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CRITICA
Por: PACO CASADO
Terror y sexo, esta es la fórmula empleada, una vez más por Amando de Ossorio en la serie de películas que está realizando últimamente, tratando de ponerse a la moda de lo que se lleva, como antes, años atrás, hacía películas del Oeste.
Deja aquí, en esta película, la serie que parece haber terminado en "El ataque de los muertos", última de sus cintas vista precisamente no hace mucho.
Pero no se aparta del género del terror, el cual, adobado con una serie de detalles sexys parece funcionarle bien desde el punto de vista comercial, aunque después a la hora de hacer un análisis un poco más detallado y profundo del film no resista lo más mínimo a estas consideraciones.
En esta ocasión la temática del largometraje gira en torno a la leyenda de la sirena Lorelei, celosa guardadora del tesoro de los Nibelungos, que se convierte en fiera al contacto con los rayos de la luna, atacando así a las personas, generalmente mujeres guapas y con poca ropa al ser de noche.
Este constante exhibicionismo, por el que desfila una amplia galería de chicas, el posible atractivo de Tony Kendall para el público femenino, un colorido y fotografía hechos para que se vea todo, menos el monstruo y una música funcional de García Abril, componen este producto de serie B o C de nuestra pobre cinematografía.
El constante exhibicionismo es su punto más destacado en referencia al tema de la moralidad.
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