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CRITICA
Por: PACO CASADO
Robert Altman produce a quien fue en los años 70 su guionista y ayudante de dirección, Alan Rudolph, esta mezcla de thriller y comedia, protagonizada por Trixie, una detective muy particular, algo tontorrona, que acepta el cargo de vigilante en un casino invadido por carteristas y vividores.
Un día se tropieza con el caso de un corrupto senador que aparece como principal sospechoso del asesinato de una cantante country-pop que le chantajeaba con una cinta de video incriminatoria, con escenas comprometedoras para el político.
Alan Rudolph que es un realizador desigual, capaz de lo mejor y de lo peor, se introduce en esta trama policiaca con envoltura de comedia, siempre con su toque personal y contando con su habitual habilidad para elegir buenos repartos y dirigir a los actores, en los que suele aparecer su actor fetiche, un histriónico Nick Nolte, que aquí incorpora al corrupto senador con aplomo.
La baza principal está en la actriz británica Emily Watson, que incorpora a la ingenua y disléxica detective que se embarulla con el lenguaje, cambiando los términos y construyendo absurdos juegos de palabras de los que resultan frases bastante simpáticas. Finalmente termina resolviendo el caso.
Alan Rudolph logra una película que sin caer en el tópico interesa y entretiene con un imaginativo sentido del humor, aunque con un ritmo menos cansino hubiera resultado mucho mejor.
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