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CRITICA
Por: PACO CASADO
El guionista de esta historia es Andy Breckman, natural de Princeton, donde durante más de veinte años se llevó investigando, en la Universidad allí enclavada, un genio como Albert Einstein, desde que huyó de Europa en 1933.
Pues bien, en esa misma ciudad se le ha ocurrido instalar un argumento que tiene al creador de la teoría de la relatividad como principal protagonista y que por unos momentos deja sus investigaciones científicas para dedicarse a casamentero de una supuesta sobrina, ideada para la película, encaprichada de un aburrido científico.
El tío se da cuenta de que lo que la chica necesita es un hombre mucho más alegre y divertido, condiciones que cumple un mecánico cercano aficionado a los temas científicos.
Para hacer que se fije en él se le ocurre a Albert Einstein y sus compañeros científicos, disfrazarlo de tal y hacer incluso que presente una moción en un congreso que se celebra en dicha universidad y que ha organizado su sobrina.
Hasta el propio Eisenhower acude a apoyar el descubrimiento, del que después se destapará su falsedad.
Está visto que para la comedia del cine de Hollywood no hay nada imposible y cualquier tema puede ser válido con tal de divertir al personal, aunque sea jugando con personajes reales unidos a otros inventados, como en este caso es el del eminente Albert Einstein, como podía haber sido cualquier otro nombre famoso, ya que de lo que se trata es del clásico romance para construir una comedia al estilo de las de Frank Capra y compañeros mártires de su época, de los años cincuenta.
Es justo en este segmento temporal en que se desarrolla esta entretenida, fútil y superficial historia, con un guion que posee algunas reiteraciones y con otros aciertos parciales para contrapesar.
La cinta está llevada a cabo por un director como el australiano Fred Schepisi, que no es un habitual de la comedia, como se puede observar por sus films anteriores (La casa Rusia, Plenty o Un grito en la oscuridad), a excepción de Roxanne, y que se encargan de interpretar la siempre sonriente Meg Ryan y el actor de moda Tim Robbins, apoyados por el veterano Walter Matthau, bien caracterizado de Einstein.
En definitiva una sencilla comedia para pasar el rato.
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