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AL ABORDAJE!
INFORMACIÓN
Titulo original: À l'abordage
Año Producción: 2020
Nacionalidad: Francia
Duración: 95 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de años
Género: Drama
Director: Guillaume Brac
Guión: Guillaume Brac, Catherine Paillé
Fotografía: Alan Guichaoua
Música: 
FECHA DE ESTRENO
España: 23 Julio 2021
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Flamingo Films


SINOPSIS

Una calurosa noche de verano en París, Félix conoce a Alma. La velada va sobre ruedas y acaban durmiendo juntos en un parque. Nada más despertar, Alma se marcha a pasar el verano con su familia al sur de Francia. Félix, que se ha enamorado perdidamente, decide darle una sorpresa y pasar el verano con su alma gemela. En compañía de su mejor amigo, Chérif, inicia viaje en un choche compartido con el desconocido y mojigato Edouard. Al llegar, un pequeño accidente con el coche provocará que los tres compartan camping en unas vacaciones atípicas donde nada sale como estaba planeado...

INTÉRPRETES

ERIC NANTCHOUANG, SALIF CISSÉ, ÉDOUARD SULPICE, ASMA MESSAOUDENE, ANA BLAGOJEVIC, LUCIE GALLO, MARTIN MESNIER, NICOLAS PIETRI, CÉCILE FEUILLET, JORDAN REZGUI, MARIE ANNE GUERIN, SYLVAIN CAILLET, ROGER MAILLET

