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CRITICA
Por: PACO CASADO
Agatha Christie, la famosa escritora de novelas policíacas, tiene en su haber dos obras destacadas a nuestro gusto, 'Testigo de cargo' y 'Diez negritos', esta última ha sido llevada al cine en varias ocasiones.
Ambas son ampliamente conocidas por el gran público.
La primera fue llevada a la pantalla en 1957 por Billy Wilder y la segunda pasó de la novela al teatro y después se transformó en celuloide varias veces.
Agatha Christie era una auténtica malabarista de la intriga, manejaba las situaciones con notable habilidad y buscaba siempre el golpe de efecto para impresionar.
Sus obras tienen el valor del crucigrama, a falta de otra dimensión más elevada.
'Diez negritos' es una novela clásica en el terreno de la intriga.
Diez personas son invitadas a una casa apartada de la ciudad, por un misterioso señor desconocido.
Partiendo de esta estructura claramente situacional, que le va muy bien al teatro, el argumento se interesa por la psicología de los personajes, por sus complejos de culpabilidad y desconfianza con respecto a los demás invitados.
La autora no se olvida tampoco de su dimensión humana, lo que supone un tanto a favor.
'Diez negritos' se ha considerado a veces como una obra de suspense y en este sentido tiene menos posibilidades, al dar la autora el golpe al final como algo secundario.
Los cineastas se empeñaron en tratar de imitar a Alfred Hitchcock.
El trabajo de George Pollock no es demasiado bueno y lo rodado está torpemente montado y demuestra no dirigir bien a los actores del reparto.
De entre ellos destaca por su veteranía Wilfrid Hyde-White.
La fotografía tiene algunos defectos aunque logra una atmósfera bastante funcional.
No cabe duda que esta versión fílmica es inferir al original literario.
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