
ALQUILER (29 Septiembre 10). El suyo fue un idilio sacado de un cuento de hadas contado usando como fondo la sombra de una gran ciudad norteamericana, hasta que una serie de acontecimientos de los que pueden cambiar la vida de cualquiera amenazaron algo más que su propia felicidad. Imagínense lo que sucede cuando un único acto de un hombre decidido que busca el perdón y el amor perdido es capaz de despertar los corazones y las mentes de una nación herida. Dirigida por KARAN JOHAR e interpretada por SHAH RUKH KHAN, KAJOL, JIMMY SHERGILL y TANAY CHHEDA.
LA ODISEA COMIENZA...
Ambientar una epopeya dramática en la Norteamérica posterior al 11-S, es algo que cabe esperar de un realizador estadounidense contemporáneo. Sin embargo, la onda expansiva de este catastrófico suceso continúa rebasando las fronteras y transcendiendo de las ideologías, inspirando nuevas obras de arte procedentes de los lugares más inconcebibles. Para el director indio Karan Johar, lo que inspiró MI NOMBRE ES KHAN fue una posibilidad de aportar una nueva perspectiva a un mundo que permanece sumido en la intolerancia y los malentendidos culturales.
A Johar le entusiasmaba hacer realidad esta idea, un híbrido de lo personal y lo épico, enmarcándola con la historia de una pareja india transcultural que vive en los Estados Unidos después de los sucesos del 11-
S. Se enfrentarían a la agitación social que afectó a tantas personas originarias del Sudeste Asiático a las que, sin pensarlo dos veces, se consideró generalmente como terroristas sin más fundamento que sus características físicas y su iconografía cultural.
“MI NOMBRE ES KHAN es, en el fondo, la épica historia de amor de dos personas que tienen una forma singular de ver el mundo”, dice Johar acerca de la película.
Johar reconoce sentirse atraído por relatos que eliminan las capas que cubren una relación; por historias de compasión, compromiso y devoción entre adultos. Para Johar, a sus treinta y siete años, “esa fuerza
especial” que se oculta en el interior de un individuo es lo que sustenta la búsqueda en pos del camino de regreso al centro de la realidad: cada uno de los demás.
Durante sus viajes por los Estados Unidos, Johar asistió a menudo a cenas y participó en la discusión de temas que eran primordiales entre los intelectuales indios que viven en Nueva York. Éstos compartían, con tanta pasión como dolor, la difícil situación que experimentaban sus compatriotas en Norteamérica; que no eran intelectuales ni podían defenderse de una creciente marea de animadversión y confusión creada después de los ataques del 11-S.
“Me pregunté qué efecto tendría esa clase de tensión y de miedo en una pareja hindú-musulmana”, observa Johar.
A medida que Johar, que nació en Bombay, iba recorriendo los Estados Unidos, se reunía con organizaciones musulmanas locales que ardían en deseos de contar nuevamente el acoso al que se enfrentaban no sólo en las grandes ciudades sino también en los pueblos más pequeños.
“Cuando conocí a esas personas”, recuerda Johar, “que podían decirme de primera mano la sensación que producía el lanzamiento de piedras y botellas contra sus mezquitas, el vandalismo que sufrían sus negocios y la intimidación de sus hijos en la escuela, una voz interior me gritaba: ‘Pero, ¿es que estas personas, estos norteamericanos tan cultos, no entienden que no se puede catalogar a todo un continente
basándose en los horripilantes actos de un puñado de personas?’ Al final, uno se da cuenta de que no pueden entenderlo porque nadie se lo enseñará. Fue entonces cuando me di cuenta de que la historia de esta pareja podía tener la máxima repercusión si alguien sacrificaba algo para hacer llegar un mensaje de tolerancia a una nación confusa y herida”.
QUIÉN ES KHAN: LA CREACIÓN DE UN HÉROE INHABITUAL...
A su regreso de los Estados Unidos, Johar se puso en contacto con la guionista Shibani Bathija, encantandole la oportunidad de contar una historia de amor de un tipo distinto, aceptando el desafío con entusiasmo.
“El punto fuerte de Karan como narrador”, asegura Bathija, “es su capacidad de comprender y ver relaciones de una forma que a la mayoría de nosotros nos pasa desapercibida. La primera tarea era la de dar a Rizvan Khan la adecuada motivación para su odisea. “Muy pronto nos dimos cuenta de que el guión no debería contener un exceso de sermoneo”, afirma Johar. “Tampoco queríamos que el punto de vista del protagonista fuera blanco o negro. Pretendíamos que no fuera agresivo ni arrogante, evitando incluso el riesgo de que su aventura resultara recargada o aplastante a fuerza de rectitud. Aspirábamos a que sus intenciones tuvieran su origen en una pureza simplista”.
Después de discusiones sin cuento y de devanarse los sesos hasta el infinito, Johar y Bathija crearon una solución sin igual. Querían hacer de Rizvan alguien que pudiera contemplar el mundo a través de unos ojos completamente diferentes, contribuyendo así a crear un historia atractiva y divertida. 
Johar añade que “no sería capaz de mirarme a la cara si tuviera la sensación de que, en esta película, había representado de forma errónea a toda una comunidad de personas por no haber realizado una investigación adecuada por pura holgazanería. Más que la cierta responsabilidad que sentía, mi curiosidad por aprender más acerca del Asperger y de la forma como las personas que lo padecen logran llevar una vida feliz y afortunada a pesar de todo, fue lo que hizo que la empresa de crear estos personajes y descubrir sus rarezas me resultara aún más liberadora”.
Johar asegura que, a medida que avanzaba el proceso de elaboración del guión, establecer contacto con la Sociedad Nacional de Autismo (NAS) resultó esencial para conseguir información explícita sobre su trabajo.





























