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NOTAS DEL DIRECTOR...
    Hace poco más de un año, la directora del CNSAD (Conservatoire National Supérieur d’Art Dramatique - Conservatorio Nacional Superior de Arte Dramático), Claire Lasne-Darcueil, me pidió que escribiera un largometraje de ficción para una docena de actores jóvenes de la clase de 2020. Con una condición: tenía que rodar entre el verano y el otoño de 2019, para que la película estuviera terminada cuando se graduaran.
  Inmediatamente vi esto como una oportunidad para pintar el retrato ficticio de una generación, tal y como hizo Pascale Ferran hace veinticinco años con La edad de los posibles, escrito para una clase en el Teatro Nacional de Estrasburgo. O los realizadores de dos series de televisión, Tous
les garçons et les filles de leur âge y Les années lycée, creadas por Pierre Chevalier para La Sept / Arte. Series que dieron origen a películas generacionales que marcaron la memoria colectiva, como Le péril jeune, La vie ne me fait pas peur, Travolta et moi, Los juncos salvajes, El agua fría o Trop de bonheur. Películas que también tuvieron el mérito de descubrir a jóvenes actores desconocidos en ese momento para el gran público, como Romain Duris, Virginie Ledoyen, Elodie Bouchez, Vincent Elbaz, Julie-Marie Parmentier y muchos otros.
  Siempre me ha gustado escribir para actores. Así ha sido desde mis primeras películas, Le Naufragé, Un mundo sin mujeres y Tonnerre, todas nacidas del deseo de rodar con Vincent Macaigne, Julien Lucas o Laure Calamy, los tres graduados en el Conservatorio. En todos los casos, me acerqué a estas películas tanto como obras de ficción como documentales sobre mis actores, inspirándome en ellos antes y durante el rodaje. Más recientemente, rodé Contes de juillet, un díptico compuesto por dos mediometrajes, resultado fortuito de un taller de tres semanas en el Conservatorio, presentado en el Festival de Locarno (Premio Jean Vigo 2018) y estrenado en cines de Francia por Les films du Losange, justo después de mi documental La isla del tesoro. En cierto modo, Contes de juillet, rodado casi sin dinero, con un equipo reducido y en gran parte improvisado por los actores, puede verse como un boceto o un borrador de ¡Al abordaje!. Ahora tengo la oportunidad de desarrollar esta experiencia inicial, con más tiempo, más libertad, más medios y, por tanto, más ambición.
  Creo que es interesante esbozar aquí el proceso de trabajo. Después de observar a los estudiantes durante los talleres de teatro, clown y máscaras en el Conservatorio, y conocerlos en profundidad de forma individual fuera de él, elegí una docena de jóvenes actores prometedores de esta promoción de 2020 cuyas personalidades, físicos y antecedentes me atrajeron particularmente.
  Durante estos encuentros, que filmé, les hice a menudo preguntas muy íntimas sobre su infancia, sus amores, sus aficiones, su experiencia en el mundo laboral o su relación con la política.
  A partir del rico material que reuní, con la ayuda de mi coguionista Catherine Paillé, escribí un primer marco narrativo y elegí los roles, en la punto donde se juntan del documental y la ficción. Luego enriquecimos este marco y estos roles durante un taller de tres semanas, donde presentamos a los actores numerosas situaciones improvisadas. Terminamos con un esquema, compuesto por las primeras cincuenta y cinco escenas que ya estaban muy desarrolladas y dialogadas y las siguientes veinticinco un poco menos.
  Era la estructura del documento que tendríamos
unos meses después, cuando comenzara el rodaje. De hecho, no quería escribir un guión en el sentido clásico del término para este proyecto, con el fin de dar a mis jóvenes actores, cuya inventiva e improvisación me impresionaron, un margen de maniobra en la elección de las palabras.
  La cuestión del lenguaje en el cine siempre me ha fascinado. Creo que por eso siempre he escrito mis películas pensando en la música de cada actor. Es también por eso que me gusta confrontarlos, en ciertas escenas, con no profesionales que de repente irrumpen en la ficción con sus frases, acento y expresiones, trayendo el azar, lo inesperado y la vida, contagiando de alguna manera a los actores con su verdad. Mis experiencias documentales recientes, en particular La isla del tesoro, me han hecho aún más sensible a la riqueza infinita del lenguaje, siempre que se le permita desarrollarse libremente dentro de un marco definido. Entonces se revela todo su potencial emocional y cómico.
  Todas mis películas tratan sobre el encuentro, a menudo fugaz o frustrado, pero sin embargo real y lleno de momentos de gracia, entre personas y mundos: París y la Francia provincial, París y sus suburbios desfavorecidos, estudiantes y trabajadores, hombres y mujeres. En esta nueva película, con su trama sencilla, he tratado de retratar el complejo retrato de una generación, y mostrar no a la juventud -que no existe como tal- sino a los jóvenes, centrándome en los puntos de convergencia y fricción dentro de la misma generación, lo que les une y lo que les separa.
  Esto tiene mucho más sentido para mí ya que la selección en el Conservatorio se ha diversificado considerablemente en los últimos años, y refleja mejor la riqueza y complejidad de nuestro país.
  El hecho de que los dos personajes principales, Eric y Salif, sean negros no puede ni debe ser un tema en sí mismo en la Francia actual. Además, en la trama ambos se definen como estudiantes, con sus trabajos secundarios. Dicho esto, es obvio que la presencia de estos dos cuerpos, estos dos rostros, en una Francia que mira hacia adentro, la Francia de las vacaciones de verano, una Francia abrumadoramente blanca, tiene su significado. Eric y Salif nunca se encuentran con el racismo como tal. Pero el color de su piel, junto con una cierta distancia cultural y social, influye en las relaciones amistosas y emocionales que se crean y se desmoronan con Asma, Edouard, Ana y los demás a lo largo de la historia. El juego del deseo y la seducción provoca una sucesión de pequeños dramas y malentendidos, y aquí y allá, la herida, temporalmente cerrada, se abre de nuevo con toda su violencia. La película opta por tratar este tema social y político de forma suave, porque estamos en una comedia. Pero la comedia se tiñe a veces de amargura, como se oscurece un cielo de verano cuando pasa una tormenta en la distancia.
  La cuestión de las vacaciones de verano, esta vez fuera de tiempo, este paréntesis arrebatado a la vida cotidiana, este campo de posibilidades que se abren y se cierran, me ha fascinado durante mucho tiempo. Geográfica y socialmente, pero también mental y emocionalmente, las vacaciones de verano cambian las tornas, sacuden los hábitos y, a veces, cambian el curso de una vida. Es esta experiencia que Eric, Salif y Edouard vivirán cada uno a su manera. Tres jóvenes que, por múltiples motivos culturales, económicos y familiares, no están acostumbrados a soltar amarras, tomar la carretera y emprender la aventura. Es broma, claro, porque uno de los encantos de unas vacaciones es la emoción de la aventura a bajo coste. Pero lo más probable es que estos pocos días, por inútiles que parezcan sobre el papel, dejen una profunda huella en estas tres vidas.
  He ambientado esta historia en agosto, en un París desierto, entregado a los turistas, y después a orillas de un río en el sur de Francia, al pie de las montañas. Hay una playa, un camping y otros puntos más aislados. La dirección se centra en construir una topografía precisa de los lugares y recorridos, y en restaurar las sensaciones propias de los distintos momentos del día, con las variaciones de intensidad y dirección de la luz. Hemos tratado de captar el aspecto espontáneo de las interpretaciones de los actores y de la vida que los rodea, especialmente en el camping, mientras que el desglose de planos se basa en encuadres precisos, favoreciendo una cierta duración y distancia que unen los cuerpos en un mismo plano.

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