Por PACO CASADO 

 Mientras que el terror está bajando en el interés de los espectadores, en cambio la comedia se mantiene, quizá porque en los momentos de crisis queremos que nos diviertan, que nos hagan olvidar las preocupaciones, a que nos aterroricen, que ya tenemos bastante con las noticias que nos ofrecen cada día los periódicos.
 Así tanto la directora Anne Fletcher, que desde que debutó con Step-up y siguió con 27 vestidos se halla inmersa en la comedia, como su protagonista, Sandra Bullock, que es el género que mejor le va, ha vuelto al género tras cuatro años ausente de él.
 La actriz consigue con esta película el mejor arranque de una comedia suya en la semana de estreno en EE.UU., con más de 34 millones de dólares y habiendo duplicado en tres semanas la cifra de los 30 millones de euros que tuvo de presupuesto.
 Esta comedia de la productora Disney, a través de su filial Touchton, es una cinta sin problemas, como corresponde a esta firma, ya que es una historia tratada con bastante limpieza sobre la guerra de sexo.
 Margaret Tate es una dura editora a la que todos en su empresa le tienen miedo, pero su visado ha caducado y está a punto de ser deportada a su país de origen, Canadá. La solución es obligar a su secretario, Andrew Paxton, que se case con ella, a lo que accede a cambio de que le publique su novela, pero antes han de demostrar a inmigración que no es un matrimonio de conveniencia con el que engañar a la administración para conseguir su propósito de quedarse en EE.UU.
 Todo lo que viene detrás de este arranque es de sobra conocido, ya que el guión del novato Peter Ciarelli, hasta ahora productor, no ofrece ninguna novedad en su esquema, ya que el tema de la inmigración ha sido tratado con anterioridad, entre otras en Matrimonio de conveniencia, como igualmente el de la mujer que se ha hecho a sí misma y ha llegado a lo más alto de su empresa o la apología que hace de la importancia de la familia.
 A pesar de ello resulta divertido gracias a varios gags distribuidos con habilidad a lo largo del argumento, narrada con frescura por parte de Anne Fletcher e interpretada con corrección por la pareja protagonista que tiene buena química, bien apoyada por veteranos como Craig T. Nelson y Mary Steenburgen como los padres de él y Betty White, la entrañable chica de oro, como la simpática abuela.
 Un film que todo el mundo sabe lo que va a ver, que no engaña a nadie, que resulta cómico y que hace pasar un rato divertido.