ido jalonando su carrera desde que, con 28 años, ganó el XI Premio Sonrisa Vertical, con “Las edades de Lulú”. En un asombroso diálogo consigo misma, la Almudena adulta responde y completa a la Almudena joven recién llegada a la literatura.
La película no es solo la celebración de su vida y de su obra sino la visión del tremendo vacío que su desaparición ha dejado en su entorno más cercano. Luis García Montero, poeta y marido de Almudena, sus hijos, su hermana, su tía, la evocan y al hacerlo ofrecen el retrato íntimo de una escritora que supo, como pocos, contarnos nuestra vida.
MEMORIA...
En el año 2000 quise hacer una película sobre Sara Gómez, un personaje de “Los Aires Difíciles”, la novela de Almudena Grandes. Gracias a eso, tuve la suerte de conocerla. La película no se rodó, pero nos hizo amigas para siempre.
Muchos años después, en 2018, comencé a hacer una película documental sobre su obra. Llegué a rodar con ella lo que iban a ser parte de los mimbres de esa película, pero la pandemia, su enfermedad y su muerte, arrasaron con todo.
Después del fallecimiento, hablé con Mariela Besuievsky, productora, para retomar la idea de hacer un documental sobre Almudena y le entusiasmó la propuesta.
Yo estaba todavía en pleno duelo y me costaba mucho enfrentarme a las imágenes en las que ella hablaba y reía, como si no hubiese pasado nada. Pero fue, precisamente, la idea de mantenerla viva, aunque solo fuese en la pantalla, lo que tiró de mí. Pensé que, si la película conseguía de algún modo mantener viva su memoria y la de su literatura, merecía la pena mi desconsuelo.
Y aquí estoy, haciendo una película sobre mi mejor amiga, que ya no vive y que es, además, un gigante de nuestra literatura.
Junto con el material que había rodado, recopilé y visioné durante meses los cientos de entrevistas y conferencias que Almudena había hecho a lo largo de los años. En esa primera fase de la nueva película, todavía me resistía a hablar de su enfermedad y de su muerte. Me aferraba a que, durante el tiempo de proyección, el espectador y yo misma nos olvidásemos de que ya no estaba. Pero no funcionó. Le di muchas vueltas a las causas y terminé aceptando que la película, no solo debía celebrar su vida y su obra, sino que, necesariamente, tenía que hablar del inmenso dolor que nos producía su muerte, a los que estábamos más cerca. Decidí entonces, que lo mejor era hacerlo a través del hombre al que dedicó todas sus novelas, el poeta del que se enamoró como nunca se había enamorado de nadie, Luis García Montero, su marido.
La estructura de la película se organiza alrededor del viaje que Luis hace a Granada y a Rota (Cádiz) los dos lugares junto con Madrid, fundamentales en su geografía. En ese viaje, Luis la extraña en los sitios en los que han sido felices y reflexiona sobre el nosotros quebrado por la muerte, sobre la digna manera de vivir la enfermedad y de encarar el final que tuvo Almudena y sobre la inevitable necesidad de volver a encontrarle sentido a la vida después de su pérdida.
La estructura se completa con cuatro jalones más a través de Mauro y Elisa, los hijos de Almudena, Mónica, su hermana y Lola, su tía. Ellos, junto con Luis, abren las puertas a la presencia de Almudena en la película. Esa presencia, que ocupa gran parte del metraje, se materializa sustancialmente a través de lo que yo rodé y que se ha convertido, por desgracia, en lo último que hay grabado con ella. Se apoya también en algunas apariciones de Almudena en televisión, dos conferencias pronunciadas en México y Perú en las que habla sobre el desarrollo de su obra y en el pregón que dio en las Fiestas de San Isidro en Madrid, en 2018.
A todo este material se suman las ilustraciones animadas de Almudena, hechas por Ana Jarén, que captan situaciones esenciales de su vida y que vehiculan el paso a diferentes momentos de la película.
El archivo histórico que enriquece visualmente lo que en determinadas partes cuenta Almudena. Y el archivo fotográfico privado, elegido por Luis, Mauro, Elisa, Mónica y Lola para hablar de ella.
La propuesta visual y la atmósfera que desea traducir, se construyen a partir de las imágenes del presente, en el que ella ya no está y que poseen un tono más nostálgico y meditativo, combinadas con las del pasado más cercano, las del rodaje que realicé con ella. En estas últimas, aparece Almudena tal y como era, inteligente, rotunda y optimista, lo que aportará un colorido que contagie alegría.
Espero que la convivencia de estos dos aspectos, junto a la singularidad de las ilustraciones animadas y el peso del archivo histórico confieran a la película una mezcla agridulce que transmita al espectador, el dolor por su pérdida y la celebración de su vida. Y espero, sobre todo, porque es lo que ella quería y lo que verdaderamente honra su memoria, que los espectadores que vean la película sientan el irresistible deseo de leer su obra.
En lo que tiene que ver con el aspecto sonoro, mi intención ha sido respetar los sonidos diegéticos, potenciándolos al máximo cuando Luis está solo y recurriendo a la música extradiegética puntualmente. En este sentido quiero destacar la presencia fundamental de Enrique Morente, gran amigo de Almudena y Luis, cantando su versión de “El pequeño Vals Vienés”, de Federico García Lorca y Leonard Cohen.